Antonio, peluquero con dolor de corazón

Con dieciocho años, Antonio Soler hizo la maleta y marchó a Madrid para doctorarse en peluquería, que era su sueño · Colabora de manera activa con distintas ONG's como Médicos del Mundo

Antonio Soler Gómez durante una jornada de trabajo en su peluquería.
Ricardo Alba / Mojácar

20 de junio 2011 - 01:00

Es un superviviente de sí mismo. Situaciones muy duras de su trayectoria vital le han puesto contra la pared y, sin embargo, Antonio Soler Gómez, nacido en Guazamara por la gracia de Dios, ha sabido sobreponerse con la voluntad de quien tiene un lugar y un propósito en la vida. A los quince años Antonio se hizo peluquero por parte de padre. A los dieciocho, hizo la maleta, cogió el portante, se fue a Madrid, a doctorarse en peluquería. Y lo cogió el Corte Inglés. Alta escuela de acogida en un mundo en que se cogen de los pelos, pese a que Antonio dice que no, por el aquel del corporativismo.

Los del Corte Inglés sentaron plaza en Marbella que entonces no era la Marbella de 'Sálvame', le dijeron a Antonio que, a ver, que había que poner aquello en marcha. Antonio marchó a Marbella, abrió el salón de peluquería y le salió al paso el amor. Un amor clandestino "porque él es una persona muy conocida en el ámbito deportivo y tenía que mantener su relación oculta". Por el amor del que se mete en los huesos, el de la paciente espera, ése del que daría cualquier cosa por estar contigo, Antonio lo dio y se volvió a Madrid. Abandonó todo para vivir cerca de su pareja. Con un par.

Con el mismo par que regresó a Guazamara, su madre precisaba cuidados sobrevenidos de una enfermedad difícil. Ahí estuvo Antonio, incluso cuando su pareja le dio a elegir entre la familia o él. Se quedó sin pareja y al cabo del tiempo, sin madre. El corazón de Antonio acompañó los últimos años de vida de su padre. En el entretanto, decidió abrir peluquería en la zona del Levante almeriense y eligió la esquina de Puerto Rey. "El médico me recomendó distraer la mente, que me estaba afectando sicológicamente en demasía el desgaste del cuidado de mis padres". Impartió e imparte cursos de peluquería en diversos Ayuntamientos: Vera, Garrucha, Mojácar. "Necesito tener la mente siempre ocupada", de ahí su colaboración con la Cruz Roja, con la Asociación contra el Cáncer y Médicos del Mundo.

"Mi pareja quiso volver, pero yo no; mi pareja se había casado tenía hijos. Es una persona pública en el mundo del deporte. Habían pasado muchos años y yo no me veía motivado para dejar todo y marcharme a otro país. Fue muy duro venir de Madrid a un pueblo donde la familia sabe, pero no sabe de tu vida, aunque siempre me han aceptado, me han querido". Antonio, de cuando en cuando, toma a palo seco una tapa de soledad, "la soledad es muy triste pero tampoco por eso voy a tener a cualquier persona como pareja. Voy mucho a Marbella que es donde tengo mis grandes amigos; no me gusta la política, lo único que sí quiero es que todo el mundo tenga trabajo y que pueda vivir bien. Estos últimos años están siendo muy difíciles. Mi afición es ayudar a la gente que lo necesita, esto parece casi una agencia de colocación". Lo más probable es que Antonio monte un salón de peluquería en Madrid, "lo estoy estudiando, sería una forma de pasar el invierno que aquí es muy flojo".

Ahora, Antonio está inmerso en la organización de una quedada de parejas liberales, de gays y lesbianas, de intercambios, "se me ocurrió organizar quedadas en esta zona, entre otras cosas porque mi cabeza no para. He vivido quedadas en Sevilla, en Málaga, Londres y hay una zona, la del hotel México, donde hay ya cuatro pub de ambiente, de parejas liberales, de gays y lesbianas, de intercambios. Es la zona roja o la zona caliente de Vera y ya que viene gente de Murcia del Madrid, de Barcelona, me dije ¿porque no? El caso es que esto lo han puesto muy atractivo a la hora de moverse".

La quedada, cuenta Antonio, "tiene varias finalidades: conocerse, que conozcan la zona, que vean la cantidad de viviendas que hay construidas pero sin vender. Se va a hacer en fechas próximas, con espectáculo, cena de gala. Parte de lo que recauden los bares, pub, restaurantes de la zona, irá destinado a una Fundación: Médicos del Mundo, Asociación contra el Cáncer, o Alzheimer, que son las tres fundaciones a las que yo pertenezco". Amigo de sus amigos y enamorado de la mar, Antonio confiesa "necesito vivir al lado del mar". Frente al Mediterráneo deja volar la imaginación hacia su propio mundo, el que guarda para su intimidad al modo y manera de tesoro exclusivo en el cofre de su corazón.

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