Puntoscardinalescardinales

La Heredad, Topares, San Juan de los Terreros y Guainos son cuatro enclaves que se han convertido en reductos limítrofes con los territorios vecinos de Granada y Murcia. El turismo rural y la agricultura marcan su devenir

Puntoscardinalescardinales
Norberto López

26 de noviembre 2009 - 01:00

Conforman cuatro de las esquinas geográficas de la provincia y por ello son denominados en muchos lugares en la cultura popular como los puntos cardinales de Almería. Hablamos de La Heredad en Fiñana, San Juan de Terreros en Pulpí, Topares en Vélez-Blanco y Guainos en Adra. Lugares limítrofes con Granada y Murcia que marcan el punto y final a la provincia y se convierten en punto de encuentro y fusión de culturas, costumbres y vivencias de provincias, en el caso de Granada, hermanas de comunidad, y en el caso de Murcia, primas por sus semejanzas y parentescos históricos.

También son, en su mayoría, reductos poblacionales en los que no se supera el centenar de habitantes y que mantienen la esencia de épocas pasadas en las que las nuevas tecnologías o las comodidades del siglo XXI han pasado de largo por las férreas convicciones de sus pobladores.

La esquina más alejada de la capital se encuentra en Topares. Una pequeña pedanía situada en el norte de Almería que según los últimos datos de población con los que cuenta el Instituto Nacional de Estadística da cobijo a 209 habitantes. Sus campos son tan fértiles y ricos en cereales que a Topares se le conoce como el granero de la provincia. Para calificar el abandono al que estuvo sometida durante siglos esta remota aldea en las sierras del sureste de la península ibérica, basta señalar el dicho popular acuñado en la comarca: Topares, echa pan y no te pares y es que hasta hace muy pocos años, incluso después de la llegada de la democracia a España, Topares era una aldea remota y olvidada por los poderes públicos.

También es popular esta pedanía porque son muchas las voces que opinan que el verdadero lugar de nacimiento del río Guadalquivir se ubica en la cortijada de Santonge una estrecha franja situada en el vértice noroccidental de la comarca de Los Vélez.

Desde la aldea de Topares parte un camino de tierra hacia el caserío de Santonge. A unos tres kilómetros de la aldea y un centenar de metros del camino hay un pozo. La vegetación que crece junto al brocal, especialmente juncáceas, prueba que existe un caudal subterráneo. Las aguas que brotan a pocos pasos del pozo, en época de lluvia, pertenecen a la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Esa corriente subterránea aflora con un modesto caudal cerca de la cañada de Cañepla, donde recibe el nombre de arroyo de la Cañada del Salar: serían las fuentes más remotas del río Guadalquivir.

La segunda esquina, lindando con Murcia, es San Juan de los Terreros, pedanía costera perteneciente a Pulpí, conocida por sus playas, las últimas de Andalucía, ya que la pedanía limita al norte con Águilas, primera localidad costera murciana.

En los últimos años San Juan de los Terreros, que tradicionalmente había sido un destino turístico comarcal, está experimentando un boom turístico e inmobiliario. En poco tiempo, lo que era una tranquila aldea de tradición marinera se ha convertido en una localidad eminentemente turística, lo que al mismo tiempo está obligando a acondicionar sus infraestructuras.

Frente a las costas de San Juan de los Terreros se encuentran dos pequeños islotes de naturaleza volcánica que forman el Monumento Natural Isla de Terreros-Isla Negra.

El monumento más característico de la pedanías es el Castillo de San Juan de los Terreros, construido en 1764 sobre un promontorio desde el que, en días claros, se domina buena parte de los litorales almeriense y murciano.

Si en los dos primeros puntos cardinales la población supera con creces los 200 vecinos en La Heredad (Fiñana), la situación se torna diametralmente opuesta. Este asentamiento poblacional cuya existencia está documentada desde la Prehistoria por su estratégica ubicación (un altozano a muy pocos metros del río Nacimiento y con una orientación hacia levante), es refugio de tres familias -un total de 6 habitantes-, si bien todos los días y sobre todo los fines de semana son 6 ó 7 las familias que siempre pasan por allí. Algo similar ocurre con el perido estival, cuando la estancia es más larga. Durante el resto del año, al tratarse de personas ya mayores, su residencia la hacen en el pueblo.

Este estatus tan selecto y tranquilo ha servido como revulsivo para que desde el Ayuntamiento de Fiñana se haya decidido construir diez apartamentos para explotar el turismo rural en el solar de lo que fue la antigua escuela para impulsar la oferta turística en el municipio, contando con 70 plazas que de forma progresiva se están ofertando a través de la página www.turismofiñana.es.

Unas decenas de kilómetros más al sur está Guainos, la última barriada costera que tiene Adra limitando con la provincia de Granada. Una pedanía que curiosamente, y a pesar de contar con apenas 300 habitantes, tiene su territorio dividido en dos partes, que son bien distintas en orografía y carácter. Conocidas como Guainos Altos y Guainos Bajos, la primera de ellas cuenta con un carácter más alpujarreño debido a su cercanía con las barriadas de Barranco Almerín o La Parra, mientras que la segunda es más marinera por estar a orillas del Mediterráneo.

La pedanía tiene sus orígenes en los árabes. Algo que se evidencia en su Torre Vigía, que data del siglo XIII, y sus infraestructuras para el discurrir del agua a través de pozos y acequias, las cuales han estado en uso hasta el actual siglo, ya que esta pedanía cuenta como principal sector económico la agricultura.

Pero hablar de Guainos es hablar de sus Estrechuras, siendo éstas una de los principales atractivos para los amantes de la naturaleza por el alto valor medioambiental, debido a particularidades ecológicas propias que vienen marcadas por sus sorprendentes angosturas y estrechamientos de la roca que invitan al viajero a realizar un paseo inolvidable, contemplando, al abrirse el paisaje, desde las frescas alamedas, acequias y huertos tradicionales hasta las canalizaciones y molinos de agua que, a pesar de estar en desuso, evocan un tiempo pasado de fuerte tradición morisca.

Las Estrechuras de Guainos, y sobre todo la presencia del agua, permiten una importante biodiversidad de especies como el sapo corredor, el lagarto ocelado, el búho real junto a flora como la adelfa, taray o el álamo blanco.

Unas Estrechuras, muy conocidas entre la población abderitana por su valor medioambiental, pero que siguen siendo grandes desconocidas entre los almerienses. De ahí que entre los proyectos del Ayuntamiento de Adra se encuentren el fomento de éstas, así como el balizado y acondicionamiento de la misma como sendero natural. Pero la principal reivindicación de esta barriada centenaria ha sido la defensa de su costa, ya que, debido al avance del mar en los últimos años a penas queda playa y son muchos los riesgos que sufren los vecinos durante los temporales de invierno. Durante los últimos veranos, se ha actuado vertiendo arena para acondicionar las playas, pero los vecinos siguen en su lucha por una actuación mayor.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

La Almería de Moreno

Feliz Navidad