Madrid es el Nueva York europeo
Artesanía e innovación para fabricar el mejor recipiente para los caldos
Según sea el tostado de la madera se pueden lograr aromas a coco, chocolate o caramelo
Fabricar toneles de roble francés o americano es una labor artesanal en la que el tonelero se sitúa a medio camino entre el carpintero y el enólogo. Así lo han explicado los responsable de Tonelería Gangutia, una empresa situada en pleno corazón de La Rioja Alta que lleva fabricando toneles desde 1870. Los conocimientos transmitidos de generación en generación junto con las ventajas aportadas por las nuevas formas de producción, han permitido a esta empresa un apreciable incremento de la producción y un acabado más perfecto, manteniendo, sin embargo, la esencia artesanal que caracteriza a las barricas.
"Es un trabajo artesanal porque la calidad de las cubas afecta al resultado final del vino, de ahí el valor que tiene contar con toneles de roble de alta calidad, porque suavizan la textura del vino y lo estabilizan", apuntaba Teresa Fernández, relaciones públicas de la marca. Además, el roble también hace que los taninos se polimericen, dando una sensación más agradable y redonda en la boca. Otro efecto es que agrega sabor y aroma a los caldos: a vainilla, coco, chocolate, tostado, humo, tabaco, caramelo y café según sea el tostado de la madera. Esto ocurre porque la madera, que es un material altamente poroso, recoge cualquier aroma. Como decía Fernández, "en una barrica no hay nada químico que no sea la composición de la propia madera, que tiene un 40% celulosa, un 25% semicelulosa y un 15% de lignina".
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