AGR Almeria

El turrón artesanal de Olula de Castro, imprescindible en Navidad

  • La familia Mesas lleva casi medio siglo elaborando este producto típico, una actividad que comienza a principios de noviembre · Produce entre 700 y 800 kilos cada campaña · Las tabletas son, en su mayoría, de medio kilo, aunque también hay de un kilo · El precio de este año son 13 euros el kilo

Bien 'esturreaíllas'. Ese es uno de los trucos para que el turrón artesanal de la provincia quede en perfecto estado. Que las almendras se añadan en el momento adecuado y en la cantidad perfecta que admita la melaza prepara anteriormente.

"Llevamos cuarenta años elaborando turrón. No lo hacemos por dinero, qué va, lo que ocurre es que la gente que nos conoce, repite cada año, así que lo hacemos por tradición", explica Guillermo Mesas Cano.

El despertador suena a las 7:30 de la mañana. Guillermo y su mujer, Carmen Mesas Iglesias, comienzan la tarea con la ilusión de saber que están realizando una labor artesanal, una cultura que debería perpetuarse a través de los más jóvenes, quienes han huido hacia la capital y el litoral almeriense, dejando atrás el pueblo, en busca de alternativas laborales, a su juicio, más atractivas.

Olula de Castro es el centro neurálgico del turrón artesanal almeriense por excelencia. La familia Mesas le pone su sello: paciencia, cariño e ingredientes de primera calidad.

Cuatro kilos de miel de Los Filabres, cuatro kilos de azúcar, ralladura de limón, una veintena de claras de huevo y alrededor de cuatro kilos de almendras, que este años proceden, en su mayoría, de California, ante la escasez de las autóctonas por las heladas.

Son los padres del alcalde, Guillermo Mesas, que muestra con orgullo una cultura que considera que "no debería perderse nunca" porque perpetúa las tradiciones y raíces del municipio, que, de no ser así, se diluirían con el paso del tiempo.

Los miembros de la familia Mesas comienzan a elaborar el turrón a principios del mes de noviembre y continúan hasta que concluye la Navidad, a primeros del año siguiente.

Tradicionalmente, la fecha de inicio la marcaban las fiestas patronales, en la segunda semana de noviembre, en honor a la Virgen del Patrocinio.

En la zona también se produce turrón con máquina, es decir, un artefacto eléctrico remueve la mezcla con unas paletas, de forma más rápida, por lo que en una hora el proceso ha concluido. Esto tiene como contrapartida un sabor menos intenso como el que se consigue con el movimiento manual durante cuatro horas, al baño maría calentado a fuego lento, en una chimenea con leña de almendro u olivo.

"Han llamado para reservar 40 kilos para El Ejido", comenta Carmen a su marido. Los clientes del turrón de la familia Mesas son fijos. Quienes lo prueban, quedan encandilados y, año tras año, reservan una cantidad y se pasan por allí para recogerlo.

Otros, amigos más cercanos, se acercan, incluso, a pasar la jornada. Es el caso del empresario Rafael Úbeda, presidente de Castillo de Tabernas, que se acercó hasta Olula de Castro la semana pasada con su mujer, para preparar una 'ollica' de turrón durante la mañana y, después, degustar unas 'miguicas', junto a la lumbre de la chimenea, para llevarse a su casa, al final de la jornada, los 14 ó 15 kilos de turrón elaborados y listos para su consumo.

La producción diaria de los Mesas depende de cuántas perolas realicen. Cada una genera cerca de quince kilos, que se envasan en tabletas de 0,5 kilos, más manejables y demandadas, y de 1 kilo. Como cada una conlleva más de cinco horas de trabajo, la media es de unos 30 kilos diarios. Esto significa una producción de entre 700 y 800 kilos por campaña.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios