Alcalde interino, concejal permanente (I)
Crónicas desde la ciudad
El oscense Carlos Pérez Burillo (Fraga, 1879-Almería, 1951) se afincó en la ciudad a finales del XIX cuando su padre vino destinado en calidad de sobrestante (capataz) a la Jefatura de Obras Públicas
ENRIQUE Pastor, protagonista en la ficción televisiva "La que se avecina", se sube a atracciones de feria con visibles muestras de ruina para convencer al vecindario de la seguridad que ofrecían los "cacharricos". Salvadas las distancias pertinentes, me recordaba a Carlos Pérez Burillo montado en el antediluviano biplano pilotado por el francés Lusien Demazel y sufridor como el concejal de Juventud y Tiempo Libre de idéntica jindama, de marrón chorreando pernera abajo. Nuestro hombre era responsable municipal de Festejos en 1914 (y en 1915) y aunque su nieto Epifanio me amplió información, supe de él gracias al también amigo Eusebio Navarro, enfrascado en la memoria fin de curso de Historia Contemporánea dedicada a los alcaldes capitalinos de las dos últimas centurias. El protagonista y sus circunstancias ofrecen perfiles que, creo, pueden interesar al lector.
FAMILIA
Epifanio Pérez del Portillo (Bodilana, Valladolid) y Juana Burillo Venedicted (Pina del Ebro, Zaragoza) vivían en Fraga (Huesca) cuando nacieron sus hijos María y Carlos, éste en 1879. Posiblemente aconsejados por los "mañicos" Facundo Sebastián Roche -rico comerciante- y Manuel García Martínez -compositor y maestro de capilla de la Catedral- fijaron su residencia en Almería (carrera de Santa Rita) ya en el ocaso del siglo XIX. El pater familia ocupó la plaza de sobrestante (capataz) de la jefatura de Obras Públicas en la que, entre otras actuaciones, fue responsable de la construcción del puente de Rágol. María, soltera, acompañó a su hermano en los distintos domicilios de Santa Rita, Murcia, Obispo Orberá y Juan Lirola. Esta última vivienda, adquirida al parecer a un individuo dedicado al contrabando con Gibraltar, disponía de un túnel que comunicaba con el cercano Mercado Central y, según comentarios al descubrirse, se prolongaba hasta el Puerto. Epifanio Pérez del Portillo, jubilado, falleció (1905) en la capital y Dª Juana (1909) en Pina del Ebro, donde poseía fincas y veraneaban frecuentemente.
PERIODISMO
Desconocemos (incluido el nieto) detalles de su infancia, adolescencia y dónde y cuándo aprendió los conocimientos necesarios para ejercer Periodismo. Sabemos en cambio de su afición teatral desde muy joven y de que (octubre, 1913) en el argentino Teatro de la Comedia de Buenos Aires estrenó con éxito el sainete lírico, en prosa y verso (música del madrileño Ruíz de Arana) "Campanillitas de Plata".
En 1901 ya era corresponsal de El Defensor de Granada. Corresponsalía a la que más adelante sumó las de El Heraldo de Madrid, ABC y La Correspondencia de España (aquí trabajó igualmente Carmen de Burgos). Al comenzar la centuria ingresó en El Radical que fundase José Jesús García; redacción que abandonaría un lustro más tarde para incorporarse al recién fundado diario católico La Independencia. En distintos foros (Junta Antituberculosa) y homenajes (a los poetas Antonio Ledesma, Fernández Doris, Francisco Villaespesa) representó a la prensa local y viajó a Madrid, Granada y Linares. En uno de ellos debió conocer a la paisana cuando en la ciudad minera jienense se documentaba para el capítulo "En la sima", de "Cuentos de Colombine"; amistad consolidada con motivo de la guerra de Melilla y de la que di oportuna cuenta (el artículo está colgado en la web de Diario de Almería). Una gacetilla en La Crónica Meridional (22/08/1909) corrobora la primicia de entonces:
Esta tarde saldrá para Melilla la conocida escritora Dª Carmen de Burgos (Colombine) con objeto de informar al periódico "El Heraldo de Madrid" sobre los trabajos que la humanitaria Asociación de la Cruz Roja está prestando en aquella localidad.
Acompaña a dicha escritora nuestro ilustrado compañero en la prensa don Carlos Pérez Burillo, que auxiliará en su trabajo a la señora Burgos. Deseámosles feliz viaje.
En esas fechas ya estaba casado con Emilia Robles Zamora -natural de La Unión; solteros y vecinos ambos de la calle Murcia- y era padre de José, su unigénito. La boda tuvo lugar en la cercana parroquia de San Sebastián horas antes de las uvas de Nochevieja: 31 de diciembre de 1904; ceremonia en la que firmaron de testigos los escritores Manuel González Tamarit, Plácido Langle y José Jesús García. De esta década es el magnífico automóvil (véase la fotografía de 1910) adquirido presumiblemente en Murcia, la tierra de su mujer.
MUNICIPIO
A pesar de que se inició en un periódico izquierdista, su pensamiento ideológico era de derechas, militando en las filas provinciales de Silvela, Antonio Maura y Eduardo Dato. Candidato por los conservadores al Distrito 4º en los comicios Municipales de noviembre de 1911, salió elegido (372 votos) junto al republicano Eugenio de Bustos (365), tomando posesión a 1º de enero siguiente. Años de intensa actividad en los que destacó como uno de los ediles, teniente de alcalde o alcalde interino (1917) más participativo. Tras un tiempo dedicado a sus negocios mineros (tema que abordaré en otra crónica) se reincorporó al Ayuntamiento en febrero de 1930, finiquitando su dilatada dedicación concejil con las elecciones de abril de 1931 que acabó con la alternancia partidista conservadora-liberal, propia de la Restauración borbónica, e implantó en España la Segunda República.
Lógicamente, las actas plenarias recogen puntualmente (AMAL) sus intervenciones, cargos y asignación a comisiones operativas. Solo me detendré en una situación extrema en la que nuestro hombre dio pruebas de su espíritu abnegado y generoso.
Mediado noviembre de 1912 se declaró una violenta epidemia de viruela en la que las clases más humildes, como siempre, sufrieron la peor parte. Y de entre ellas, el Distrito 3ª: Puerto, Pescadería, Reducto y La Chanca. El Radical lanzó una seria campaña de sensibilización ante el grave problema, denunciando a los poderes públicos por la lentitud e insuficiencia de las iniciativas emprendidas. Del látigo fustigador no se escapó el vecindario: desconfiado, cerril y refractario a cualquier medida sanitaria:
Hay que visitar el mencionado Distrito para formarse una idea del estado de inconcebible abandono en que viven aquellos desdichados vecinos. No se comprenden como en un país europeo puede consentirse la existencia de centenares de inmundos tugurios, sin aire y sin luz, en donde en vergonzante promiscuidad conviven seres de ambos sexos revueltos con animales…
Desde el primer momento nuestro concejal -junto a médicos y practicantes de la Beneficencia Municipal- visitó cuevas y casuchas en agotadoras jornadas de vacunación, revacunación y entrega de cal y cloruro de cal para enjalbegar escuelas de niños y niñas, habitaciones y corrales. O bien luchar a brazo partido con las mujeres del barrio para que utilizasen las legiadoras desinfectantes instaladas en lavaderos públicos: Cadenas, La Salud, Muelle, Maromeros, Candelas, San Juan y Alborán. Por todo ello, el Ayuntamiento pleno solicitó para el Sr. Pérez Burillo el ingreso en la Orden Civil de Beneficencia, distinción que fue concedida por el Gobierno de la Nación.
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