Tradición

Los niños del Levante de Almería disfrutan "partiendo" la vieja

Ni siquiera tiene una fecha fija en el calendario, pero es uno de los días más esperados por los niños de la comarca del Levante Almeriense. Cada año, en mitad de la Cuaresma, hay una jornada de diversión en el campo donde salen a "partir" la vieja.

Lucía, en Turre, empapándose de la tradición del Día de la Vieja. Lucía, en Turre, empapándose de la tradición del Día de la Vieja.

Lucía, en Turre, empapándose de la tradición del Día de la Vieja. / Víctor Visiedo

Este jueves amaneció soleado. Las previsiones de lluvia, por fortuna esta vez, no se cumplieron. Así, desde bien temprano, los más pequeños pudieron ir con sus familias y amigos al campo con las cestas bien cargadas de comida (sí, desde temprano porque, aunque no es un día festivo oficial, muchos suelen faltar al colegio y el instituto en el Día de la Vieja).

No faltan las tortillas de patatas, las habas, los filetes empanados y la carne para hacer a la brasa. Ni tampoco los tradicionales hornazos, esos panes dulces coronados por un huevo duro atrapado entre dos tiras de masa. Pero como el almeriense es de condición golosa (o unos galgos, como se dice por aquí), también hubo quien echó unos cuantos bizcochos aromatizados con limón, pan de calatrava o hasta tartas de queso.

Los mayores también lo pasan bien en el Día de la Vieja. Los mayores también lo pasan bien en el Día de la Vieja.

Los mayores también lo pasan bien en el Día de la Vieja. / Víctor Visiedo

Pero la verdadera protagonista de esta jornada —con permiso de los niños— es la vieja. Es una especie de piñata que esconde en su interior golosinas y hasta juguetes —normalmente en la cabeza, pero a veces también en el pecho—. Su cuerpo es una cruz de cañas o palos de madera y su vestido se hace con papel de seda de alegres colores. En su cabeza se esconden las chucherías que los niños tendrán que sacar a base de pedradas (o dándole golpes con un palo en otros casos).

Aunque aún siguen siendo mayoría las viejas tradicionales, con su pañuelo en la cabeza, vestido de falda larga y delantal, también hay cada vez versiones más modernas. Hay desde viejos (por eso de la igualdad) hasta personajes de ficción como Mickey Mousse, Minni o Goku. La imaginación al poder.

La pequeña Valeria, de menos de dos años, aprende a romper la vieja. La pequeña Valeria, de menos de dos años, aprende a romper la vieja.

La pequeña Valeria, de menos de dos años, aprende a romper la vieja. / Víctor Visiedo

Antes de tirarle piedras a las viejas para partirlas, manda la tradición que se les cante una canción. Los versos cambian ligeramente, según el pueblo, pero viene a ser algo así: "La vieja remolona de marzo o abril, que dentro de un momento vamos a partir” o "la vieja remolona, que triste que está, pensando en la paliza que le vamos a dar".

La vieja se clava en el suelo (si se apoya contra una pared o un árbol, mucho mejor) y se le lanzan las piedras hasta que se destroza su cabeza para acceder a los caramelos. Así son las tradiciones.

Esta fiesta, de origen pagano e incierto, se celebra desde que alcanza la memoria en varios pueblos del Levante Almeriense. Los ayuntamientos suelen colaborar habilitando algunas zonas con papeleras y contenedores especiales. Así, por ejemplo, Garrucha colocó grandes contenedores de obra en la zona de la Jara. En Antas, el consistorio publicó recomendaciones para el acceso al merendero del Cabezo María, para evitar aglomeraciones de coches. Y en Los Gallardos, el Ayuntamiento realizó su propia vieja municipal "cargadita de chuches para "partirla" entre todos", según publicaron en redes sociales.

La vieja municipal de Los Gallardos. La vieja municipal de Los Gallardos.

La vieja municipal de Los Gallardos. / Diario de Almería

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