En boca cerrada no entran moscas. Tras declarar dos días ante el juez titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería y una vez ante la Guardia Civil, la asesina confesa del niño Gabriel Cruz, Ana Julia Quezada, no tiene previsto hacerlo de nuevo hasta que no se levante el secreto de sumario que pesa sobre las actuaciones practicadas en esta causa. Afortunadamente no tendrá que esperar mucho porque está previsto que a lo largo del día de hoy o el de mañana, como muy tarde, el juez Soriano autorice el alzamiento parcial del secreto, lo que permitirá conocer a los letrados de la investigada por delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral qué es lo que han dicho los diferentes testigos, qué pruebas se han llevado a cabo y qué informes constan en poder del juzgado.

Pero no sólo Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gamez podrán acceder a esta documentación. También lo harán Francisco y Miguel Ángel Torres, abogados de Ángel Cruz y Patricia Ramírez, padres de Gabriel, y la letrada y delegada en Andalucía de la Asociación Clara Campoamor, Patricia Catalina. Eso sí, por ahora una parte seguirá siendo secreta y además tampoco sería posible contar con la totalidad puesto que aún hay determinados informes que no han llegado a las manos del juez Soriano.

Sea como sea, lo cierto es que la falta de esta información es la que llevó a Ana Julia a no responder a las preguntas de Soriano, por recomendación de sus abogados. "Como estaba previsto no ha declarado, le ha hecho un par de preguntas, quedará constancia de las preguntas pero hasta que no se levante el secreto de sumario entendemos que no va a declarar", dijo en declaraciones a los medios Beatriz Gamez, apuntando que el juez pretendía "aclarar unos aspectos que no tenía claros" sobre la forma en la que se produjeron los hechos, y reiterando que "hasta que no se levante el secreto de sumario, no debe declarar". No obstante, Gamez señaló que "se levantará previsiblemente mañana -es decir, este martes- una parte", según desveló el juez Soriano en una "conversación" con las distintas partes personadas en la causa.

El abogado de la familia de Gabriel, Francisco Torres, criticó el "sentido de la propia comparecencia" de este lunes y afirmó que "tampoco tiene el menor sentido el secreto de las actuaciones". "No lo tuvo antes, no lo tiene ahora. El 14 o 15 de marzo la Guardia Civil ya hizo un comunicado por boca del teniente coronel y el comandante donde dijeron que la investigación estaba terminada. Hoy, tres meses y algo después seguimos con el secreto de las actuaciones", subrayó, mostrando su molestia porque haya habido "declaraciones de testigos u hoy mismo de gente que ya ha declarado con antelación, sin conocer qué han declarado con antelación, con lo cual nos imposibilita simplemente pensar en qué puede haber o no contradicciones. Es todo un sin sentido". Defendió por ello que el secreto "se ha de producir cuando se está investigando un asunto, no a la espera de que lleguen unos resultados de determinadas analíticas", asegurando que esta situación "forma parte de una pena añadida, un calvario permanente" para la familia. "Hemos solicitado permanentemente la incineración de Gabriel, aún no se nos ha autorizado, la verdad es que no sé a qué esperamos", dijo.

Por otro lado, señaló que ya se ha recurrido ante la Audiencia Provincial el auto del juez Soriano que autoriza a la Asociación Clara Campoamor a personarse en la causa como acusación popular. Espera que, como mínimo, la Audiencia imponga a Clara Campoamor una fianza y destacó que, aunque "sea razones estéticas (...) lo primero que se debe es trasladar las condolencias a la familia, cosa que no se ha hecho ni antes, ni durante ni después" "No tiene que venir un tercero so pretexto de un menor, los menores a los que esta asociación se refiere que defiende son menores siempre víctimas de la violencia de género, casos en los que la madre ha fallecido, o el niño se queda sin padre. Éste, evidentemente no es el caso, nos parece una intromisión en una familia que lo está pasando horriblemente mal", concluyó.