Navidad

Los Reyes Magos llegan a Almería con miles de regalos y un homenaje al mítico 'Oso de Cádiz'

Paso del espectáculo por la Puerta Purchena.

Escrito por

Carlos Javier Lillo

Ni el impertinente viento que puso a la provincia en una alerta de todo tipo de gamas de colores pudo con la tradición y la ilusión. Cuando el día se había convertido en noche, lo cual no es demasiado complicado en el amargo horario de invierno en el que viven sumidos todos los almerienses hasta el florido marzo, los Reyes Magos comenzaron su recorrido triunfal por las calles de la capital, en una tarde de ilusión que repitió el mismo recorrido de años anteriores.

La salida fue alrededor de las siete de la tarde en el Obispo Orberá, allí donde Federico García Lorca divide su camino en un sinfín de vías. Había en ese espacio, cruce de todas las Almerías, un reguero de gente mientras el sol hacía rato que había dicho sus palabras. Siguió el itinerario por el centro capitalino por la avenida, donde se amontonaban las filas de niños dispuestos a suplicar un caramelo. Llegaron. Durante unos segundos pareció que la muchedumbre había desaparecido pero fue una falsa alarma. El suelo se llenó de caramelos y tras ellos decenas de personas dispuestas a luchar lo que hiciera falta por llevarse uno.

Algunos quisieron evitar la pugna, lo que fue casi imposible, lanzando al cielo sus paraguas o gorros. Más de 13.000 kilos volaron por el aire, “aptos para todos”, tal y como había prometido el Ayuntamiento en los días previos. Ayudaron a los monarcas a arrojarlos sus emisarios, designados como representantes de la sociedad almeriense en una fecha marcada en rojo, Pedro Caparrós, director general de Grupo Caparrós, Carlos Salvador Hidalgo, Hermano Mayor de la Hermandad del Rocío de Almería; y Adama Sangare Diarra, mediador intercultural en la Fundación Cepaim y voluntario en asociaciones como Almería Acoge, Ansuar y Bengad, acreditados hace unas semanas. Acompañaron al paso de las carrozas, trece en total, cinco espectáculos internacionales que hicieron las delicias de los más pequeños, shows creados por los mejores artistas de Francia, Italia, Bélgica y España. Se fundieron en ese momento las más potentes luces con los personajes gigantes, creando un bello ‘collage’.

Emoción entre quienes asistieron a la cabalgata. Emoción entre quienes asistieron a la cabalgata.

Emoción entre quienes asistieron a la cabalgata. / Javier Alonso

Avanzó el séquito dejando atrás a los vendedores que se afanaban en recibir hasta el último minuto los encargos de quienes habían tardado en deshojar la margarita de qué querían para el nuevo año. Las cartas en manos de lo algo estresados padres se iban entrelazando con el paso de la comitiva real por las calles, engalanadas con unas luces que se despedirán abiertos ya los regalos de los almerienses en el punto final a las fiestas.

En la Puerta Purchena, la parada. Esperaban expectantes las cámaras de televisión para reproducir al mundo lo que allí se vivía. Disparaba imágenes que hoy embellecen la crónica Javier Alonso, que no perdió detalle. Algún niño vociferó, en la previa al gran momento, la desesperanza por no ver aún a los Reyes Magos. Hubo conatos de rebelión pero la paciencia impuesta por sus padres venció. Fueron minutos de luz, caramelos, emoción y últimos deseos. Nadie faltó. Nicolás Salmerón, dirigente marcado a tinta en los libros de Historia que deberán memorizar dentro de unos años quienes se hicieron presentes ayer en las vías céntricas, asistió a través de su escultura. Lo hicieron a su vez quienes servían los cafés de las últimas meriendas, aderezados ayer con el roscón, en los establecimientos del Paseo de Almería, con sus mesas a rebosar durante toda la tarde.

Melchor en su trono. Melchor en su trono.

Melchor en su trono. / Javier Alonso

Se acordarán de las imágenes capturadas hace unos días en el fin de año parisino donde miles de personas asistían, aunque no disfrutaban, del bello espectáculo de la capital gala pues estaban intentando hacer el mejor vídeo posible para, quizás, no volver a verlo nunca y llevarse algún ‘me gusta’. Pues bien, la cabalgata resiste aún como una de las jornadas en las que la mayoría de móviles permanecen, menos mal, en el bolsillo. Para quienes decidieron registrar el viaje de los monarcas de Oriente con sus ojos antes que con sus cámaras de múltiples megapíxeles solo queda ya un aplauso.

 Junto a la redacción del periódico que ahora leen se pudo ver a los Reyes Magos cuando se dirigía de forma ascendente por Federico García Lorca aunque la redacción no recibió ningún caramelo. En su llegada al anfiteatro, ya pasada la hora de la cena, se compartieron los mejores deseos y se mandó a todos los niños a dormir. La tradición se volvió a repetir. Pudo contrastar este periodista que los Reyes pasaron y que dejaron sus regalos, algunos carbón y otros, pastillas para la gripe.

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