Apagón en el cielo de Europa
Los investigadores de Calar Alto, el Instituto de Astrofísica de Andalucía y la comunidad científica se oponen al "tijeretazo" de CSIC y Max Planck El nuevo convenio 2014-2018 implicará despidos y sólo cubre las operaciones del telescopio de 3,5 metros de abertura
"La ciencia es la progresiva aproximación del hombre al mundo real". Y tan real, como la crisis que ha puesto en liquidación por cierre a la investigación en nuestro país. La frase es de Max Planck, el físico alemán y padre de la teoría cuántica que da nombre a la sociedad alemana que desde 1973 ha venido financiando la actividad del Observatorio Astronómico de Calar Alto. Corren malos tiempos para la ciencia y el Centro Astronómico Hispano Alemán (CAHA) ha sufrido un duro revés. Verá reducido su presupuesto a partir del próximo año y hasta 2018 en más del 25% respecto al del ejercicio en curso, pasando de los 2,1 millones actuales (que ya de por sí eran un incumplimiento de lo acordado) a 1,6 que procederán en un 37,5% del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el 62,5% restante por parte de la sociedad alemana Max Planck.
El Observatorio de Calar Alto llegó a disponer de 4 millones de euros anuales, por lo que el tijeretazo supone casi un 60% respecto a la financiación con la que ha contado en los últimos tiempos. Pero no es nada nuevo. Es una lenta agonía que podría acabar sentenciando a muerte por inanición al centro ubicado en la Sierra de Los Filabres. Ya en diciembre de 2010 el Gobierno de Zapatero firmó un convenio con los alemanes por el que se recortaban las partidas previstas en un 25%, de cuatro a tres millones anuales, y dejaba fuera de cualquier cobertura económica los telescopios de 2,2 y 1,23 metros de abertura. A partir de ahora no sólo quedan en el limbo, sino que además no podrán conllevar ningún coste adicional ni de empleo de personal y su uso por instituciones será a través de acuerdos específicos por los que pagarán a modo de renting. La ciencia como negocio.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía, la Sociedad Española de Astronomía y la comunidad científica en general (ya son más de 6.000 firmas) se han unido a los trabajadores en su demanda de un marco estable con financiación suficiente y lógicamente exigen al Gobierno que desista en sus planes que pasan por el despido de personal y la reducción de salarios. Llegarán los hombres de negro al Observatorio para, tal y como se ha previsto en un acuerdo firmado a más de 500 kilómetros de Almería en base exclusivamente a criterios económicos y sin tener en cuenta las aportaciones científicas y técnicas, proceder a un recorte de plantilla. El "liquidador" procederá a resolver lo acordado en un convenio consistente en recortar lo ya recortado que se firmó el 24 de mayo, aunque no ha trascendido hasta esta última semana. La negociación se ha desarrollado, según lamentan los trabajadores, en un ambiente de intoxicaciones y baile permanente de cifras, quizás porque eran conscientes del impacto negativo que generaría la medida en la comunidad científica internacional. De hecho el nuevo convenio contempla el relevo del actual director, David Barrado, que será sustituido previsiblemente por el investigador José María Quintana, candidato aceptado por la Asociación de Interés Económico de Calar Alto. Ayer a última hora de la tarde todavía nadie había comunicado este acuerdo al responsable del Observatorio desde el 20 de marzo de 2010. Eso sí, Barrado ya ha querido dejar constancia del enorme nivel profesional del personal, sobre el que resalta que "está totalmente entregado al centro y tiene una grandísima cualificación y calidad humana".
Un secretismo preocupante, todo lo contrario a la transparencia de otros acuerdos como el existente con la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO), por el que España aporta cada año 13 millones de euros que están siendo destinados a la construcción del mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo en Santiago de Chile, o al que ha permitido la creación del Observatorio Astronómico de Jalambre en Teruel con una inversión de más de 23 millones de euros de Gobierno y comunidad autónoma. En Andalucía no ha habido ningún respaldo económico al Observatorio. Ni la Junta ni la Diputación Provincial han aportado un euro a pesar de sus continuas declaraciones de respaldo a la actividad investigadora. De hecho, el debate llegó al Pleno del Parlamento de Andalucía el 25 de abril y una moción de IU apoyada por los socialistas exigía al Ejecutivo de Rajoy la "soberanía" en la toma de decisiones y la reestructuración del Centro Astronómico.
Un brindis al sol, al igual que los argumentos expuestos un mes después en el Congreso por la diputada del PP, María del Mar Baena, cuando hablaba de apuesta del Gobierno por el mantenimiento del centro poco antes de que se conocieran los recortes definitivos. Los populares orientaron el debate al "sueldo desorbitado" del director, argumentando que casi duplicaba al del presidente del Gobierno, cuando el PSOE de Almería les pidió que se replantearan su propuesta inicial de ajuste económico. La cuestión de fondo, que el centro podría convertirse en inviable, pasó a un segundo plano en el estéril cruce de acusaciones políticas.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía mostró ayer su desacuerdo al entender que se reducirá la actividad científica, se impedirá la utilización de la instrumentación recientemente desarrollada y conllevará el cierre de la instalación en 2018 o incluso antes. Es más, el CSIC en la negociación con la sociedad Max Planck, finalmente reconducida, llegó a plantear un recorte del 75% en una reunión mantenida en el mes de marzo. Desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía recuerdan que el rendimiento es excepcional, como demuestran los informes de expertos de la Red de Infraestructuras de Astronomía y de la europea Astronet. No hay constancia del uso de análisis científico-técnicos a la hora de recortar. La modificación se debe solo a criterios económicos y los investigadores no entienden que no se haya negociado con otras administraciones en busca de fondos.
