María Isabel García: "Históricamente el agro ha sido un mundo de hombres"

Igualdad

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María Isabel García.
María Isabel García. / D.A.
Carlos Javier Lillo

02 de diciembre 2023 - 06:00

María Isabel García debe ser una valiente para muchos, al menos para los más pesimistas, aquellos que dicen, con cierta parte de razón, que sin agua ya no hay campo y que todo se acaba. Su salto al mundo agrícola fue, como suelen pasar las cosas en la vida, imprevisto. Llegó en 2015 y, como este periodista de ciudad está ya acostumbrado a escuchar, por la familia. El campo debe ser una de esas pasiones que se llevan en las venas y que se van transmitiendo de generación en generación. Con su finca de olivos y almendros, heredada de quiénes la precedieron, cuenta con un contagioso entusiasmo cómo quiere cambiar las cosas, entrar en “otra dimensión” que repercuta siempre en beneficio del cliente y que lo acerque a los productores. De temas como la lluvia, o lo que queda de ella, versará la conversación que tiene cada vez más mujeres apostando por trabajar el campo.

–Habla mucho la prensa de la ‘brecha de género’ pero tantas veces cuesta aterrizar ese concepto. ¿Cómo se da hoy esa desigualdad según se nazca hombre o mujer?

–La brecha de género es palpable en todos los sectores de la economía y en el sector primario también se sufre de forma muy contundente. Históricamente ha sido un mundo de hombres y aunque esto va cambiando poco a poco son procesos que llevan su tiempo y la sociedad debe interiorizar que la incorporación de la mujer en el mundo laboral es una realidad, no solo desde puestos más operativos sino también dirigiendo empresas de éxito. Es necesario de una mayor sensibilización y divulgación que ayuden a comprender el papel de la mujer dentro del mundo agrícola.

–Se refiere usted a la sensibilización para comprender el papel femenino, ¿se están dando pasos ya hacia la igualdad efectiva?

–Hay que hacer un esfuerzo multilateral que avancen en una misma dirección, desde las administraciones públicas que deben ofrecer oportunidades para el desarrollo del talento aplicando políticas efectivas que frenen ese brecha, pero también hay que ver las estrategias a seguir en cada zona y cada segmento, no es lo mismo la agricultura que se practica por ejemplo en el poniente que la que realizamos en la zona norte de la provincia, tenemos algunos problemas comunes , como la sequía, costes de producción, comercialización, pero otros muy particulares de cada zona por lo tanto las estrategias que se deben seguir deben focalizarse y adaptarse a cada zona. Si tenemos diferencias dentro de una misma provincia imagínate entre regiones, por eso pienso que es importante conocer la idiosincrasia de cada zona y ver que sinergias se pueden aprovechar y que políticas hay que aplicar de forma particular. Se ha avanzado mucho si comparamos con el pasado, pero si miramos hacia el futuro aún queda mucho camino por recorrer.

–Y usted, ¿cómo se introdujo en un mundo que, además, es más complicado tradicionalmente para la mujer?

–Tenemos una finca pequeña familiar de olivos y almendros, de toda la vida, hace unos años pude entrar en una convocatoria de jóvenes agricultores, me dotó de algunos recursos económicos para poner la finca en producción, me formé en algunos aspectos concretos y decidí con el apoyo de mi familia, que era un buen momento para trabajar por darle otra dimensión. Nuestra misión es poner nuestra edición limitada de producto directamente del agricultor al consumidor final. Aplicamos técnicas para favorecer el resultado del producto final pero también respetamos el suelo y el paisaje. Nos esforzamos cada día por mejorar cada una de las labores para obtener un aceite ecológico de calidad, hoy en día lo estamos comercializando con el nombre de Raíces de Almajalejo.

–¿Cómo ve la situación del sector en unos años en cuanto a la presencia de la mujer? La esperanza es que haya una mejoría en esta materia

–Aunque hay diferencias evidentes todavía entre hombres y mujeres en el sector agrícola, hay una ligera tendencia a una mayor presencia de la mujer dentro del sector, confío en que los próximos años se vaya consolidando esta tendencia. Considero como aspecto fundamental el desarrollo y compromiso de políticas agrarias, tanto europeas como estatales que incentiven y promuevan el emprendimiento de mujeres para conseguir una mayor igualdad. Otro aspecto importante en mi opinión es la formación y preparación en el ámbito de las mujeres para una mayor profesionalización para poder adquirir puestos de mayor responsabilidad y liderazgo. Trabajar por unos mercados menos opacos y apostar por la modernización de las explotaciones también ayudará a que mujeres valientes asuman el reto de dirigir sus propias explotaciones.

–La lluvia, o la falta de ella, está lastrando el futuro, ¿será la sequía una incómoda compañera de viaje en los próximos años?

–La sequía es un problema que venimos arrastrando en esta zona desde hace muchos años, estamos acostumbrados a realizar una gestión eficiente del agua por la escasez en la que nos hemos movido siempre, la situación se torna más delicada cuando empieza a generalizarse y en zonas donde solían disponer de más recursos de este bien común, ven el fantasma de la sequía cada vez más cerca.

La falta de agua en nuestros cultivos, es el fin de los mismos, sin querer ser catastrofista todo el mundo sabe que paradójicamente, sin riego el campo se “ahoga”. Por otro lado, si todos somos iguales en derechos y obligaciones no parece nada justo que en Almería paguemos uno de los precios más altos por m3 de agua, con la consecuente pérdida de competitividad con respecto a otros compañeros que manejan menos costes solo por el hecho de tener su explotación en una zona más favorecida en caudales fluviales. El futuro es desalentador en este sentido solo cabe una gestión hidrográfica lo más eficiente que nos permita la tecnología para revertir un poco la situación y una distribución más equitativa y justa para todos, de este bien esencial.

–Con este panorama, ¿hay esperanza para el joven?

–Los jóvenes quieren incorporarse en aquello donde vean una oportunidad de crecimiento y desarrollo profesional, hay que defender y promover un modelo sostenible en el tiempo y económicamente rentable. A veces nos invade un sentimiento nostálgico o incluso romántico que nos lleva a estar cerca de explotaciones solo por el apego que nos une a la memoria con nuestros antepasados o momentos vividos en la infancia, este vínculo emocional nos hace estar ahí incluso en situación de pérdidas. Esta situación es intensa pero no es duradera en el tiempo, nos guste mas o menos vivimos en una sociedad capitalista dónde los recursos financieros son imprescindibles para sobrevivir. Quizás el anhelo nos acerque al campo pero solo un balance contable positivo nos hará quedarnos.

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