Almerienses que serán noticia durante 2010

Las calles de los municipios almerienses no es lo único que ha parecido en ruinas a lo largo de los últimos doce meses. Lo cierto es que pocos sectores echarán de menos al recién despedido 2009. En la transición entre un año y otro, hasta lo meteorológico nos ha dado un respiro, al menos de manera provisional, y ha aparcado la lluvia, el frío y el viento hasta el próximo temporal. Con apenas unos días para digerir la resaca de la Nochevieja, la crisis agraria, el soterramiento, las mejoras en las infraestructuras municipales como consecuencia del Plan E, sucesos pendientes de solucionar y hasta la esperada resurrección de la UD Almería, estarán sobre la mesa antes de que termine el primer mes de 2010.

Lo primero será la reválida que ante la parroquia del Mediterráneo deberá pasar los ahora dirigidos por Juan Manuel Lillo para tratar de enderezar un rumbo perdido desde hace meses.

Vendrán después las convocatorias de agricultores y responsables de las distintas Administraciones que pondrán sobre la mesa el acuerdo entre la Unión Europea y Marruecos (especialmente relevante con la recién estrenada Presidencia española en el primer semestre de este año) y que castiga de una manera especial a la horticultura almeriense, los primeros pasos de la sociedad que deberá regir el soterramiento del ferrocarril en la capital almeriense, la presentación en sociedad de los candidatos que deberán concurrir a las elecciones municipales del próximo año (2011) y los problemas con la Justicia que algunos alcaldes (especialmente los de El Ejido y Zurgena) deberán afrontar de una manera casi inmediata.

Será un año en el que deberán darse los pasos (en algunos los primeros) de los tradicionales déficits en infraestructuras que arrastra la provincia desde hace décadas y que finalizada la primera década del Milenio, aún siguen pendientes de solucionarse.

Un año preelectoral corre el peligro de dejar en el tintero de las propuestas demagógicas la mayoría de las propuestas, pero está claro que en los próximos doce meses, Almería debe encarar de manera decidida la (aún tímidamente) anunciada recuperación. El cambio de rumbo en la destrucción de puestos de trabajo y la generación de un clima de confianza que permita que el crecimiento económico protagonizado por la provincia en las últimas décadas, continúe.