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El sector de ornamental en Almería se saca la espina

  • Antonio Gonzálvez, productor de La Mojonera, explica su situación un año después de decretarse el primer estado de alarma

Antonio Gonzálvez, productor de flor ornamental en La Mojonera

Antonio Gonzálvez, productor de flor ornamental en La Mojonera / Javier Alonso (Almería)

El 2020 empezaba como cualquier otro año para la campaña de flor ornamental. Pero en marzo, en el apogeo de la comercialización, todo se truncaba para este sector, al igual que para el mundo entero. La crisis sanitaria y las medidas del estado de alarma rompieron los esquemas. Para Antonio Gonzálvez, productor en La Mojonera, al igual que para sus compañeros de profesión, la situación se volvió crítica. Hoy, las flores han recuperado su destino, dejando atrás la imagen de aquellos contenedores llenos de vida y con ello, por el momento, este joven productor vuelve a respirar tranquilo.
Gonzálvez dispone de una pequeña explotación, pero que aún así cuenta con 5.000 metros de invernadero, de los que vive. En un ejercicio, su producción ronda las 110.000 unidades de macetas, generando en primavera su gran volumen, unas 60.000. La irrupción de la pandemia le sorprendía con unas 30.000 plantas listas para dispensar, sobre todo, en el mercado francés, ya que más del 80% de sus flores va para exportación. Este productor tiró unos 12.000 euros a la basura, hubo plantas que, sin remedio y para poder optar a las ayudas días después anunciadas, acabaron en vertedero, otras las donó y otras pudo salvarlas en la venta puerta a puerta. Un hecho paradójico es que, en los momentos iniciales, tuvo que prescindir de los dos trabajadores que le acompañan a él -uno fijo y otro eventual para los momentos punta de la temporada- y a su pareja Isa, con la que lleva la explotación, y, posteriormente, tuvo que recuperarlos para destruir las plantas que ellos mismos habían hecho crecer. Por las macetas que pudo certificar su imposibilidad de venta y destrucción se le aprobó una ayuda de 5.000 euros, si bien, hace unas semanas no había recibido aún tal importe.
El 80% de la producción del invernadero de ornamental de Gonzálvez va a exportación El 80% de la producción del invernadero de ornamental de Gonzálvez va a exportación

El 80% de la producción del invernadero de ornamental de Gonzálvez va a exportación / Javier Alonso (Almería)

La COVID-19

no solo tuvo su impacto en las macetas que estaban en su finca, también en las que ya estaban en camiones en destino o llegando al mismo, ya que algunos, no todos, de los clientes las desestimaron y no quisieron descargar los vehículos porque ellos tampoco podrían darle salida, ya que hay que tener en cuenta que las medidas restrictivas para hacer frente a la crisis sanitaria no sólo se llevaron a cabo en España, pues el coronavirus ya estaba haciendo estragos en toda Europa. “Pasados esos primeros meses, al final, en nuestro caso, pudimos salvar la campaña. No había suficiente planta en el mercado, porque ante la incertidumbre la producción bajó y vendimos todo lo que teníamos”. Este productor también recuerda a sus compañeros de flor cortada, “ellos lo pasaron peor”.
Como señalaba Francisco Rubio, responsable de Ornamental en Coexphal, en España los productos de la horticultura ornamental representan un 3,2% de la producción vegetal final (PVF), con una superficie cultivada que asciende a aproximadamente 4.500 hectáreas, y un valor de la producción nacional en origen de más de 1.000 millones de euros, siendo las principales comunidades productoras: Andalucía y la de mayor crecimiento la provincia de Almería con más de 450 hectáreas; le siguen la Comunidad Valenciana, Cataluña, Canarias, Galicia, Aragón y Murcia. La rentabilidad social de la producción es muy elevada, dado el alto contenido en mano de obra que se incorpora y supone alrededor de 40.000 empleos, concentrados en zonas donde la dependencia de este sector es muy alta. De acuerdo a los datos que manejaba Coexphal por el mes de abril, sólo en Almería, el sector de planta ornamental perdería unos 100 millones de euros previstos para ingresar por las ventas habituales de aquellas fechas primaverales: fiestas como las Fallas o Feria de Sevilla, Semana Santa, o días claves para el sector como el Día de la Madre. A esa falta de ingresos había que sumar las pérdidas; en el caso de Antonio Gonzálvez, 100% del gasto ya estaba hecho.
La producción ronda en esta explotación las 110.000 unidades de macetas al año La producción ronda en esta explotación las 110.000 unidades de macetas al año

La producción ronda en esta explotación las 110.000 unidades de macetas al año / Javier Alonso (Almería)

Hay aspectos que durante este año y en este nuevo estado de alarma han cambiado. Mientras que en el primero el sector de la flor no se consideraba de primera necesidad, ahora, en los momentos duros aunque sin llegar a aquel primer confinamiento, cuando las medidas implican la apertura solo del comercio esencial se tiene en cuenta las flores, ya no solo para trabajar como sector primario -algo que nunca ha cesado pues a la planta había que cuidarla y mantenerla- sino para vender al cliente final. Fue una demanda entonces y aunque aún hoy hay quien se sorprende cuando ve floristerías abiertas, al relacionar esencial con salud, limpieza y alimentación, todo tiene su explicación. Y es que las plantas también son un producto perecedero, si no se le da salida mueren y, con ello, todos sus costes de producción que, como explica Gonzálvez, cada vez son mayores.

Para este productor de La Mojonera, la actual es su séptima campaña, él produce sólo plantas de flores y algo de aromáticas. De media, sacar una maceta adelante para su venta puede llevar unos 3 o 4 meses, tal y como detalla. Él trabaja directamente con esquejes, luego sus cuidados hacen el resto para que la flor llegue a su estado óptimo de comercialización. Puede decirse que este productor ha sido autodidacta; como apunta, dedicarse a ornamental no ha sido fácil. Ha aprendido a base de errores y gracias a otros compañeros que se dedican a lo mismo a los que ha preguntado cuando ha tenido alguna duda, ya que el conocimiento o el asesoramiento en esta materia, según explica, es más limitado en comparación con otros productos como las frutas y hortalizas para los que hay más técnicos especializados. A pesar de ello, su trabajo le apasiona y, como él señala, le va bien; en esta línea, destaca también los buenos comerciales que hay. Él ya se ha ganado la confianza de sus clientes para algunos de los que ya trabaja sobre pedido.
Igual que se hace con los productos alimenticios toda maceta lleva su ‘DNI’, un registro por el cada paso que da queda marcado para garantizar la trazabilidad de la misma. Por otro lado, la apuesta por la sostenibilidad está patente y es que los maceteros son de plástico reciclado.
Este mes, la flor de temporada, como claveles en macetas o dimorfotecas -que los menos conocedores de la floricultura pueden identificar como margaritas-, vuelve dar color a su invernadero. Según explica Antonio Gonzálvez, la demanda se ha recuperado e incluso ha aumentado, en su opinión puede haber varios motivos como el intenso frío de meses atrás, sobre todo, fuera de España, o el hecho de que la gente pase más tiempo en casa, tanto por las restricciones como por el teletrabajo, y esto le haya llevado a un consumo mayor de plantas para alegrar su día a día.

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