Las carrozas volvieron a invadir ayer el camino hacia el Cabezo María. El peregrinar anual es una cita obligada para cientos de romeros, antenses y visitantes, que celebraron ayer con un día de campo la Feria de Antas.

Desde las doce de la mañana comenzaron a salir de la localidad los primeros carromatos y camiones, eso sí, engalanados con farolillos, telas y con toda la bebida y comida para abastecer a los integrantes de cada carroza y algo más, "por si llega algún conocido", destacó Antonio Pérez.

A ello se suma la paella gigante, realizada por el cocinero Gabriel Pérez y que congregó a buena parte de los presentes en la cola de espera. Hacia las tres y media de la tarde repelaba la gran paellera para los más rezagados y comenzaban los preparativos de limpieza. Fueron muchos los que se acercaron al cocinero y su equipo para agradecerles el esfuerzo y resaltar "lo buena que ha salido, para ser tan grande", según una foránea que había visitado por primera vez la romería, Ana Fernández.

Además, peras, melocotones y melón, cientos de cajas de frutas fueron donado por una empresa local para el disfrute de los vecinos de la localidad.

Numerosos vestidos de flamenca se pasearon este año por la falda del Cabezo María, aunque la indumentaria tradicional obtuvo ayer la competencia de las camisetas que ha realizado la Cofradía de la Virgen de la Cabeza con la voluntad de recaudar fondos para la remodelación prevista en la Ermita que se encuentra presidiendo el Cabezo.

También fueron necesarios sombreros y mucha sombra, sea de olivos o de las instalaciones del merendero, puesto que un sol impropio de septiembre estuvo presente durante buena parte de la jornada y no abandonó hasta que las carrozas volvieron".

"La romería es una jornada especial, porque en ella participan tanto grandes como pequeños con igual ilusión", resaltó ayer la alcaldesa de la localidad, Isabel Belmonte, que participó activamente en las actividades que se organizaron para amenizar la jornada. También hubo música, tocada por la agrupación Fusión de Antas, que tocaron las canciones que les pedían en cada mesa. Paquito el chocolatero fue una de las canciones más pedidas, como parte de buena charanga.

Pero los antusos no desgastaron todas las fuerzas en la romería, ni siquiera aquellos que a última hora de la tarde se atrevieron a subir hasta la Ermita y la mayoría, a partir de las once de la noche aproximadamente ya estaban arreglados y dispuestos a disfrutar de una nueva noche de celebración en la Era.

Lo que procede para un sábado de Feria es seguir con los amigos o con la familia que ha acompañado en la romería, esta vez para cenar en los chiringuitos que están dispuestos a lo largo de todo el real. Además, los menos cansados pudieron disfrutar de la verbena amenizada por las orquestas Cristal y Fusión, en una fiesta que, como es propio de Feria, dura hasta altas horas de la noche.

El día de romería de ayer retrasó hasta el domingo la inauguración de la Feria del Mediodía y será hoy, a partir de las dos de la tarde cuando los bares de la localidad saquen las barras a la calle y ofrezcan las mejores tapas a clientes que, en muchas ocasiones son habituales, pero que ahora tienen más ganas de fiesta.

Por la tarde será el momento de que se luzcan las pequeñas del pueblo, con la tradicional corrida de cintas infantiles. Para su celebración se pasará diana y un pasacalles por parte de la Asociación Musical Azahar y el acto tendrá lugar a partir de las siete y media de la tarde. Además. La jornada del domingo se caracteriza por la ofrenda floral que lleva a grandes y a pequeños a llevarle a la Virgen de la Cabeza sus flores.

Los antusos están cumpliendo con sus tradiciones y consiguiendo hacer de ellas una motivo de unión y convivencia que permita una participación de grandes y pequeños en todos los actos que se realizan con motivo de la Feria. De hecho, los vecinos, a la espera de la llegada de la Virgen desde el Cabezo, comentaban entre sí la intención en ir a ver una de las novedades de este año, y que serán las cinteras senior.