¿Qué le ha regalado Luka Doncic al tatuador almeriense Rodrigo Gálvez?

Sus dibujos decoran la piel de decenas de celebridades del mundo del deporte y la música. El almeriense Rodrigo Gálvez es el tatuador de los famosos desde hace años y cada vez son más los que confían en él cuando quieren añadir una nueva obra de arte a su cuerpo.

Por sus manos y punteros han ido pasando en los últimos años cantantes de la consideración de Marc Anthony, Miguel Poveda y Antonio Carmona, estrellas de la NBA como Willy Hernangómez, la presentadora y actriz Pilar Rubio y su marido, el futbolista Sergio Ramos, o el torero José María Manzanares, entre otros. Esos son solo unos cuantos nombres de una cartera de clientes del show business que no ha dejado de engordar.

Hace unos días, Gálvez viajó hasta Estados Unidos para tatuar a otro de esos clientes VIP: el jugador de la NBA Luka Doncic. "¡Siempre es un gran placer tatuarte y compartir un tiempo contigo amigo mío!", ha escrito el almeriense en Instagram, junto a una foto con la estrella del baloncesto.

La relación con sus clientes es, muchas veces, de amistad. En este caso, Doncic ha hecho un extraordinario regalo a Rodrigo Gálvez: una camiseta de su equipo, los Dallas Mavericks, y unas zapatillas. Todo ello dedicado, claro: "Para mi tatuador, Rodrigo, con cariño". Un regalo de un valor incalculable.

El propio jugador esloveno ha compartido en su perfil de Instagram, con más de 8 millones de seguidores, la historia con la fotografía junto a Rodrigo Gálvez.

Aprovechando su viaje a Texas, el tatuador almeriense ha podido ver un partido de los Mavericks contra Minnesota Timberwolves, según las historias compartidas por él y su pareja en las redes sociales.

¿Quién es Rodrigo Gálvez?

Lo suyo fue una vocación tardía, aunque sus cualidades con el dibujo eran evidentes desde una edad muy temprana, bastante más que las académicas al no ser muy aplicado en el aula. Después de una juventud de escarceos con el mundo de la pasarela -representó a Almería en Míster España 2001- y el de la noche como camarero, en 2009 entró de lleno en el tatuaje con su primer estudio en Loja, el pueblo más occidental de Granada, al que se había traslado porque consiguió un puesto de trabajo en el Registro de la Propiedad. Comenzó con amigos y familiares, pero pronto fue creciendo la agenda hasta el punto de atesorar una lista de espera más larga que la del SAS.

Meses atrás se estaba preparando las oposiciones para ser bombero y se apuntó a un curso de tatuador para buscar ingresos. Y lo que iba a ser casi una afición de veinteañero, se ha convertido en su forma de vida, de éxito, porque su teléfono echa humo desde hace tiempo. Diez años más tarde de la primera aventura empresarial, ha decidido lanzar un nuevo centro coworking del tatuaje pionero en España.En su ciudad, Almería, en el bloque 35 de la calle Lepanto de Cortijo Grande. “Quiero tener a los mejores de Almería”. Y les ofrece un concepto difícil de rechazar.