El 3 de mayo es una fecha señalada para los periodistas almerienses. Desde hace 28 años se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, decretado por la ONU, pero también es el aniversario de la fundación de la Asociación de la Prensa de Almería. Y este año llega a su 90 cumpleaños.

La reunión constitutiva tuvo lugar a las tres de la tarde del domingo 3 de mayo en la sede del Círculo Mercantil. Después de muchos intentos fracasados por crear una entidad gremial que agrupara a los periodistas en la defensa de sus derecho laborales y creativos, ese día por fin se constituyó la entidad. Y hasta hoy.

El compromiso asociativo de los periodistas de finales del XIX y del primer tercio del siglo XX se veía frenado por los intereses particulares y por las directrices de los directores-propietarios de los periódicos existentes en esa época. Distintos compañeros, como Francisco Gerez Valls o Víctor Hernández Bru, han profundizado en aquellos medios de escasa tirada y reducidas páginas y en esos periodistas con manguitos, olor a tinta y vista cansada que echaban en las redacciones más horas que un reloj a cambio de un sueldo escaso. Pero eran felices informando a los almerienses.

Fundación

La Asociación de la Prensa, desde 1931 y hasta la Guerra Civil, vino a cubrir distintas necesidades de los profesionales: reconocimiento social, cobertura médica y atención mutua ante casos de necesidad. A cambio, dinamizaron la vida social de la ciudad con fiestas, corridas de toros, celebraciones de Carnaval, bailes de sociedad, certámenes de belleza –“Miss Prensa”- o concursos de pintura. En junio de 1932 la Asociación ya contaba con una sede propia en la calle Rueda López y un cuadro médico de prestigio. Del mismo modo, se creó la figura del “socio protector” entre destacados personajes del mundo político, social y económico de la provincia.

La primera directiva estuvo presidida por Ginés de Haro y Haro mientras que Juan López Suarez fue el secretario designado para redactar los primeros estatutos; entre sus once directivos sobresalían Fausto Lagasca, Joaquín Santiesteban Delgado o Vicente de Burgos y Raso. La muerte violenta del director de “La Independencia”, Fructuoso Pérez, frenó la frenética actividad gremial. No obstante, hasta agosto de 1939, la Asociación de la Prensa tuvo ocho directivas y otros tres presidentes: Guillermo Rueda Gallurt, Francisco de Burgos Seguí y José Miguel Quiroga y de Abarca. Aun así, el objetivo seguía siendo gestionar las relaciones laborales de los periodistas y que éstos obtuvieran unas mejores condiciones de vida.

Durante los años del franquismo, la entidad continuó su defensa del periodista frente a las necesidades sociales de la época. Hubo una total conversión entre el director del periódico de la cadena de medios del Estado con el presidente de la Asociación y los escasos asociados eran todos empleados del periódico “Yugo”. José María Peña, Eduardo Molina Fajardo, José Cirre Jiménez, Donato León Tierno, Juan José Porto y Teófilo Gutiérrez Gallego fueron los presidentes en la época entre 1939 y 1982.

Primera sede.

En ese largo tiempo, la Asociación se refundó con el esfuerzo de Manuel Román, Juan Martínez Martín “Martimar” o Manuel Soriano Martín; peleó por los seguros sociales de los periodistas, editó “La Hoja del Lunes” como medio de obtener ingresos ante la no publicación de la prensa el primer día de la semana, resucitó la corrida de toros de la Prensa o permitió que algunos periodistas tuvieran pequeñas ayudas de tipo social para sus hijos.

La sede de la entidad corporativa estaba en las mismas dependencias del periódico del Movimiento y las diferentes directivas casi siempre mantenían la figura del bibliotecario, prueba del afán cultural de los siete u ocho asociados, que en 1959 pagaban 5 pesetas de cuota al mes.

Con la llegada de la democracia, la Asociación aumentó sus asociados, pero sufrió unos altibajos temporales significativos. Meses de frenética actividad por las asambleas nacionales se unían a una paralización casi absoluta. En 1982, Antonio Grijalba Castaños fue elegido presidente, frente a Miguel Ángel Blanco, y en su directiva incluyó la vocalía de “socios en paro”. La Asociación ya tenía 52 años de vida cuando se inscribió la primera mujer periodista, que fue Gemma Hernández Góngora, redactora de “Radio Almería”; poco después fue elegida vocal. La entidad seguía peleando frente a los sueldos bajos de la profesión, el intrusismo, el fortalecimiento de la titulación como aval laboral, la “tercera vía” de acceso a la profesión, las condiciones dignas de los redactores y las mejoras sociales de los periodistas.

Monumento.

Tras Grijalba, ya en 1988, llegó Blanco, en cuya directiva incluyó a Manuel Acién Lirola, que falleció el 7 de enero de 1991. José María Granados fue elegido presidente el 22 de junio de 1993; fue el último del siglo XX y el primero del XXI. Con él se colaboró en los cursos de verano de la UAL, se adquirió la actual sede social de la plaza de San Sebastián, se publicó un libro con los primeros 70 años de historia de la entidad, se organizaron los cursos de Doctorado en Periodismo con las Universidades Complutense y de Almería o se nombró socio de honor al fundador de Cajamar, Juan del Águila Molina. Granados es el actual presidente en una segunda etapa, pero anteriormente lo fue Covadonga Porrúa Rosa, la primera presidenta en los 90 años de vida. Con ella se creó el certamen periodístico internacional “Colombine” que va por su décima edición y en el que participan decenas de grandes firmas.

La Asociación de Almería, gracias al trabajo constante de asociados como José Manuel Román, es una de las más activas de España; aquí tuvo lugar en 2004 la asamblea de la Federación nacional (FAPE), un encuentro de periodistas mediterráneos con motivo de los Juegos del 2005, donó a la ciudad un monumento la libertad de expresión, que está en la Plaza de los Periodistas, y organiza cursos de formación online y presenciales. Se ha creado la figura del miembro vitalicio para quienes se jubilan; en enero de este año tenía inscritos a 153 periodistas como asociados. Noventa años después, la Asociación sigue viva, porque la profesión se enfrenta a los antiguos retos y a las nuevas exigencias.