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Recorrer el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar es un placer, sobre todo si se hace a pie (desde el mar también es una experiencia única). Una de las rutas más emblemáticas es la que une dos de las calas más recónditas y de más belleza: la del Plomo y la de San Pedro.
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Este camino, de ida y vuelta, es de unos 8,5 kilómetros, con una dificultad media y unas 4 horas de duración total. La peor parte es la ascensión a la Rellana de San Pedro y la bajada a la cala del mismo nombre.
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Otras rutas: las impresionantes vistas en el sendero de cala Higuera a la Isleta del Moro

Victor Visiedo
Iniciamos la ruta desde una de las playas más espectaculares y emblemáticas de todo el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar: la cala del plomo. Para llegar hasta ella hay que tomar la carretera que une Fernán Pérez con Agua Amarga (a través de la AL-5106 si se va desde Agua Amarga, o por la AL-3106 desde Campohermoso). Luego se accede a una pista de tierra por la que habrá que conducir unos 15 minutos hasta llegar al aparcamiento de la cala del Plomo (puede ver aquí el camino).

Victor Visiedo
Como en rutas anteriores, utilizaremos una guía para conocer más detalles sobre el paisaje que vayamos encontrando en el camino. Esta es "40 rutas por el Parque Natural de Cabo de Gata y su entorno", de Agustín García, pero puede utilizarse cualquier otra o alguna web especializada.

Víctor Visiedo
Antes de comenzar el camino conviene disfrutar un rato de la espectacular cala del Plomo. De arena fina y grava, se encuentra rodeada de acantilados de calcarenitas y sus aguas son transparentes. Con temperaturas rondando los 30º ya apetece darse un baño.

Víctor Visiedo
Desde el extremo sur de la cala, donde hay un pequeño grupo de viviendas, podemos subir a los acantilados para tener unas hermosas vistas de toda la playa con el pueblo de Agua Amarga al fondo y Mesa Roldán, donde se ubica la torre del mismo nombre que fue protagonista de un capítulo de la serie Juego de Tronos.

Víctor Visiedo
Desde el mismo lugar donde nos encontramos, avanzando unos metros por las rocas pero en el sentido contrario a la cala, obtenemos preciosas vistas de la Punta del Plomo, con aguas de color turquesa bañando los acantilados.

Víctor Visiedo
Ahora sí, es hora de comenzar la ruta. El sendero no está muy bien definido en el inicio, por lo que sirve de referencia un cartel escrito a mano donde se puede leer "Sendero Cala San Pedro". Es el inicio de una subida con bastante desnivel, por un camino lleno de piedras que nos llevará hasta la rellana de San Pedro.

Víctor Visiedo
La ruta que va desde la cala del Plomo a la cala San Pedro está repleta de flora, destacando los espartos, palmitos, orovales, cornicales, escobillas, ajedreas, matagallos, rascamoños, acebuches y lentiscos, entre otras plantas.

Víctor Visiedo
A lo largo de la ascensión hacia la Rellana de San Pedro se pueden observar oquedades en las rocas más altas, a modo de cuevas.

Víctor Visiedo
Al llegar a un punto más alto se alcanza un collado de 132 metros de altura desde donde se obtienen unas mejores vistas aéreas de la costa, desde Agua Amarga a Mesa Roldán.

Víctor Visiedo
Llegamos así a la Rellana de San Pedro, donde el sendero se hace más sencillo, llaneando al borde de acantilados con preciosas vistas de varias calas que solo son accesibles por mar.

Víctor Visiedo
Desde la Rellana de San Pedro se pueden ver algunas pequeñas calas. Una de ellas es Cala Montoya.

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Llegado a este punto es fácil perder de vista el sendero, apenas marcado en las rocas del suelo. Habrá que girar ligeramente a la derecha para rodear la montaña dejando a la derecha un barranquillo.

Siguiendo el camino antes descrito, pronto llegaremos hasta unas rocas desprendidas en mitad del sendero desde donde se verá, debajo, la cala de San Pedro con su castillo. Las vistas son hermosas desde este punto.

Víctor Visiedo
Comenzamos el descenso hasta la cala de San Pedro por una empinada ladera rocosa, en zigzag. El camino no es sencillo para personas que no estén en buenas condiciones físicas, pues en ocasiones exige subir pequeñas rocas o bajarlas. Cada vez vemos más cerca la playa.

Víctor Visiedo
Tras descender durante unos 15 minutos por la ladera llegamos al fin a las primeras construcciones de la cala San Pedro. Lo primero que encontraremos en el camino es una torre cilíndrica, rodeada de árboles. Junto a ella, un pequeño barecillo llamado Route 66 con unas mesas de madera y bancos en la puerta. Es un buen sitio para recuperar fuerzas tomando una cerveza o agua.

Víctor Visiedo
Dejando atrás este bar, bajando unas pequeñas escaleras con una fuente, encontramos otra pintoresca construcción de piedra encalada. En una de sus paredes hay escritos en tablones de piedra una serie de "consejos para una mujer fuerte". Bajando de nuevo otra pequeña escalera de piedra llegaremos finalmente a la playa.

Víctor Visiedo
La cala de San Pedro es un lugar único en la provincia de Almería. Su ubicación aislada, pues solo se puede llegar por mar o tras una larga caminata, han convertido esta cala en un pequeño reducto hippie. Aguas cristalinas bañan una playa que mezcla la arena fina con las rocas. Es habitual encontrar nudistas en esta cala.

Victor Visiedo
A pesar de ser un lugar aislado, en la cala de San Pedro se puede encontrar casi de todo. Los habitantes de esta comunidad hippie venden bocadillos, pizzas, cervezas, refrescos, café e incluso pulseras realizadas por ellos mismos. En la foto, Samantha muestra sus creaciones, que vende por 4 o 5 euros, según el caso.

Víctor Visiedo
Un camino entre huertas e infraviviendas nos conduce hasta la fortaleza o castillo de San Pedro, un Bien de Interés Cultural (BIC) en estado ruinoso. Se trata de una construcción de época cristiana de finales del siglo XV, construida para vigilar la playa de los ataques de los piratas moriscos. A partir del siglo XVIII se utilizó como cárcel. El castillo cayó en desuso en el siglo XIX y se ha ido deteriorando poco a poco.

Victor Visiedo
Junto al castillo hay un manantial que es el que hace posible el vergel de naturaleza existente en la cala. Allí se ha construido una fuente decorada con una escultura, en la que se puede llenar las botellas de agua para el camino de vuelta.

Víctor Visiedo
Para volver a la cala del Plomo hay que desandar lo caminado. Para ello, habrá que coger de nuevo el sendero que se inicia junto a la torre cilíndrica.

Víctor Visiedo
El camino de vuelta se hace más corto que el de ida, ya que la mayoría del tiempo será en descenso. Hay unos 4 kilómetros de caminata.

Victor Visiedo
Durante el paseo es posible encontrarse con otros de los habitantes del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar: las cabras montesas. Salen a alimentarse cuando el sol no aprieta tanto y suelen estar en las zonas más altas de la montaña. En este caso, se pudieron ver varios ejemplares en lo alto de la Rellana de San Pedro.

Victor Visiedo
Tras un camino de una hora y media, aproximadamente, llegamos a la cala del Plomo. Si ya está anocheciendo el cielo se tiñe de preciosos colores. Si no hay prisa, es una buena ocasión para sentarse y disfrutar. Aquí acaba la ruta.
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