Bautismo de ocho nuevos abogados en el día de su Patrona Santa Teresa
El Salón de Actos del Colegio Provincial de Almería fue el escenario donde se celebró ayer el juramento de una nueva hornada de colegiados. Más de un centenar de personas fueron testigos del acto
"Puede más el que quiere que el que puede; vosotros lo habéis conseguido", éste fue uno de los numerosos mensajes de ánimo que recibieron ayer ocho abogados recién bautizados, tras recibir el título de colegiados por su Junta de Gobierno en el Colegio Provincial de abogacía almeriense.
Coincidiendo con el día de su Patrona Santa Teresa, el salón de actos de la institución se quedó pequeño por la gran afluencia de familiares, amigos y colegas de profesión. Los recién nacidos subieron de uno en uno a la palestra y recibieron el diploma como reconocimiento al esfuerzo que representa superar una meta que, sin su fuerza de voluntad, constancia en el estudio, compromiso y lucha, habría sido imposible de alcanzar.
Uno de los abogados y padrinos, Antonio Gómez Herrera, poco después de la entrega de diplomas, además de enunciar unas palabras cargadas de felicitación, definió lo que en su opinión representa el ejercicio de la profesión. "Os felicito por haber elegido uno de los oficios más bonitos que, a mi parecer, siguen vigentes en la actualidad. Además de representar una función social y de defensa de los derechos humanos, deben ser capaces de asesorar a los clientes como merecen, como a una persona que ha confiado en ustedes. También les aconsejaría que estén siempre bien arropados por sus compañeros de profesión y admitan los consejos de quienes llevan más tiempo que ustedes. Nunca se engrandezcan, el éxito y el fracaso son dos impostores. Seréis buenos abogados cuando seáis buenas personas. Llevo 25 años ejerciendo, sé lo que digo y, si volviese a nacer, sería otra vez lo mismo", dijo, segundos antes de despedirse y dar paso a la ceremonia de entrega del Escudo de Oro del Colegio a Alberto Gimeno Marzal, Ricardo Gil Egea y Juan del Águila Molina, un reconocimiento a sus 50 años de colegiados. Lo mismo sucedió en la entrega del Escudo de Plata, donde 34 abogados recibieron tal reconocimiento por su vigésimo quinto aniversario de ejercicio profesional.
Según los presentes el oficio de abogado tiene una importancia fundamental en el desarrollo de la sociedad y en la consecución de la justicia como pilar fundamental para la construcción de la democracia de un país. El abogado está exigido a conocer la ley, buscar los caminos de la justicia y actuar con mucha prudencia. La abogacía requiere de unas normas muy estrictas de ética profesional, ya que el propio abogado actúa como un mero intérprete de la norma jurídica, algunas de ellas de carácter general. Ellos interpretan la norma y proponen su aplicación al juez en el caso práctico. Para lograrlo debe ser capaz de haber adquirido todos los conocimientos científicos para amoldarse a las circunstancias.
Un oficio que requiere una concentración y una constancia que en ocasiones puede perjudicar a la vida personal de quienes lo ejerzan. "Ante todo estoy orgullosa de poder cumplir una función social importante. Siempre lo había soñado desde niña y creo que este es el mejor regalo por el esfuerzo realizado durante tantos años", dijo la recién colegiada Adoración Enríquez quien, al igual que el resto, por fin hoy puede presumir de haber cumplido uno de sus sueños.
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