Butrón a la joyería
El lado oscuro de Almería
Cien millones de pesetas en joyas fue la cantidad sustraida de la Joyería Coral de la capital almeriense por el metodo de efectuar un agujero en la pared por la que acceder al interior
LA policía Nacional detuvo la mañana del 15 de mayo de 2000 en Ibiza a los presuntos autores de uno de los mayores robos registrados en Almería por el procedimiento del butrón- penetrar en un local o vivienda efectuando una agujero en la pared-, considerados como los autores del desvalijamiento de la joyería Coral - en pleno centro de la capital- y en cuya acción criminal los delincuentes se apoderaron de unos 100 millones de pesetas en joyas.
Los cuatro detenidos, de nacionalidad albano-kosovar, formaban una banda de expertos profesionales especializada en el método del butrón con el que habrían perpetrado otro indeterminado número de robos en varias capitales españolas además del de Almería, en las provincias de Castellón, Murcia y Barcelona. Los sujetos, tres de ellos de sólida formación militar en sus países de origen- habían llegado a la capital almeriense la primera semana del mes de marzo procedentes de Alicante donde habitualmente mantenían su residencia en una urbanización próxima a la capital.
Los cuatro individuos, de edades comprendidas entre los 21 y los 30 años disponían de documentos y pasaportes falsos que los acreditaban como ciudadanos de Italia y Grecia. Su sistema de operaciones se articulaba con un cometido concreto para cada uno de ellos y una rígida disciplina interna y jerarquizada lo que hizo sospechar a la policía de que se trataba de una organización delictiva con un pasado militar o paramilitar en su zona de origen. Siempre utilizaban ropa de color oscuro, gafas de sol, usaban guantes en sus planificados golpes para no dejar huellas y evitaban implicarse en disputas con sus victimas o enfrentamientos con derramamiento de sangre.
La forma calculada en que planifican sus operaciones se pone de relieve si se tiene en cuenta que el desvalijamiento de la joyería Coral de Almería se realizó coincidiendo con la jornada electoral del 12 de marzo, con la Policía ocupada casi de forma exclusiva en vigilar los colegios electorales. No fue hasta el día siguiente cuando el dueño del establecimiento, al abrir la joyería, se percató del robo y lo denunció. Estas bandas organizadas llegaron a nuestro país a finales de los ochenta y principio de la década de los noventa. Como se ha comentado, además de la preparación militar de sus componentes, estos individuos disponían de una avanzada tecnología, capaz de anular los sistemas de alarma, scanner con las frecuencias policiales y herramientas para reventar una caja fuerte en pocos minutos. Muchos de estos ladrones que esos años hicieron su agosto en nuestro país, tras lograr eludir la acción de la justicia española, se han retirado a sus lugares de origen, especialmente Albania, disfrutando de una placentera vida sin sobresaltos económicos.
Además de joyerías, otros objetivos favoritos son las naves industriales de los polígonos en las afueras de las ciudades. Allí suelen entrar por el techo de las naves- haciendo un ri-fi-fi- un agujero en el techo del local. Inhiben las alarmas y se llevan todo lo que estiman de valor. Desde la mercancía propiamente dicha relacionada generalmente con la informática, telefonía móvil o material audiovisual pasando por cajas de quesos o jamones. En horas todo desaparece y una vez "enfriado" el material robado, rápidamente lo ponen en circulación con destino a otros países y aunque los pillen, de nada o casi nada los pueden acusar- si acaso de reaceptación-, estos delincuentes profesionales evitan dejar huellas o restos de ADN y para sortear las cámaras de seguridad se enfundan sus trajes negros, capuchas y a vivir. Si llegan a entrar en la cárcel. Una vez libres se organizan de nuevo, cambian de lugar de residencia. Adquieren nueva documentación falsa y vuelven a intentarlo. Las cárceles están saturadas y proliferan las libertades provisionales siempre que se trate de delitos graves como asesinatos, violaciones o terrorismo.
