Almería fue una tierra de asentamiento de la masonería durante a lo largo del siglo XIX

Mediante diversos estudios históricos desarrollados en la provincia de Almería, se han llegado a localizar puntos álgidos en cuanto a la proliferación de organizaciones encargadas de captar a las personas para la autorealización de la organización.

En la provincia de Almería, durante el siglo XIX se produjo un movimiento que llegó a acaparar una población elevada.

Los ideales masónicos se expanden por la provincia de Almería entre 1880 y 1890. En esa época, existían alrededor de 700 masones agrupados en unas 17 logias. Estos ideales se vieron favorecidos por la llegada al poder de los liberales, bajo la presidencia de Mateo Sagasta en 1881. Estas logias almerienses estaban repartidas en dos grandes grupos, con diferentes obediencias u orientes. Cada uno tenía sus órganos directivos y constitución propia, estos eran el Gran Oriente Nacional de España y el Gran Oriente Español.

En Cantoria la logia Constancia levanta columnas a finales de 1888 (siglo XIX), contó con 22 hermanos con una amplia mayoría de propietarios y profesionales liberales. Dependía del Gran Oriente Nacional de España (G.O.N.E.), cuerpo masónico sólido y único, que surge por proyecto de Miguel Morayta, Alfredo Vega y López Parra.

La masonería es una organización, en parte secreta, cuyos miembros profesan principios de fraternidad, se reconocen entre sí mediante signos y emblemas y se dividen en grupos denominados logias. Los orígenes de la masonería se pierden en el tiempo, los masones provienen de todas las ocupaciones y profesiones, pero siendo hombres de diferentes orígenes, pueden hablar y estar en armonía pues se llaman entre sí hermanos. La indumentaria en las logias es rica y variada según los ritos y grados. Entre las piezas más significativas se encuentra el mandil o delantal, que alude al trabajo, los collares con remates distintos en función del cargo que ostenta. Prevalecen los colores oro, azul, rojo y blanco.