Almería

Café solo con Pepe Parrilla

  • Amistad y respeto. José Parrilla, colegiado desde hace cincuenta y tres años, recuerda tiempos en los que primaba la honestidad con el cliente

Café solo con Pepe Parrilla

Café solo con Pepe Parrilla

Se que alguien dirá: “mal empezamos”, si comienzo justificando el título del escrito, pero no tengo más remedio que hacerlo, “aunque en habiendo un abogado presente” venga rápidamente a la cabeza el aforismo “justificación no pedida, …”

Viene esto en relación con mi aparente falta de respeto con don José, por referirme a él como Pepe. Nada más lejos de mi voluntad. De hecho, mi saludo suele ser: “Don José, ¿cómo estás?...” Lo que ocurre es que el pronto que produce te lleva a llamarlo don José, pero cuando llevas unos minutos hablando, te inspira tal confianza, que “el Pepe” te sale sólo. Así que dicha queda la justificación.

Discurso colegio abogados tras la jura como abogadas de sus hijas Georgina y Maria el 22 de diciembre de 1999 Discurso colegio abogados tras la jura como abogadas de sus hijas Georgina y Maria el 22 de diciembre de 1999

Discurso colegio abogados tras la jura como abogadas de sus hijas Georgina y Maria el 22 de diciembre de 1999

Con don José tienes varios hechos seguros: el primero, es que si quedas para tomar café, se toma café. Y en nuestro caso, siempre lo mismo, él con leche y yo solo. Con la palabra siempre quiero indicar que son muchos los cafés que nos hemos tomado y que han dado lugar a no pleitos, lo cual da idea de su talante.

En este café, en la terraza de la Parrilla, que es donde lo tomamos desde que con esto de la incorporación de la siguiente generación: su hija María y el Terrés, Pepe para no desentonar, al Despacho, en que se mudaron de su despacho de toda la vida de encima de Gladys a la acera de enfrente, pasamos revista a lo humano y lo divino, a lo familiar y lo profesional. Lo único que no conseguí que me dijera es alguna “maldad”, pero es que es tan respetuoso con las normas, que mira que lo he intentado veces, pero ya he perdido la esperanza de que me diga algún cotilleo digno de ser referido.

Para quienes hemos tenido compañeros de estudios de Jaén, y conservamos la relación, es fácil detectar su origen jiennense que, en refiriéndome a don José, me apetece más escribirlo con dos enes, en lugar de con una. Hay matices.

Discurso tras recibir insignia de 50 años colegiado Discurso tras recibir insignia de 50 años colegiado

Discurso tras recibir insignia de 50 años colegiado

La parte biográfica fue rápida y sin resumir es, según mis notas: “vivían en Jaén. Su padre era miembro del Cuerpo de la Policía Armada, y estudió Derecho en Granada del 58 al 63. Hizo unos cursos en el ICADE, en Madrid, aquello no le gustaba y se volvió a Almería, donde había hecho las prácticas de Alférez de Milicias, y aquí sigue desde entonces”.

Automáticamente se va al Derecho, y me refiere que “lleva 53 años colegiado. Que la parte del Derecho que más le gusta es el Civil y que cuando empezó a ejercer, se trabajaba para el cliente y para satisfacer sus necesidades”.

“El cliente confiaba en el abogado, situación que después cambió. Cuando comenzó a ejercer, primaba la confianza del cliente en el abogado y viceversa, hasta llegar a la situación actual en que hay de todo.”

En relación con uno de sus pleitos de los principios, me recuerda que en aquella época, los Alcaldes podían parar una obra, lo cual viene a colación porque ese pleito era por un tema de aguas en Alhama, y para el que le hizo un Informe Técnico el Ingeniero Paco Pérez, hijo de don Emilio Pérez Manzuco.” Me imagino qué pleito era, pero cuando intenté sonsacarle más datos, me di cuenta de que a la segunda me miró como diciendo: no insistas que no hay nada que arrascar.

En cuanto a los resultados de los pleitos, es muy pragmático: “lo peor, perder un pleito, y lo mejor, ganarlo”. A renglón seguido me explica que “durante un pleito siempre estás pensando en las pruebas y no en los recursos”, a que ha lugar después de la sentencia. Frase muy corta, pero contundente.

En cuanto a la formación del abogado, “no es partidario de la memoria, si no de estudiar, ya que el Derecho es lógico”, frase que me dio alegría escuchar, máxime viniendo de alguien tan leído.

Para terminar este capítulo, ante mi duda de si es mejor un mal arreglo a un buen pleito, me contestó que “aunque prefiero ganar el pleito, prefiero cuidar los intereses de las partes con un acuerdo.”

Recibiendo diploma de 50 años en ejercicio Recibiendo diploma de 50 años en ejercicio

Recibiendo diploma de 50 años en ejercicio

A modo de colofón, hicimos un recuento de los nombres que nos agradaban a los dos de los históricos de Almería, y me cabe la satisfacción de nuestras coincidencias, a pesar de nuestros diferentes puntos de vista personales y profesionales, pues coincidimos en recordar como referentes a don Vicente Fernández-Capel Roselló, que fue abogado de mi padre y mío y del que guardo increíbles recuerdos personales y profesionales; don Rogelio Pérez Burgos, a cuyo despacho acompañé a mi padre, en mi juventud, en algunas ocasiones; don Juan José Pérez Gómez, cuyo hijo Juan José y yo fuimos compañeros en el Instituto; don Enrique del Valle Fuentes, Notario ante el que firmé mis primeras Escrituras, y que fue cliente de don José; David, el Registrador de la Propiedad de quien guardo el recuerdo de alguien con ganas de vivir y una buena cabeza; don José Barrasa, Notaría a la que iba mi padre y cuyo hijo es compañero de Químicas: curiosidades de la vida; don Joaquín No, con quien tengo ganas de echar un café, entre otras razones porque es un gran conversador con el que, aunque sean sólo 5 minutos, es una delicia charlar; y el último de los Notarios jubilados con el que he aprendido hasta de vinos, que es don Jerónimo Parra, con una inteligencia clara y que leía muy bien las Escrituras. De los Notarios me destacó Pepe que “deben saber leer, escribir y tener sentido común”, frase que en el contexto en que la pronunció, sirve tanto de base de partida, como de conclusión, sobre el notariado.

Y como colofón, lo que más le gusta y está disfrutando plenamente: “la vida familiar.”

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