Un referente casi gratuito
El Observatorio de Calar Alto constituye un ejemplo excepcional en el panorama científico y tecnológico español. Emplazado en la Sierra de los Filabres, a 2.168 metros de altitud, dispone de cuatro telescopios. Con cuarenta años de vida siempre a la vanguardia de la ciencia española, su historia está ligada a a República Federal de Alemania y a su intención en la década de 1960 de dotarse de observatorios astronómicos de primera línea mundial. Necesitaba cielos de primera calidad y optaron por Almería. El convenio original sólo obligaba a España a poner la carretera, la electricidad y el agua corriente a cambio del acceso al 10% del tiempo de uso de las instalaciones. Todo lo demás lo pondría Alemania. Invirtieron en torno a 250 millones de marcos en 1973 alcanzando un acuerdo por 30 años en el que se implicó la Comisión Nacional de Astronomía por parte de España y la sociedad alemana Max Planck. Fue un regalo científico, tecnológico y económico para España, un privilegio para la ciencia española casi gratis. La construcción del Centro Astronómico Hispano Alemán estimuló la creación del Instituto de Astrofísica de Andalucía constituido en 1975 en Granada para sacarle el máximo partido a las instalaciones almerienses. El primer telescopio vio la luz en 1975 (el reflector Zeiss de 2,12 metros de abertura). Después fue España la que instaló uno de propiedad de 1,5 metros de abertura conocido como la cúpula española en 1977. Dos años después entró en funcionamiento el reflector Zeiss de 2,2 metros de abertura y en 1984 empezó a funcionar el de referencia, de 3,5 metros, uno de los mayores del mundo en aquella época. En el año 2002 se lanzó el segundo de propiedad española, el reflector de 0,5 del Centro de Astrobiología. Según explica el astrónomo David Galadí-Enríquez, "los telescopios de Calar Alto son obras maestras de precisión optomecánica y desde el punto de vista óptico son tan precisos como los que pudieran construirse hoy en día".
No sólo eso, a juicio del astrónomo, "la diversidad de aberturas y de instrumentos hacen de Calar Alto un lugar adecuado para multitud de estudios, desde cometas, asteroides o planetas del Sistema Solar hasta los cuásaraes más remotos y la disponibilidad del tiempo para la comunidad científica". Y es que ha sido origen de cientos de artículos y tesis doctorales. "A lo largo de su historia el Observatorio ha aportado dados a muchos programas de investigación de máxima relevancia. Es el más importante de Europa y uno de los mejores del mundo por la calidad y actualidad de su instrumentación, por la calidad superior de su cielo y por su mayor producción científica y repercusión", concluye. Por ejemplo, el que originó el premio Nobel de Física de 2011, el descubrimiento de que la expansión del universo se produce con un ritmo acelerado, resultado del Supernova Cosmology Project. Otras aportaciones destacadas han sido la observación del impacto del cometa Shoemaker-Levy contra Júpiter en 1994. Las imágenes tomadas en julio desde el telescopio de 3,5 metros dieron la vuelta al mundo. También destaca el descubrimiento de un planeta extrasolar más pequeño aún que Mercurio, Kepler-37b.
La financiación y operación del Observatorio correspondió a la Sociedad Max Planck hasta finales de 2004. A partir de ese momento, se compartió el gasto, al igual que la gestión, entre la institución alemana y el CSIC, a través de su Instituto de Astrofísica de Andalucía, en Granada. Calar Alto cuenta con un espectógrafo desarrollado íntegramente en España (CAFE) en el de 2,2 metros que, a juicio del director, cuenta con unas capacidades extraordinarias, como el mapeado CALIFA en el 3,5 metros, un proyecto científico de gran impacto a nivel mundial. Los grandes proyectos instrumentales en desarrollo que ahora podrían ser víctimas de los recortes son la cámara infrarroja panorámica PANIC y el espectógrafo de alta resolución para la búsqueda de exoplanetas CARMENES. Este último es un potente instrumento en fase de desarrollo que será capaz de detectar planetas habitables semejantes a la Tierra alrededor de las estrellas más pequeñas y frías del entorno solar en nuestra Galaxia. Esta búsqueda tenía garantizadas al menos seiscientas noches de telescopio durante cinco años.
"El futuro de Calar alto pasa por nuevos proyectos, nuevos desafíos", argumenta el director David Barrado. En esa idea precisamente se enmarca el proyecto del telescopio de gran campo Hexa que ha superado su primera fase y quedará estancado por la falta de financiación. "Este proyecto debe continuar paso a paso. Cubrirá un nicho muy importante, no explotado hasta ahora en la parte científica y tecnológica". Y es que se habían previsto desarrollos instrumentales nuevos para seguir a la vanguardia tecnológica como el telescopio Hexa que sería el mayor de los instalados en Europa, dedicado a sondeos espectroscópicos masivos tanto para astrofísica galáctica como extragaláctica. Pero con la crisis llegó el apagón.
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