Balerma, mar de fervor

El tiempo fue generoso y regaló un Domingo de Ramos suave, se diría que perfecto, a la jovencísima Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores de Balerma, un novísimo colectivo que desprende ilusión en todo lo que hace y que ayer se ponía en la calle por primera vez, ya como cofradía oficial. Muchos nervios, pero aún más ilusión, guiaron a los costaleros en el transcurso del cortejo, que estuvo acompañado por los sones de la Agrupación Musical El Carmen de Calahonda y una pléyade de niños y mujeres ataviados a las maneras hebreas, con la borriquita abriendo la procesión y el paso que representa al Huerto de los Olivos, majestuoso, escoltado por las palmas y las ramas de olivo.

La parroquia de la Inmaculada Concepción de Balerma se llenó en la misa previa a la procesión e incluso algunos fieles siguieron el acto litúrgico desde el exterior, gracias a la megafonía instalada.

Antes del inicio del cortejo, el párroco Jesús Zapata, en presencia del Hermano Mayor de la cofradía, Juan Espinosa Martín, hizo entrega de distintas distinciones a miembros de este colectivo cofrade, por su especial contribución al mismo y a la Semana Santa de Balerma. Así, distinguieron como Cofrade del Año a Tomás Arcos Crespo, por la gran ayuda que presta a la cofradía, a la que ha cedido locales de su propiedad. El Costalero del Año fue elegido Carlos Gutiérrez Villegas, la Costalera del año, Sheila Fernández García, y también se distinguió al Costalero de 2017, en la figura de Isaac Sánchez Barranco.