El Azor, la cerveza de la región del Sureste
Almería
La cervecera de Cartagena montó en 1961 una nave de distribución en La Cuesta de los Callejones y lanzó una impactante campaña de publicidad
Almería y Cartagena han mantenido siempre vínculos estrechos. De todo tipo. Malos, como el 30 de julio de 1873, en la época cantonal, cuando dos fragatas bombardearon nuestra ciudad. Y buenos, como el 25 de enero de 2007, fecha de la apertura al tráfico de la autopista de peaje que enlaza Vera y la localidad costera murciana.
La proximidad, sobre todo con la comarca del Levante, ha permitido el intercambio económico, social y poblacional. Una relación mutua que ha tenido su reflejo hasta en la cerveza. Porque los hermanos Ángel y Jesús Bernal Gallego, empresarios de El Palmar de Murcia, fueron los impulsores en 1956 de la fábrica de cerveza “El Azor” de Cartagena, muy consumida en la provincia hasta 1985. Decidieron instalarla allí por la buena calidad del agua del Río Taibilla, con la que se abastecía la ciudad. La matriz era la cerveza “El Águila” que decidió asociarse con inversores locales para crear en determinados ámbitos geográficos diferentes marcas, todas ellas con nombres de aves rapaces: “El Neblí” en Alicante, “El Gavilán” en Mérida y “El Azor” en Cartagena.
La fabricación y comercialización comenzó en 1958 en sus instalaciones de la “Carretera del Hondón”, pero a Almería no llegó hasta febrero de 1961. Ese invierno, la agencia de publicidad “Montoro” (en la calle Romero, 2), redactó diferentes cartas de presentación dirigidas a los comerciantes detallistas y a los consumidores de la provincia. “Completadas sus instalaciones, –decía el texto- “Cervezas El Azor” viene por primera vez a Almería capital. Pretende ofrecerles una calidad y un servicio directo que tienen derecho a disfrutar por ser una fábrica de la Región”. Efectivamente, la sociedad propietaria de la marca hablaba de Cartagena, Lorca, Murcia y Almería como “una región” y en sus grandes cartelones de publicidad en los márgenes de las carreteras lo dejaba claro: “El Azor. Cerveza del Sureste”.
La campaña de promoción de “Montoro” no se olvidó de los hosteleros locales. Fueron los destinatarios de otra larga misiva. En ella, la S.A. manifestaba su propósito de “crear un servicio eficaz, disciplinado, con personal idóneo que les visitará cada día. Pretendemos hacerles sentir la satisfacción de contar con una marca suya con una fábrica de esta Región, que es la nuestra, y que les da derecho a disfrutar de un servicio directo”, decía.
Visita a la fábrica
Para demostrar “in situ” lo que exponía, los Bernal Gallego invitaron a los propietarios de bares y restaurantes a visitar, junto con sus familias, las instalaciones industriales donde trabajaban 180 personas y el cómodo sistema para servir cerveza de barril. No repararon en gastos ni en atenciones y en la comida de hermandad, el director de la fábrica, Juan Bernal Aroca (1911-1965), mostró su indudable compromiso con el consumidor almeriense para que dispusiera de un servicio rápido de distribución, a pesar de las dificultades administrativas con las que contaron al inicio del proyecto de expansión.
La labor de los comerciales, que compartían representación con “El Águila”, se complementaba con diversas acciones de puro “marketing”. Patrocinó el concurso musical “Cantando se va a la fama” que retransmitió Radio Juventud. En mayo de 1961, con motivo del “Día Internacional sin accidentes de Tráfico” repartió botellines gratis a los conductores de una gran caravana automovilística y festiva que recorrió la capital y Roquetas de Mar. El 21 de febrero de 1962 los camiones de “El Azor” circularon a marcha lenta por el Paseo y otras calles del centro haciendo sonar sus potentes bocinas y exhibiendo diversos carteles con el logo de la marca que, lógicamente, era un azor. Estas ideas de promoción partían de la agencia “Montoro” aunque más tarde, la compañía cartagenera confió las campañas publicitarias a otro de los pioneros del gremio en Almería, Luis García Ridao (+2015).
