>

Setos ecológicos, freno natural a plagas

  • El Proyecto Recupera 2020 de Cajamar y CSIC crean infraestructuras ecológicas para a potenciar el control biológico y reducir el uso de plaguicidas

  • Los resultados evidencian su papel clave en la protección de cultivos

>actualmente, España es el segundo país en número de invernaderos del mundo, concentrados la mayor parte de ellos en la provincia de Almería, que se ha convertido en epicentro de una agroindustria que genera dos billones de euros al año.

Uno de los principales handicaps de la horticultura intensiva son las plagas, lo que convierte a este tipo de cultivos en especialmente vulnerables. Sin embargo, el uso de plaguicidas solo está permitido respetando el concepto de 'cero residuos'.

Especies como el perejil o la retama son válidas para la atracción de enemigos naturales

Los cambios en los últimos años plasmados en más exigencias por parte de los mercados y la globalización ha hecho que las explotaciones agrarias almerienses se hayan puesto manos a la obra para generar productos de gran calidad, con garantía de salud, y así poder aumentar su competitividad en el mercado internacional. Algo que se está haciendo, pues si hay un sector en la provincia capaz de adaptarse a los cambios y a las necesidades, incluso ir por delante de que estas se conviertan en una necesidad, ese es el agroalimentario.

En este contexto, la Fundación Cajamar en su intensa labor de investigación agroalimentaria para hacer más competitivo el agro almeriense, participó en el proyecto 'Recupera 2020. Nuevas tecnologías para aumentar la eficiencia del control biológico de plagas en el entorno de los invernaderos', desarrollado por investigadores de la Estación Experimental del Zaidín del CSIC (Granada) y de la Estación Experimental, que tuvo como objetivo global el diseño de Infraestructuras Ecológicas destinadas a potenciar el control biológico por conservación y reducir las necesidades de plaguicidas y aumentando así la calidad de los productos.

La Fundación ya cuenta con resultados basados en estas investigaciones focalizadas en el control biológico de plagas que evidencian el papel clave que ejerce la biodiversidad funcional en la protección de los cultivos, centrándose en el control que sobre las poblaciones de organismos plaga ejercen sus enemigos naturales (parasitoides y depredadores). En este sentido, ha demostrado que la supervivencia de tales enemigos naturales está directamente relacionada con el manejo del hábitat donde desarrollan su ciclo de vida. Así, un adecuado manejo de los recursos vegetales necesarios para el desarrollo biológico de los enemigos naturales de plagas (polen, néctar, sitios de apareamiento o refugio), incrementa su supervivencia y en consecuencia su eficacia como agentes de control. Sin embargo, la pérdida y el aislamiento de hábitats seminaturales en el área de invernaderos de Almería, caracterizada por un paisaje monótono con escasa diversidad biológica, hacen que los cultivos que se desarrollan bajo ellos sean extremadamente vulnerables a plagas y enfermedades.

Directamente relacionado con la mejora de la supervivencia y eficacia de los enemigos naturales de plagas a través del manejo del hábitat surge recientemente el concepto de Infraestructura Ecológica. Las Infraestructuras Ecológicas hacen referencia a elementos del paisaje tales como setos, praderas seminaturales, bandas de vegetación natural, barbechos de flores silvestres, etc. cuya efectividad depende de su calidad ecológica, así como con su distribución y la vinculación con otras infraestructuras ecológicas.

Su planificación y gestión son uno de los temas claves del control biológico por conservación. De esta manera, zonas de vegetación autóctona, distribuidas entre los invernaderos, deben mejorar la eficiencia de las técnicas de control biológico de plagas, limitando además el movimiento de organismos plaga entre cultivos vecinos. Estas zonas deben estar formadas por especies vegetales que no sigan la dinámica de los cultivos agrícolas, brindando así la posibilidad de suministrar alimento a la población de enemigos naturales en las épocas donde no hay cultivos y por tanto presas (plagas). La selección de plantas es, por tanto, un primer paso de vital importancia del que dependerá el éxito de la infraestructura ecológica. Teniendo en cuenta todos los criterios deseables para que una planta sea atractiva para los enemigos naturales de las plagas y adecuada para conformar setos, el grupo de investigación seleccionó 29 especies pertenecientes a 18 familias botánicas las cuales reunían todos los requisitos.

Una vez seleccionadas las especies, se diseñó un jardín xerofítico de unos 800 metros cuadrados en el que las plantas se dispusieron de la misma forma que ellas se agrupan espontáneamente en la naturaleza. La plantación fue establecida a finales de 2010. Cuando las plantas alcanzaron un porte adecuado se procedió al muestreo y caracterización de la artropodofauna asociada a estas especies en nuestras condiciones.

Estos muestreos se realizaron en campo con aspirador entomológico, planta a planta, una vez al mes desde mayo de 2012 hasta junio de 2013. Este tipo de muestreo dio una idea parcial de la biodiversidad presente porque solo es posible muestrear pequeños artrópodos asociados a la parte aérea de la planta, pero no es posible recoger grandes insectos voladores, la ácarofauna o la fauna de suelo que requiere de otros métodos de trampeo. Además, una vez por semana se hizo el seguimiento de la fenología de la floración para poder determinar qué recursos florales están disponibles en cada momento (periodos de floración, morfología de las flores, presencia de nectarios extraflorales, etc). Una vez recogidas las muestras, éstas se limpiaron en laboratorio bajo binocular para determinar taxonómicamente los artrópodos recogidos y poder estudiar la abundancia y la riqueza de especies, así como las dinámicas de poblaciones a lo largo del año, con el objetivo de entender su papel en este ecosistema.

Toda la información recogida es la base para conformar setos fuera de los invernaderos. En las conclusiones del estudio se dan las claves para seleccionar las plantas a emplear según tres estrategias: la primera apunta a la necesidad de evitar la presencia de plantas que atraen mucha plaga y pocos enemigos naturales.

En segundo lugar hay que potenciar la presencia de plantas que sobre todo atraen enemigos naturales. En el estudio se detectaron algunas especies así como el perejil de mar (Crithmun maritimun), el cornical (Periploca angustifolia), la olivilla (Phyllyrea angustifolia), el acebuche (Olea europea), la efedra (Efedra fragilis) la retama (Retama sphaerocarpa), el mirto (Myrtus communis), o el durillo (Viburnum tinus).

Por último, seleccionar plantas que atraigan mucha diversidad, siendo esta es la situación más común, allá donde hay mucho alimento hay muchos comiendo. Ordenando las especies de plantas del estudio en función de la cantidad de enemigos naturales que atraen, destacan las labiadas (romeros y tomillos) que albergan mucha biodiversidad, soportan mucha diversidad de fitófagos, pero también muchos enemigos naturales de los mismos.

Lo que está claro, y la IOBC (International Organization for Biological and Integrated Control) así lo señala, es que en cualquier caso el daño potencial que pueda producir establecer estas infraestructuras ecológicas en el entorno de nuestros cultivos es mucho menor que el papel beneficioso que tienen como fuente de alimento y refugio para soportar y mantener poblaciones de fauna auxiliar beneficiosa que van a proteger al cultivo. La información generada por este proyecto permite al campo almeriense diseñar infraestructuras ecológicas adaptadas a la diferente disponibilidad de espacio entre los invernaderos. La idea es diseñar setos a la carta y escoger distintas conformaciones de plantas para conformar barreras vegetales específicas que exploten ciertas complementariedades y sinergias para responder a problemas concretos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios