Astilleros Loha bota un nuevo palangrero

La estampa histórica de Almería donde aparece el Cable Inglés sobre las barcazas con barriles de uva son parte del comienzo de la tradición de Astilleros Loha. El primero en dedicarse a la construcción de embarcaciones fue el abuelo de Antonio López, gerente de la empresa, que consiguió que este oficio pasara de generación en generación. Ayer se produjo la botadura de un barco de 20 metros de eslora y 6,40 de manga que tendrá la función de pescar atún y aguja.

Antonio López destaca el valor del dueño del Nuevo Gabriel, que es el nombre que recibe el palangrero: "Necesitamos gente valiente en este país en los tiempos de crisis que vivimos".

El barco que embotaron ayer es un encargo de un armador de Roquetas de Mar, Gabriel Molina. El propietario acudió al acto de bautizo de la embarcación y gran parte de sus familiares lo acompañaron en este día. Los trabajadores lo prepararon todo para que saliera a la perfección y antes de que se levantara el viento de Levante.

El gerente resume el proceso normal de construcción de una embarcación: "Se empieza con el diseño que lo hacemos aquí, se lo pasamos al ingeniero, realizamos el esqueleto con unas plantillas, se va armando, se realiza el forjado, se coloca la fibra de vídeo y la plancha, lo vamos laminando, ponemos las capas de fibra, se retiran las plantillas, y vamos realizando los diferentes acabando".

Para construir una embarcación de estas características es necesario un periodo de duración entre los 6 y los 8 meses.

Desde que en Astilleros Loha cogieron el testigo Antonio López y uno de los trabajadores que estaba con su padre en los 80, se han construido más de cien embarcaciones. "Este año hemos realizado un barco y el año pasado hicimos otro".

La empresa de construcción de embarcaciones realizó en 2007 un yate de lujo de 14,5 metros de eslora.

En Astilleros Loha hay un total de 8 trabajadores directos y 25 indirectos. "Hay poco trabajo y los problemas burocráticos marcan las limitaciones en la pesca. El pescador no entiende de políticos. Ellos lo viven como una tradición familiar. Las administraciones no ayudan. Los que tienen una iniciativa les ponen la zancadilla", señala López.

Para construirse este barco ha hecho falta una cuantía de 600.000 euros. "No es un negociazo, pero es su modo de vida. Suelen construir más barcos para trabajar que por ocio", asegura el gerente.