Los mejores alojamientos para viajar con perro están en Almería, según Booking
La web de reservas ha elaborado un listado de seis espacios andaluces para ir con mascotas en los que destacan tres casas del Levante Almeriense
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Cada vez son más las personas que eligen viajar con sus mascotas. De hecho, según Booking, el portal de reserva de alojamientos, el filtro "admite mascotas" es ya el tercero más utilizado en su web por quienes buscan un hotel, apartamento o casa rural para pasar unos días.
En este contexto, las provincias de Almería y Cádiz son las mejores para viajar con mascotas este invierno, según recalca Booking. "Su entorno natural, su baja densidad turística fuera de temporada y su amplia oferta de alojamientos que admiten mascotas marcan la diferencia", dicen.
Por ello, Booking.com ha seleccionado seis alojamientos pet-friendly en Andalucía recomendados para viajar en invierno, todos ellos con puntuaciones superiores a 8,5 en la plataforma, que combinan desconexión, entorno natural y estándares de calidad elevados. Tres de ellos están en la provincia de Almería y, en concreto, en el Levante almeriense.
El Palacete de Cuevas (Cuevas del Almanzora)
Se trata de un edificio histórico rehabilitado con elegancia en el corazón de Cuevas del Almanzora, ideal para una escapada invernal que combina patrimonio, tranquilidad y confort. Su ambiente sereno y su ubicación en el interior lo convierten en una buena base para viajar con animales de compañía y descubrir el Almería más pausado.
El Jardín de las Hadas (Turre)
Un alojamiento con alma bohemia y espíritu creativo, rodeado de naturaleza en plena sierra Cabrera de Turre y a pocos minutos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Perfecto para quienes buscan una escapada pet-friendly íntima y alternativa, con jardines y espacios exteriores donde disfrutar del invierno de forma relajada.
Villa Carmen (Níjar)
Situada en el casco urbano de Níjar, uno de los pueblos más bonitos de España y en el entorno del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, Villa Carmen es una opción ideal para quienes desean naturaleza, luz y desconexión en invierno. Su localización invita a explorar senderos, pueblos blancos y paisajes volcánicos junto a animales de compañía, lejos de las multitudes.
Decálogo “Viajar con tu perro: 10 pautas esenciales para su bienestar”
Para acompañar esta demanda creciente, la plataforma ha lanzado junto al divulgador y educador canino Hugo Fernández, fundador del centro de educación En clave de can, un decálogo etológico con pautas prácticas para fomentar viajes más respetuosos y que pongan en el centro el bienestar de los animales.
- Evalúa si tu perro está dentro de su umbral de tolerancia para afrontar un viaje. Antes de planificar un desplazamiento, es esencial valorar su umbral de sensibilidad frente a la novedad, el movimiento y los entornos desconocidos. Señales como hipervigilancia, evitación, jadeo anticipatorio o tensión muscular indican que el animal puede estar por encima de su nivel óptimo de gestión emocional. Considera también factores físicos: dolor articular, intolerancia al calor, edad avanzada o patologías respiratorias. Consultar con un veterinario o etólogo permite adaptar el viaje al estado real del animal.
- Trabaja una habituación progresiva para reducir la carga sensorial del viaje. La habituación es un proceso técnico: el perro necesita exposiciones controladas, graduales y positivas a los estímulos del transporte y del destino. Enséñale el transportín como un espacio seguro, realiza micro trayectos o visitas sin desplazarte y expón al perro a estímulos similares a los que encontrará (ruido urbano, tránsito de personas, superficies nuevas). Una correcta habituación disminuye la respuesta de estrés y mejora la percepción de control.
- Selecciona entornos y actividades alineadas con sus necesidades etológicas. Las necesidades etológicas incluyen exploración, olfateo, descanso, movimiento y seguridad. Un entorno dog-friendly debe permitir conductas naturales sin restricciones excesivas. Evita destinos con sobrecarga ambiental o alta densidad de estímulos. Prioriza alojamientos con zonas de paseo accesibles y actividades que permitan expresar comportamiento natural sin generar estrés por sobreestimulación.
- Gestiona el día del viaje para minimizar la activación fisiológica. Los perros regulan parte de su estado emocional a través de la co-regulación con la persona de referencia. Evita prisas, ofrece un paseo basado en olfato (actividad de baja activación) y proporciona una comida ligera para prevenir mareos. En estaciones o aeropuertos, reduce la densidad de estímulos buscando zonas tranquilas. Un manejo adecuado del día del viaje previene picos de cortisol que dificultan la adaptación posterior.
- Proporciona un “entorno seguro portátil” que actúe como ancla emocional. Los perros necesitan referentes familiares para regularse. Llevar su manta, cama o alfombra de calma ayuda a generar un espacio seguro y reconocible que disminuye la incertidumbre. Este “entorno seguro portátil” actúa como señal contextual que favorece la relajación, reduce conductas de desplazamiento y mejora la adaptación en entornos nuevos
- Protege el sueño y los ritmos biológicos para evitar estrés acumulado. La privación de descanso es uno de los principales desencadenantes de estrés crónico en perros. Durante un viaje, la carga sensorial aumenta, por lo que es crucial garantizar períodos reales de descanso sin interrupciones. Respetar ritmos circadianos, permitir pausas después de comer y evitar agendas saturadas previene reactividad por fatiga y mantiene la homeostasis emocional.
- Mantén la dieta estable y adapta la hidratación para prevenir malestar fisiológico. Los cambios de dieta o las comidas abundantes pueden desencadenar síntomas digestivos o aumentar la probabilidad de cinetosis (mareo por movimiento). Mantén la dieta habitual, ofrece raciones pequeñas en días de viaje y asegura acceso frecuente a agua, especialmente con altas temperaturas. La estabilidad fisiológica reduce la probabilidad de estrés asociado al malestar.
- Garantiza una movilidad segura para evitar estrés físico y emocional. El uso de sistemas homologados (arneses de doble punto, transportines fijados, cinturones de seguridad) no solo protege físicamente: también reduce la respuesta emocional al movimiento. En tren o avión, asegúrate de que el transportín permite una postura natural y buena ventilación para evitar incomodidad postural. Un desplazamiento seguro mantiene la activación dentro de niveles manejables.
- Facilita exploración, olfateo y socialización no forzada en el destino. El olfateo es una conducta de procesamiento de información fundamental para el bienestar. Permite que el perro explore sin prisa, marque parte del recorrido y decida si quiere o no interactuar con personas o perros. La socialización debe ser voluntaria y regulada por el animal, evitando exponerlo a interacciones que superan su umbral de tolerancia.
- Planifica la vuelta para favorecer la readaptación y detectar posibles señales de estrés residual. Tras un viaje, algunos perros muestran conductas de estrés acumulado (estado de alerta exacerbado, aumento de demanda social, inquietud). Facilita la readaptación con paseos conocidos, horarios estables y actividades de masticación u olfato que promuevan la regulación. Si las señales persisten, consulta a un profesional para evitar que evolucionen hacia problemas de comportamiento.
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