Agricultura

La fresa de Almería: del campo a la mesa de París

  • El cultivo hidropónico es un concepto novedoso en el área de cultivo almeriense procedente de los Países Bajos.

  • En Almería esta forma fue incorporada a la producción de fresas de la mano de Indalfresh

Kees Jansen y Victoria Rodríguez de Indalfresh

Kees Jansen y Victoria Rodríguez de Indalfresh / Javier Alonso

No es necesario decir que el alcance de exportaciones almerienses es de gran envergadura a nivel internacional. En cualquier mesa del continente se pueden encontrar productos procedentes de la provincia, sobre todo productos agroalimentarios, pero en cuanto a producción frutícola, le supera la provincia onubense con ese fruto rojo llamado fresa.

Desde hace algún tiempo algunas empresas almerienses han intentado abrirse un hueco en este mercado de la fresa. Sin embargo, es muy difícil competir con el gigante de Huelva que centra todos sus esfuerzos en hacer crecer un fruto duro, de gran tamaño, que sea capaz de resistir a las largas rutas de exportación a la que está destinado. Por ello, las empresas que han perdurado en Almería han centrado la venta de la fresa en el entorno local.

Las fresas de Huelva cuentan con la perdurabilidad, lo que es su principal atractivo y punto a favor. Obtienen esta característica gracias a un cultivo intensivo en tierra bajo el plástico de un invernadero y la humedad sofocante del regadío. Mientras que el sector de la fresa almeriense ha optado por un concepto de cultivo totalmente nuevo y muy diferente al tradicional, que no se centra tanto en aumentar en el tamaño del fruto, sino en preservar la calidad y el sabor.

Una de las empresas pioneras en el cultivo de la fresa en la provincia es Indalfresh, una pequeña empresa familiar que se define como “multidisciplinar” ya que se ocupa de todo en cuanto a su producto, desde la plantación, el mantenimiento y la recolecta hasta la comercialización. Inició sus andadas hace unos diez años, y que en este tiempo ha conseguido que su producto llegue desde el campo en Roquetas de Mar hasta París en en tan solo un día. Se dio a conocer gracias a la incorporación de un concepto nuevo en el cultivo que mejora la calidad del producto. Aunque llegar lejos siempre es bueno, el 90% de lo que produce Indalfresh se queda en el entorno local, lo que permite mantener la esencia de una empresa familiar cercana a su clientes de la zona, o cual es uno de los objetivos fundamentales de la empresa.

El concepto tan novedoso es el cultivo hidropónico, una forma procedente de Holanda, de donde es natural Kees Jansen de Indalfresh. Esta forma de cultivar se basa en crear hileras de brotes suspendidos en el aire, de manera que las raíces de la planta queden colgando. Debajo de ellas, se coloca un canalón- a modo de acequia, con una cierta inclinación-, por donde discurre el agua que transporta todos los nutrientes necesarios para el crecimiento de la planta. De esta manera, el fruto abrsorbe todas las propiedades que debe a través del agua, sin necesidad de plantar la semilla en la tierra. Además, tanto la raíz como el canalón están envueltos en plástico para mantener el calor que necesita la planta para su desarrollo. Así explica el funcionamiento del cultivo hidropónico el pionero de la fresa en la provincia, Kees Jansen.

No obstante, el agua no es el único factor mediante el cual crece el producto, hay más agentes que influyen en la producción de la fresa. La temperatura es un agente fundamental, por ello es tan importante sellar bien con plástico el canalón y la raíz. Las variaciones térmicas son las que determinan la calidad del producto. La ecuación es bastante simple, a mayor temperatura más producción tanto en cantidad, tamaño, continuidad y calidad. Por el contrario, si las temperaturas disminuyen, la cosecha se verá más reducida y es sabor se verá alterado.

"La temperatura es un factor decisivo, a mayor temperatura se incrementa la producción", Kees Jansen

El control de plagas es otro elemento que se debe tener en cuenta en el cultivo de la fresa ya que son la lastra más problemática en todos los cultivos. Los principales que causan daños en el cultivo de la fresa son el pulgón, la araña roja y los trips- insectos de pequeño tamaño cuya alimentación se basa principalmente en especies vegetales-. Un método para deshacerse de los huéspedes no deseados es la cría y el despliegue de una fauna auxiliar, la cual consiste en la introducción de insectos que sean depredadores de insectos parásitos. El principal aliado dispuesto a prestar su ayuda es el orius- una especie de chinche autóctona del mediterráneo cuya alimentación fundamentalmente se compone de trips, llegando a ingerir unos 30 en un día y 300 a lo largo de toda su vida. “La fauna auxiliar se mantiene por sí sola, pero necesita de un cierto cuidado para preservarla en los meses en los que no hay cosecha, que por lo general son en julio y agosto”, dice Victoria Rodríguez de Indalfresh.De esta manera también se reduce el uso de insecticidas respetando el modelo ecológico de cultivo de Indalfresh. Otro insecto indispensable para la cría de la fresa es el abejorro. Este pequeño ser se encarga de llevar a cabo la polinización necesaria para el crecimiento de la planta. Además, resulta como la forma más ecológica y sostenible para el desarrollo del cultivo, las colmenas funcionan de manera autosuficiente y no requieren ningún tipo de licencia para poder adquirirlas, cuenta Jansen.

Cultivo hidropónico de fresas Cultivo hidropónico de fresas

Cultivo hidropónico de fresas / Javier Alonso

Pero hablando de ecología y sostenibilidad, no se puede omitir el tema del agua. El cultivo hidropónico de la empresa Indalfresh, permite que se lleve a cabo una constante reutilización del agua. Los canalones que se sitúan debajo de la planta tienen una ligera inclinación, lo que hace que el agua sobrante que no haya sido absorbida por las plantas caiga en un depósito, desde el cuál es bombeada para volver a iniciar el recorrido de nuevo. No obstante, este cultivo no ha obtienido la certificación de ‘ecológico’ por la condición de que no se hace en tierra. Pero esto no parece importarles a Victoria y a Kees que afirman que vale la pena sacrificar esta etiqueta para mantener la calidad y mantener la conciencia tranquila de que su modelo produce con el máximo respeto al medioambiente.

Los meses en los que se para la producción por lo general suelen ser julio y agosto por dos razones. Una de ellas es que el cultivo, como todos, necesita un mantenimiento que se realiza durante estos dos meses del verano. Además, también es el momento en el que Rodríguez y Jansen consideran que la calidad del producto es inferior, a lo que se niegan a vender un fruto que a su criterio no es óptimo para la venta. En cuanto a la cantidad producida, confiesan que es una lotería, ya que esta forma de cultivar es muy sensible a las variaciones térmicas, por lo que a veces la demanda puede superar la oferta y viceversa.

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