Atraco mortal

Robo. Antonio Cantón García, de 26 años, empleado de la sucursal de la Caja de Ahorros de Almería en Santa María del Águila, murió asesinado de un disparo de escopeta a bocajarro

José Ángel Pérez

13 de junio 2016 - 01:00

ESTE caso que le relatamos, tuvo un desgraciado protagonista. La víctima fue un joven empleado de una sucursal de la Caja de Ahorros de Almería fallecido trágicamente durante la comisión de un atraco a la entidad bancaria en la que trabajaba, al negarse éste a facilitarle el dinero de la ventanillas de pagos al asaltante que lo intimidaba con un arma. Hasta la fecha, han pasado treinta años y cuatro años y afortunadamente no hay que lamentar la pérdida de más vidas humanas en situaciones de este tipo, aunque sí hubo diversos casos de otros empleados heridos o golpeados por atracadores tanto en la capital como en la provincia al intentar hacer frente a los delincuentes o salir en su persecución.

El 26 de junio de 1976 murió asesinado de un disparo de escopeta a bocajarro, el joven Antonio Cantón García de 26 años de edad, empleado de la sucursal de la Caja de Ahorros de Almería en Santa María del Aguila, al ser tiroteado por un atracador al negarse a entregarle el dinero existente en esos momentos en las oficinas de la entidad.

El hecho que costó la vida al joven empleado se produjo en torno a las diez y media de la mañana, cuando en la sucursal se encontraba solo la victima acompañado de otro compañero sin que en esos momentos hubiese clientes en el patio de operaciones. Unos instantes antes el director de la sucursal se había ausentado a efectuar unas gestiones. El asaltante habia planeado minuciosamente el atraco y se supone que en días anteriores pudo haber estado controlando de cerca los movimientos que se producían en la entidad.

El individuo, que se cubría el rostro con un pasamontañas irrumpió súbitamente en el local armado con una escopeta de cañones y culata recortados gritando e intimidando a los empleados a que le entregase el dinero existente y amenazarlos con la escopeta. Antonio Cantón, serenamente y sin perder los nervios trató de calmarlo. Posiblemente por la voz y sus rasgos morfologicos- estatura, complexión y peso-, creyó reconocer quien fuese el individuo que con cualquier excusa hubiese estado antes en la sucursal para estudiar la distribución de la misma. En aquellos años los sistemas de alarma no se habian implantado de forma firme en este tipo de establecimientos ni tampoco la vigilancia por guardias de seguridad.

El sujeto, por sorpresa y mientras el joven intentaba disuadirlo, hizo un solo disparo a boca jarro que alcanzó de lleno en el pecho al trabajador destrozándole el corazón. La muerte le sobrevino en el acto. Antonio Cantón quedó tendido en el suelo a la entrada, junto al mostrador en medio de un gran charco de sangre. Su valentía y el sentido del deber lo pagó caro. Pese a que poco más tarde una ambulancia acudió en su auxilio, los facultativos que le asistgieron nada pudieron hacer por salvarle la vida, solo certificar su defunción.

El asesino, nada más darse cuenta de la gravedad de su actuación, de inmediato huyó a la carrera dándose a la fuga en un coche aparcado en una de las calles adyancentes a la entidad y que según se supo posteriormente había sido robado unos días antes de la puerta de unos almacenes agrícolas de El Ejido. Al parecer dentro del vehículo, estacionado a unos cincuenta metros en la carretera de Málaga no muy lejos de la entidad, le esperaban otras dos personas- entre ellos una mujer- que le ayudaron a facilitar la cobertura de huida del criminal.

Unas seis horas despues, sobre las cinco y media de la tarde una patrulla rural de la Guardia Civil localizó en un descampado el turismo Seat 1430 utilizado por el asaltante en la huida abandonado a poco más de un kilómetros de la sucursal. El delincuente, que estudió paso a paso los movimientos del atraco, para despistar a las autoridades le había colocado al coche robado las placas de matrícula de otro turismo, M-789096 que sustrajo unas horas antes de un taller de coches desguazados de la zona.

Cerca del vehículo y a unos cuarenta metros, los agentes de la Policia Judicial de la Benemérita durante la inspeccion ocular localizaron escondida entre unos matorrales y piedras la escopeta de culata y cañones recortados utilizada en el crimen.

Antonio Cantón García llevaba cuatro años trabajando en estas oficinas de la Caja de Ahorros de Almería. Se había casado un año antes y su esposa se encontraba en avanzado estado de gestación. La infortunada victima iba a ser precisamente el padrino de boda de un hermano, cuya fecha de matrimonio se había fijado para el 11 de julio de ese mismo año en Huécija.

El terrible suceso provocó una profunda consternacion en toda la provincia y de manera especial en el sector de la Banca. Varios centenares de personas acudieron a darle el ultimo adios a Antonio Cantón en su funeral.

Mientras tanto, la Guardia Civil paso a paso fue recopilando todo tipo de restos y huellas que los agentes de la Unidad de Criminalistica recogieron tanto en la entidad bancaria como en el vehíuclo utilizado en el atraco. La zona de Poniente se "peinó" totalmente. Fueron interrogadas varias decenas de personas en relación con el crimen. Por fin a mediados del mes de octubre, el trabajo de la Guardia Civil y su constancia dio sus frutos. Como autor del crimen fue detenido meses mas tarde un delincuente apodado "Tony" cuya identidad respondía al nombre de José Antonio Vázquez considerado por los investigadores del caso como el autor del disparo que acabó con la vida de Antonio Cantón García. Junto al autor material del homicidio en esas mimas fechas fueron detenidos en el municipio de El Ejido, como cómplices y encubridores . Se trataba de Encarna Á. y Pedro A. las dos personas que esperaban al asesino en el coche durante la perpetración del atraco. Durante el juicio sumario 22/76 celebrado el 19 de mayo de 1978 en la Audiencia Provincial de Almería el ministerio fiscal solicitó la pena de muerte para José Antonio Vázquez y aunque en esas fechas la ley aún mantenía en España la pena de muerte, curiosamente no se le aplicó siendo uno de los últimos inculpados favorecidos por la adopción de esta medida. "El Tony" fue condenado a la máxima pena de cárcel.

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