Almería, tacto de arena, olor a mar, sabor a tapas y Bisbal
Tanto autóctonos como visitantes se animan a averiguar las características que hacen única la provincia Se buscan: imagen, sonido, olor, sabor y textura
¿A qué sabe Almería? ¿Tiene un sonido característico? ¿Y un olor? ¿Cuál de sus miles de imágenes es la más representativa? ¿Qué textura tiene la ciudad? Una ciudad única tiene elementos irrepetibles en otras. Se propone el siguiente juego: meter en una caja, "la caja de los sentidos", una postal, un frasco con un olor, un sonido grabado en un CD, un alimento y una muestra con textura especial, todos ellos tienen que ser únicos y característicos de Almería. Los protagonistas de la caja serían la Alcazaba, el olor a mar, las canciones de David Bisbal, las tapas de pescado y la textura de la arena. Aunque muchas de las respuestas han coincidido, hay algunas que son realmente curiosas. Los entrevistados han sido almeriense, perfectos conocedores de su tierra, y turistas o habitantes de otros puntos de España que han aportado un punto de vista original. Un amplio y curioso abanico de los "cinco sentidos de Almería". Aunque las apariencias engañan, también es cierto que las cosas entran por los ojos y en el caso de las ciudades, también. Muchas veces se escogen los destinos de vacaciones por esas estampas idílicas que se muestran de ellos. "La imagen más bonita de Almería es el cargadero del mineral, que ahora está mucho mejor que hace años", afirma con rotundidad Estanislao Guirado, un almeriense jubilado. Con él coincide María Orozco que, aunque vive en Jaén, lleva cuarenta años veraneando en la capital almeriense. Pero sin duda la fotografía que no puede faltar en un álbum sobre Almería es la de la Alcazaba, uno de los máximos monumentos de la provincia, y es que ya lo decía Manolo Escobar en Viva Almería "Tu alcazaba de luz y tu embrujo andaluz", e Isabel Martínez, estudiante de Magisterio, está totalmente de acuerdo con el cantante, al igual que el Ingeniero de Caminos Javier Muriel. Para Rosa Cervantes, profesora de infantil, la imagen de Almería es el Sol de Portocarrero, y para Patricia Díaz, estudiante de periodismo, lo es el otro símbolo por excelencia de la ciudad: el Indalo. Al cargadero, Alcazaba, Sol e Indalo, se une otra respuesta curiosa, aunque bastante acertada si nos remontamos a la Almería de hace cincuenta años. "La imagen que pondría de Almería es la de una película del oeste", describe Paola Granados, estudiante de Psicopedagogía. Y para alguien que viene de fuera, Javier Sánchez, madrileño que veranea en Almería desde hace dos años, su imagen favorita es la de la estación porque "es lo primero que vi de esta ciudad".
El sonido de las olas rompiendo en la arena es el más característico para Estanislao Guirado y Paola Granados. Según Cristina e Isabel Hernández, economista y traductora respectivamente, la banda sonora de Almería son "las canciones de David Bisbal", y para Irache Carbayo los cánticos que animan a la Unión Deportiva Almería. Javier Sánchez califica Almería como una "ciudad con vida", cuyas calles suenan a las propias voces de los almerienses, así como "a camareros ordenando raciones en las cocinas de los bares y platos de tapas sobre las mesas".
En cuanto al sabor de la ciudad, no hay duda: las tapas son las protagonistas , así como uno de los mayores atractivos para los turistas que la visitan. En una terraza del paseo marítimo de la capital, el pequeño Diego de Callejón toma una tostada de paté con su padre, aunque comenta que el sabor que le recuerda a Almería es otro bien diferente, "a mí me sabe a jibia". Para David de Callejón, su padre, el sabor de la ciudad es el de la "sardina". Con ellos coincide Mercedes Sanz, madrileña que está tomando el sol en primera línea de playa y cuenta que "el sabor de Almería es el del pescado, que no sabe igual de bueno en ninguna otra ciudad. Celia Meyers, tuitera, y Rosa Cervantes coinciden en que el sabor almeriense es el plato típico de los días lluviosos, las migas.
"Almería huele a mar", sentencia Reyes Giménez, estudiante de Telecomunicaciones. Es la respuesta con más adeptos, prácticamente todos los entrevistados han coincidido, pero Hugo Gutiérrez argentino que han venido a visitar a sus hijos y nietos, se atreve a unir este olor, el de la brisa marina y la sal con el de "los invernaderos y los viveros, y un poco también a la comida, aquí está todo buenísimo". El tacto suave de la arena, una textura inconfundible. Cálida, como el espíritu almeriense, las playas de la ciudad tienen una arena especial. Isabel Hernández identifica el tacto del mármol de Macael con la provincia, mientras que María Orozco resalta la humedad en la piel, "la textura de la piel en verano, diferente a la de Jaén", de donde procede la joven. Para Celia Meyers, almeriense que ha vivido en Salamanca y en Inglaterra, el tacto de Almería "es el del tronco de las palmeras, no hay otro igual en ningún lugar donde he estado".
Ya se puede cerrar la "caja de los sentidos", que ahora está llena de postales de la Alcazaba, el cargadero y los símbolos; canciones de Bisbal y una caracola para escuchar las olas; tapas de pescado y migas; perfume con esencia de brisa marina y un tarrito de arena de la playa. Quien afirme que la mayoría de estos elementos están en otras ciudades no miente, pero es la conjunción de todos ellos en un mismo espacio la que confecciona el encanto de Almería.
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