También efectuó generosas donaciones a las campañas locales de Navidad destinadas a mejorar las condiciones de la población más vulnerable. En la de 1963-64 aportaron 2.000 pesetas, cifra muy superior a otras grandes marcas de la provincia, y entre 1.000 y 1.500 pts. durante varios años más.
La cerveza, un medicamento
No debemos olvidar que, hasta bien avanzada la década de los setenta, la cerveza era considerada como un producto terapéutico; como un medicamento. Se le hacía beber a los niños y a los enfermos. Y ahí fundamentó “El Azor” otra de sus campañas en Almería. Era la llamada “cerveza, fuente de salud”, en la que instaba a los doctores a recetarla a sus pacientes inapetentes y escuchimizaos: “…contiene alcohol, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, potasio, calcio y fósforo. A la persona desganada, a la que le repugnan estos principios vitales, el médico le facilita el camino al disponer de la cerveza y el enfermo acepta siempre y más fácilmente un vaso de cerveza que cualquier otro alimento”.
Aliada del fútbol
La introducción en el mercado provincial se diseñó de forma diversa. En Murcia y Alicante patrocinaban entradas y eventos vinculados con los toros. En Almería, el fútbol fue el gran aliado de la marca. Además de sufragar la instalación del nuevo marcador manual del estadio de La Falange (hoy de la Juventud) que fue inaugurado el domingo 21 de octubre de 1962, el nombre de la cerveza era bien visible en las torretas de los focos de iluminación. El Hispania F.C., por ejemplo, alimentaba a sus futbolistas con bocatas recién hechos y quintos fresquitos de “El Azor”. Era habitual que los botellines de quinto rodaran por las mesas de madera en los ambigús de varios equipos locales. Elaborada con lúpulo gallego, su sabor era seco y amargo y la tostada de barril “inigualable”, según recuerdan quienes la probaron. La fábrica consiguió en Múnich tres premios por la calidad del producto.
La cerveza cartagenera se vendía, y mucho, en los bares, pero también en los ultramarinos y comercios de barrio. En aquella época se estilaban las botellas de un litro, las que popularmente se conocieron después como “litronas”. Una de ellas, en envase de cristal, costaba 9,90 pesetas en las tiendas de la cadena “Spar”, durante el verano de 1966. Hoy, en las páginas de coleccionismo, se cotiza a 20,00 euros.
Desde la Cuesta de Los Callejones
A mediados de los sesenta, la cerveza se distribuía por Almería en unos camioncillos que partían desde un gran almacén que la compañía poseía en una nave de la Cuesta de Los Callejones. Allí se coordinaba la recepción del producto y la posterior distribución por la provincia; además, se tomaban encargos por teléfono si los hosteleros llamaban al número 22-66-00. No obstante, el domicilio fiscal estaba en la calle Altamira, 3.
La caja para 24 botellines era de madera, fabricada por los mismos dueños de la cervecera, y costaba en 1963 unas 75 pesetas. La sociedad llegó a contratar a treinta conductores para trasladar la mercancía desde Cartagena a los depósitos de Lorca, Murcia y Almería y regresar con los cascos vacíos, pero con el nombre serigrafiado. También entregaban a los bares, en depósito, frigoríficos botelleros y en las tiendas expositores de hierro con capacidad para 60 botellas de litro. Llegó a venderse en Úbeda, Albacete, Alicante, Valencia e incluso Melilla.
En muchos establecimientos, el letrero luminoso del bar lo pagaba la cervecera a cambio, eso sí, de que su logotipo estuviera bien visible. El bar “El Churrero” de Purchena fue uno de ellos y en otras latitudes también tuvieron el suyo “El Túnel”, “Michigan”, “La Uva Jumillana” ... Los pequeños regalos promocionales –lo que los modernos llaman ahora el “Merchandising”- los puso en práctica desde su fundación. “El Azor” llenó la provincia de llaveros amarillos con el lema “la cerveza del sureste español”, barajas con el reverso promocional, cajas de cerillas, vasos de cristal con la imagen del ave rapaz, calendarios de pared con la foto de la fábrica, almanaques, insignias de solapa, servilleteros de plástico, abridores de chapas con el nombre grabado, banderines e incluso neveras de madera.
Pero todo llega a su fin. En 1985, la multinacional holandesa “Heineken” se hizo con el control de la empresa y la región del Sureste dejó de tener su propia cerveza.
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