"Ahora soy una persona nueva, pero he perdido muchos amigos"

Habla Sebastián Cano, un ex adicto a la cocaína y a la heroína que asegura haber salido del infierno gracias al apoyo de su familia y de voluntarios de Cruz Roja · Cada año 1.300 personas piden ayuda

Voluntarios y usuarios del programa contra las drogas de Cruz Roja realizan trabajos manuales y pintura como actividad de reinserción.
Voluntarios y usuarios del programa contra las drogas de Cruz Roja realizan trabajos manuales y pintura como actividad de reinserción.
María José Uroz / Almería

27 de junio 2008 - 01:00

Sebastián Cano ha sido consumidor habitual de heroína y cocaína durante 25 años. Desde hace cuatro años no ha probado ninguna sustancia estupefaciente gracias al apoyo tanto de su familia como de Cruz Roja. Ha tenido voluntad para desengancharse de un hábito que le estaba quitando la vida poco a poco.

Según explicó, su inicio en el mundo de las drogas fue cuando tenía 18 años. Su primer contacto con estas sustancias fue "una noche de marcha con los amigos". Se inyectó cocaína y heroína en vena. Asegura que al principio sólo le atraía drogarse los fines de semana, pero poco a poco se dio cuenta de que "no había manera de pasar el día sin meterse aunque fuera una dosis mínima". Con la cabeza agachada y con la voz casi quebrada manifestó que la experiencia de su primer contacto con la cocaína y con la heroína fue "por desgracia muy buena".

Sebastián era portero de una discoteca en la capital y para él era muy fácil conseguir droga a diario. Y es que en el mundo de la noche, hace 25 años, era donde más posibilidad había para acceder a este tipo de adicciones.

Es consciente de que hoy en día la droga está al alcance de todo el mundo y que cada vez los jóvenes empiezan antes a consumir a pesar de que hay muchas más información.

Desde su relación con este "mundo feroz" comenzó a apartarse de su familia, algo que, quizá fue lo que le hizo reaccionar para remar a contracorriente. Sin embargo, como aseguró, casi con las lágrimas en los ojos, lo que más le marcó la vida fue la pérdida de casi todos sus amigos, que también estaban involucrados en este problema. "He perdido muchos amigos. De hecho, de ocho personas que estábamos en el grupo sólo quedamos dos en el barrio", indicó.

La muerte es un riesgo que siempre ha percibido pero que veía muy lejano hasta que se dio cuenta de que, probablemente, el próximo en caer podría ser él. Sebastián lleva ahora cuatro años en tratamiento y cada mes acude al centro para someterse a una analítica de control.

Ahora es una persona nueva, rehabilitada y con autonomía. No tiene trabajo pero su pensión, de 320 euros, le permite tener alquilado un techo donde vivir. Actualmente están inscrito en un programa de rehabilitación y reinserción de Cruz Roja, una organización a la que asegura, "le debo la vida". El agradecimiento hacia su familia es incuestionable y sin su apoyo "nunca hubiera tenido valor para enfrentarme al problema", señaló ayer a este periódico mientras pintaba un cuadro junto a otros compañeros que han corrido el mismo riesgo que él y que ahora se han agarrado un hilo de esperanza para echar de su vida, de una vez por todas, su relación con la droga.

Como Sebastián hay en la provincia de Almería casi 8.000 personas que están en tratamiento para deshabituarse de los estupefacientes, en su mayoría cocaína, alcohol, cannabis y heroína. Precisamente, como apuntó la diputada provincial de Asuntos Sociales, María López, y el Director del Servicio Provincial de Drogodependencia, Paco Andrés, "cada año solicitan ayuda para salir de su adicción alrededor de 1.300 personas", según las estadísticas registradas en los últimos años.

El consumo de drogas, y las consecuencias de toda índole que lleva aparejado, constituye un problema social y sanitario que no da lugar a dudas. En los últimos años, las distintas administraciones de Almería han redoblado su esfuerzo en la planificación y ejecución de medidas para hacer frente al fenómeno, sobre todo enfocado al colectivo de los jóvenes.

Los datos epidemiológicos muestran que los hombres tienen consumos más altos en todo tipo de sustancias que las mujeres, aunque los hábitos han experimentado un cambio y cada vez es más frecuente ver a mujeres en los centros de desintoxicación.

En la edad de los consumos se distinguen cuatro perfiles: de 16 a 44 años destaca el alcohol y el tabaco a diario; en el segmento de los 14 a los 24 años resalta el consumo de inhalables, cannabis, éxtasis, cocaína, alucinógenos y anfetaminas; entre los 25 y los 44 años es muy frecuente la cocaína, los tranquilizantes, la heroína y otros opiáceos, así como el crack; y a partir de los 45 años en adelante, sobre todo destacan los tranquilizantes e hipnóticos.

Respecto a la edad de inicio, según el Estudio de Andaluces ante las Drogas, se establece a los 17 años, cuando aún no se ha obtenido la mayoría de edad.

Las motivaciones principales fueron: por pasar el rato, por experimentar placer o animarse, porque es una costumbre, por curiosidad y deseo de sentir sensaciones nuevas, por el gusto de hacer algo prohibido, o por facilitar la conversación y el contacto social.

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