Adrenalina, la sensación de caer al vacío

Muchas veces el cerebro nos juega malas pasadas mientras dormimos cuando una extraña sensación de abismo invade nuestro cuerpo por la caída desde un precipicio. Afortunadamente siempre despertamos antes de llegar al suelo. Algo parecido debe experimentar alguien que realiza parkour.

Libertad. Eso es lo que asegura Álex Segura sentir cuando hace saltos de vértigo. Este joven almeriense de 21 años lleva ya ocho practicando parkour, el arte de desplazarse especialmente por el entorno urbano usando solamente el cuerpo. Esta disciplina no consiste solo en dar impactantes saltos, sino que va mucho más allá y está cargada de estrategia, técnica y de fuerza física. "Al principio comencé grabando los saltos de la gente porque no me veía capaz de hacer algo así", confesó Alex. Pero con el paso del tiempo fue perdiendo el miedo que le producía y ahora es un experimentado traceur, así se llaman las personas que realizan parkour.

Este estudiante de Ingeniería de Huércal de Almería, que durante el curso académico vive en Málaga, compagina su carrera con la práctica de esta disciplina. "Durante las vacaciones entreno de 4 a 5 horas diarias y cuando tengo clases solo los fines de semana y dependiendo de los exámenes, pero si no tengo que hacer cosas de la universidad entreno unas 10 horas", dijo. Línea Recta es el grupo de traceurs en el que está Álex, que más que ser amigos dice que son como una gran familia. En total son once personas las que lo componen y se han ido conociendo gracias a la práctica del parkour. Algunos llevan ocho años realizando este arte y otros unos seis.

En los últimos años el número de personas que se han unido a la práctica de esta materia en la provincia es considerable. "El sábado pasado hicimos una quedada en el Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar y acudieron más de 200 personas", aseguró Álex. "Cuando yo empecé seríamos unos 5 o 6 chicos los que saltábamos en Almería". Lo que demuestra el auge de esta disciplina en la provincia. Desde hace varios años se organizan dos quedadas en Almería, una en verano en Roquetas y otra en Navidad en el centro de la capital.

Este joven aseguró que ahora mismo puede vivir del parkour gracias al canal de Youtube que creó hace unos años. Tiene varios patrocinadores y consigue viajes pagados a congregaciones de traceurs tanto a nivel nacional como fuera del país. "He estado en París y dentro de poco me voy a Marsella con todo pagado". "Ahora mismo sí puedo vivir de esto pero soy consciente de que dentro de cuatro o cinco años no, por eso estoy estudiando".

Para Álex realizar parkour significa olvidarse de los problemas, sentirse libre. "Cuando estoy mal me pongo los cascos para desconectar y me voy a saltar. Gracias a esto estoy viviendo un montón de experiencias increíbles, estoy viajando y ya me considero un adicto".

Una de las curiosidades de los traceurs es que cuando realizan quedadas a nivel nacional abren las puertas de sus casas desinteresadamente a gente que no conocen para darles alojamiento los días que están en el lugar para practicar parkour. "Son de los nuestros", dijo Álex, "así que yo mismo he ofrecido mi casa para que se puedan quedar a dormir y asearse".

Pero no todo es de color de rosas, los riesgos que se corren son elevados. Álex no ha sufrido demasiadas lesiones practicando esta disciplina, algún esguince que otro. Sin embargo un día en la playa haciendo un mortal se partió los huesos del pie, sorprende ver las radiografías.

Sus padres también sienten vértigo al ver los vídeos con los impresionantes saltos de Álex. "A mi padre le gustan mucho; mi madre aprecia lo que hago, pero también sufre y muchas veces no es capaz de verlos hasta el final". Parkour, un arte sorprendente que prolifera en la provincia y que no solo se trata de arriesgados saltos, sino que tiene detrás mucho esfuerzo y duros entrenamientos para pulir la técnica y la estrategia necesarias para su práctica.