Los robos en joyerías crecieron en Andalucía 2011. Abrir el local y encontrarse un agujero en alguna de sus paredes, techo o incluso en el suelo, ya no es algo excepcional. El butrón se ha erigido como el método preferido de los ladrones para acceder y desvalijar las piezas de oro, plata y joyas de los establecimientos.
Según los cálculos realizados por la Federación Andaluza de Joyeros, en 2011 el gremio sufrió casi un 40 por ciento más de asaltos que en 2010. Y ese importante incremento es similar al que los profesionales detectaron con respecto a 2009. Desde que la crisis estallase un año antes, no ha dejado de aumentar el número de casos.
Hasta primeros de este año la Federación ha contabilizado 309 robos en Andalucía. Sus propios miembros reconocen que la cifra puede ser mayor que la de las denuncias presentadas ante la policía, ya que no todos los propietarios dan el paso de ir a comisaría. Es más, sospechan que la cifra real puede ser incluso mayor a la que ellos mismos calculan. En cualquier caso, los 309 robos contabilizados hasta la segunda semana del pasado mes de diciembre es un buen indicador de lo que está soportando el sector. En todo 2010 se sufrieron 221 ataques similares.
Por provincias, las cuentas de la Federación de Joyeros de Andalucía reflejan que la más afectada ha sido Málaga, con 89 asaltos seguida de Sevilla, con 54 y Granada, con 51. En una de las áreas con más tradición joyera, Córdoba, se han producido 38 robos y 33 en Jaén. En Almería y Cádiz, el cómputo se eleva a 22 y 18 casos, respectivamente. Y cierra la lista Huelva, con cuatro robos.
El 5 de enero de 2001 falleció el joyero Agustín Sánchez Reinaldos de 48 años apuñalado para atracarle la noche del 4 de enero en las inmediaciones de su domicilio, un chalet de una urbanización de la barriada de San Juan de Terreros en el término municipal de Pulpí en el momento en que la victima se disponía a entrar en la vivienda.
Tres individuos de origen sudamericano, que les esperaban escondidos entre unos coches del aparcamiento, atacaron súbitamente y por sorpresa derribando al suelo al joyero infringiéndole diversas cuchilladas por todo el cuerpo con la intención de arrebatarle un valioso maletín de joyas que llevaba consigo valorado en más de veinte millones de pesetas.
El hombre pese a estar gravemente herido ofreció una gran resistencia a ser desvalijado logrando impedir que los atracadores lograran el objetivo de llevarse el muestrario de joyas al tiempo que la mujer, despavorida ante la violenta escena comenzaba a gritar y a pedir auxilio para alertar a los vecinos logrando poner en fuga a los asaltantes que huyeron en un vehiculo estacionado a unas veinte metros del chalet.
Dentro del gremio de la joyería, en Almería se han registrado diversos casos robos con violencia resultando heridos de diferentes pronósticos los propietarios o empleados de joyería, aunque afortunadamente sin registrase victimas mortales. Un caso bien resuelto por la Guardia Civil tuvo lugar el 10 de julio de 1998. La Benemérita detuvo a dos personas implicadas en un atraco a un joyero en la barriada de La Gloria de Aguadulce donde resulto herido por arma de fuego su hijo de 21 años al oponer resistencia para evitar el asalto. El muchacho recibió un disparo de escopeta por parte de uno de los delincuentes, aunque afortunadamente pudo recuperarse sin ningún tipo de secuelas. Otro joyero, José Pérez Cardila, sufrió diversas heridas en la cabeza al ser golpeado con una pistola por un individuo que intentó atracarlo. El hecho ocurrió en la antigua joyería Costa de Oro de la calle Castelar. La decidida actitud del joyero puso en fuga al atracador que no logró su propósito. El propietario sufrió una brecha en la cabeza aunque la lesión no tuvo mayores consecuencias.
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