Almería, casi sin existencias de alimentos y combustible

Las estanterías de los supermercados tiemblan ante la avalancha de consumidores · Los pescaderos cierran hoy sus mostradores en el mercado

Un conductor llena gasolina para no quedarse en la estacada.
Un conductor llena gasolina para no quedarse en la estacada.
María José Uroz / Almería

11 de junio 2008 - 01:00

El día amaneció revuelto, el tiempo no acompañaba y los ánimos estaban por el suelo. Mucho tráfico en todos los accesos de la ciudad y colas para llenar el depósito del coche de combustible a pesar de que casi todos sabían que ya no quedaba. En los supermercados el caos era aún más notable.

La imagen de la mañana era el carro de la compra lleno hasta rebosar, aunque sólo con productos no perecederos. Incluso hubo ciudadanos que llenaron hasta tres cestas de la compra para no pasar "las penurias que apunta la huelga de transportistas", como aseguró Cristóbal, uno de los usuarios que desembolsó ayer en un comercio de la capital más de 500 euros en provisiones "por lo que pueda pasar o por si la cosa se pone fea".

El tema del día era el mismo que el del lunes: la huelga de transportistas, la escasez de gasolina y la falta de carne y pescado en los supermercados. En los autobuses, entre los taxistas, en las cafeterías, e incluso los profesores informaban a sus alumnos asemejando la situación a los tiempos de la guerra.

Las gasolineras de Almería se fueron quedando sin combustible en cascada desde el lunes. A medida que pasaban las horas hacerse con un litro de diesel era casi imposible en la capital. Ayer ya no quedaba ni para llenar un frasco pequeño. Las imágenes hablan por si solas. Los coches se amontonaban en fila de a dos para conseguir llegar antes que los demás a los surtidores. El que se encarga de llenar el depósito lo advertía desde el lunes: "Estoy seguro de que no llegamos ni a las cinco de la tarde. Estamos al límite tanto en diesel como en gasolina". No falló. Su predicción se confirmó en tan sólo una hora y media optaron por colgar el cartel de "No hay combustible". De momento, la huelga de transportistas ha provocado ya que ninguna gasolinera de la capital tenga suministro. Y en los pueblos de la provincia más de la mitad ya han cerrado los grifos. Los agricultores también se afanaban para llenar garrafas y poder asegurarse, al menos, un día más de trabajo con sus máquinas de labranza.

A las puertas de una gran superficie comercial de la capital, Mari Carmen de Miguel aseguraba que el problema no era tan grave para como se lo habían tomado los almerienses. Sin embargo, otros tenían más miedo a los efectos colaterales de la huelga que al temido efecto 2000, como es el caso de María y Jesús, dos estudiantes que anda más tener conocimiento de la posible escasez de productos no dudaron en dejar los libros aparcados por unas horas para irse a llenar la nevera. Si las estanterías de los supermercados estaban ayer casi vacías, en la jornada de ayer la situación era aún más desoladora. Sin frescos, sin carne, sin verdura, sin leche y sin huevos. Las latas de conserva eran el producto estrella en cada una de las listas, así como los congelados que también han empezado ya a no tener presencia en los congeladores.

Todo ello a pesar de que los comerciantes, sobre todo los grandes, han sido previsores y pidieron doble la semana pasada para no quedarse al límite y poder racionar los productos. Pero los esfuerzos han sido nulos porque las estanterías están en las últimas.

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