Ansiolíticos y antidepresivos para sobrellevar los problemas

Expertos advierten del uso descontrolado en casos leves y moderados

Una joven sufre problemas de ansiedad.
Una joven sufre problemas de ansiedad.
Mar París

13 de enero 2014 - 01:00

Para problemas relacionados con el sufrimiento y el dolor; afrontar un duelo; para paliar el malestar tras una ruptura amorosa, también para los problemas laborales, paliar el sufrimiento cotidiano, así como cuadros menores de ansiedad. Son algunos de los síntomas que resultan suficientes para el consumo de antidepresivos. Desde que se extendió el diagnóstico de la depresión y su prescripción en los centros de atención primaria en la década de los noventa, el uso de estos fármacos ha vivido una escalada constante, llegando incluso a doblarse en una década. De las 30 dosis diarias por cada 1.000 habitantes registradas en el año 2000 se ha pasado a 64 en 2011, según los últimos datos de la OCDE.

Y si ese incremento había sido progresivo -desde el gran salto provocado por la aparición y la popularización de medicamentos como la fluoxetina a finales de los ochenta-, desde el inicio de la crisis la escalada ha sido algo mayor. Entre 2008 y 2009 la venta en las farmacias de antidepresivos aumentó un 5,7%, y entre 2009 y 2010 un 7,5%; hasta los 37,8 millones de envases, según datos de la consultora de referencia del sector IMS Health. En 2012 se superaron, con mucho, los 38 millones. La extensión del diagnóstico de lo que se considera una depresión, la medicalización del sufrimiento más cotidiano y la indicación de estos fármacos para otras patologías (como para algunos trastornos endocrinos o para la fibromialgia), son algunas de las razones con las que los expertos explican ese incremento que se ha producido, además, en toda Europa. Tal y como indica un informe de la Junta de Andalucía, la depresión o los trastornos ansiosodepresivos son la tercera causa de consulta en Atención Primaria. Es aquí donde los médicos tienen la difícil tarea del diagnóstico y la prescripción de fármacos para tratar estas patologías. De hecho, solo el 30% de estos medicamentos los receta un especialista. No obstante, la psicóloga almeriense Francisca Carrillo, ha señalado que son cada vez más los médicos de atención primaria que derivan este tipo de casos a los servicios de salud mental y que recomiendan otras terapias que pueden ayudar a superar el problema o a lograr mayor bienestar.

En los últimos años varias investigaciones científicas han analizado la efectividad o el beneficio de los antidepresivos para combatir los síntomas leves o moderados de la depresión -para los severos no está en cuestión-. Las conclusiones han sido similares en todos ellos: por sí solos su eficacia es muy limitada. Así lo determinó, por ejemplo, un amplio estudio realizado en 2008 por investigadores británicos sobre tres de los principios activos que, aunque ya no lo son, eran los más vendidos en ese momento: fluoxetina (el popular Prozac, que durante años se denominó 'la píldora de la felicidad'), venlafaxina (Efexor) y paroxetina (Serotax, conocida también como 'píldora de la timidez'). El análisis, publicado en la revista Plos Medical, determinó que para aquellos pacientes que no tenían síntomas graves los antidepresivos eran igual de útiles que una pastillita de azúcar; es decir, un placebo. Otro trabajo más reciente -de este mes- realizado por expertos neozelandeses con los datos de 14.000 personas que consumieron antidepresivos durante más de un año determina que este tratamiento farmacológico no se traduce en una mejora a largo plazo en los pacientes con trastornos del estado de ánimo.

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