La Cañada teme inundarse por la red de regadío que queda bajo sus calles

Más de un kilómetro de acequias subterráneas provienen de las boqueras que daban agua desde el río Andarax y la fuente del Mamí · Los vecinos critican la falta de previsión y exigen más mantenimiento

En mitad de la localidad una de las boqueras está llena de matorral.
En mitad de la localidad una de las boqueras está llena de matorral.
Josefina Guerrero / Almería

25 de junio 2010 - 01:00

Desde la plaza Verde del Agua en el barrio de Nuestra Señora del Rosario en La Cañada y hasta la calle Cruz de Martos, cerca de un kilómetro de red subterránea, bajo cientos de viviendas, alberga lo que durante siglos y hasta los años 60 y 70 fueron los cauces artificiales de suministro de agua para regadío desde el río Andarax y la Fuente del Mamí hasta los campos agrícolas de esta barriada del Levante de la ciudad.

Se trata sólo de un ejemplo de la red que la expansión urbana de la localidad ha dejado bajo sus calles y avenidas, "sin respiraderos ni espacio para que entren operarios o maquinaria para su limpieza, algo que sí se hizo en la Rambla de Almería", según explica el tesorero de la Unión Vecinal Almeriense, Juan Francisco Ruiz. Su presidente, Manuel García, incide en que la canalización soterrada carece de acceso reglamentarios, que deberían estar dispuesto cada 25 metros, aunque sólo existen dos en todo el recorrido de la acequia, un canal compartido por otros servicios, desde arquetas de electricidad a redes de saneamiento incontroladas desde las viviendas colindantes, "con los riesgos y peligros que ello supone".

Sobre dichos riesgos, el secretario de la formación política, Pepe del Águila, explica que los responsables del Sindicato de Regantes les han aconsejado no intentar bajar a los canales, debido a la alta presencia de gases tóxicos y matorrales.

El gran problema podría derivarse de una avenida mayor de agua de la acostumbrada, puesto que con las lluvias de comienzo de año y el rebrote de agua de la Fuente del Mamí, "hasta hace pocas semanas estaban inundadas cocheras y patios". Así, muestran su temor de que la dejadez por parte de entidades y administraciones que podrían ser responsable del mantenimiento de la red urbana y el taponamiento de las entramado interno por la presencia de matorrales pueda llevar a alguna catástrofe.

Dos son las boqueras que quedan dentro de La Cañada del agua que antaño era de habitual uso por turnos de todos los propietarios de terreno agrícola y, pese a que este año han podido volver a hacer uso de su derecho después de décadas de caudales secos, inciden en que es necesaria una mayor atención a los canales de la Boquera Nueva, encauzada en el siglo XIX, y de La Higuera y El Bobar, anteriores a dicha fecha. Ni el Ayuntamiento, ni Aqualia ni la Agencia Andaluza del Agua (como entidad de control a la que también se ha dado parte) han dado solución, pese a que los afectados recuerdan que todos los grupos políticos municipales conocen la situación del barrio.

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