Casa palacio de los Jover (I) España
Crónicas desde la Ciudad
En la calle Arráez, esquina a La Reina, se alza el sólido y noble inmueble hoy sede del Archivo Municipal. Propiedad del Ayuntamiento -por permuta al Obispado-, fue fielmente restaurado hace años por la Junta de Andalucía
HAY quien piensa que el Archivo Municipal -alternado con el de la Diputación- es mi segunda vivienda. Lleva razón. Dónde iba a compartir mejores inquilinos que con sus funcionarios? Y puesto que me alegran sus alegrías, confesaré que no puse mala cara -aunque el acto es censurable- al comprobar días atrás que un anuncio publicitario cubría la pintarrajeada "tablilla" informativa adosada a la fachada del edificio. El menda que lo hizo mató dos pájaros de un tiro: ocultó a la vista su suciedad y los muchos fallos del texto que algún/una "lumbrera" redactó. Lo que no pudo tapar el pasquín es el consumado error, más grave aún al tomar carta de naturaleza en el lenguaje oficial y en la prensa escrita -también hay a quien le ha dado por llamar plaza de Los Burros a la del Marqués de Heredia y encima le ríen la gracia, ¡son los tiempos que corren fiel Sancho…¡- el adjudicársela a los "Marqueses de Cabra" cuando el "noble" cordobés no conocía la casa ni en pintura. A Almería vino una sola vez y fue con ánimo de apropiarse fraudulentamente de la herencia de su (separada) esposa.
JOSÉ JOVER Y GIRAL
Liberada la ciudad en 1812 de la ocupación francesa, el apellido Jover, procedente del Levante español, se asentó en Almería. Desde entonces, muchos de sus miembros rindieron culto a la Literatura (poetas, cronistas de la Ciudad) o se dedicaron a la política activa: diplomáticos, gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, etcétera. Reconocido militante monárquico alineado con los Moderados borbónicos (década 1844-1854), José Jover y Giral fue un rico hacendado propietario de fincas urbanas (c/. Arráez, Murillo, Navarro, Estrella, Arenal, Sócrates) y agrícolas repartidas entre la Vega, Huércal y Rioja. Su mansión señorial, a la que en otro momento volveremos, fue engalanada para recibir a Isabel II y a su séquito durante la visita de esta a la ciudad en noviembre de 1862, aunque, dada la premura del viaje, la reina no pernoctó en Almería. Nos cuenta el cronista de su estancia en Andalucía Francisco Mª Tubino:
"… Para que nada se echase de menos habían preparado suntuosos alojamientos a la alta servidumbre y Ministros en las casas de los señores Jover… Quienes aún teniéndola alhajada hicieron grandes gastos para ponerla a la altura de las más notables en cualquier capital de cualquier orden". La vivienda dispuesta era precisamente de la que nos ocupamos; situada en la carrera oficial del cortejo, entre el Muelle y el gobierno Político-Militar establecido en el desacralizado convento de Las Claras (Plaza Vieja).
José Jover se casó en 1835 con María Greppi Fernández de Nalda en la parroquial del Sagrario de la Catedral (la desposada contaba 24 años de edad). Hija y heredera universal de María Fernández de Nalda y de Bartolomé Greppi, poderoso comerciante con bazares en la calle de Las Tiendas, almacén de betunes y espartos próximos al Puerto; responsable de los arbitrios municipales sobre las uvas y espartos de exportación, etcétera. Le dio nombre a un paraje del extrarradio (Barranco de Greppi) y fue "paño de lágrimas" del Municipio frente a las exigencias económicas de las tropas napoleónicas invasoras. Del matrimonio nacieron dos hijos: José (1826), monárquico isabelino igualmente -en cuya militancia conoció al que sería su cuñado, Martín Belda-, consiguió acta de concejal en el Ayuntamiento, diputado provincial a Cortes, agregado al Cuerpo Diplomático y cónsul de España en Oporto. Y María Jover Greppi (1832), casada con el 1º marqués de Cabra y heredera única de una cuantiosa fortuna tras el dramático suceso sufrido por el palacete de la calle Arráez en febrero de 1879.
José Jover y Giral falleció en Barcelona el 23 de agosto de 1865, testando a favor de su esposa en régimen jurídico de "gananciales matrimonial"
MARQUÉS DE CABRA
Martín Belda Mencía nació en Cabra (Córdoba) el 13 de agosto de 1822; marchando a Madrid en edad juvenil -apadrinado por un paisano suyo-, para ocupar un puesto de escribiente en el Ministerio de Marina. Su trayectoria en la Corte es un claro ejemplo del "trepador" político que desde la más absoluta modestia asciende a los más altos destinos en el gobierno de la Nación. Según demostró con crees, a Martín Belda le "adornaban" atributos suficientes para hacer carrera.
En 1847 accede al Congreso por el distrito de Cabra; con el general Narváez ocupando el Gobierno y Luis Sartorius, conde de San Luis -vinculado política y familiarmente a Almería- en el Ministerio de la Gobernación. Con 27 años ascendió su primer peldaño al tiempo que tejía su propia red caciquil electoral entre sus vecinos egabrenses y comarcanos. En este cargo recibió los títulos de Coronel del Real Cuerpo de Artillería y Marina y Secretario de S.M. con ejercicio en Decretos. En 1854 perdió sus prebendas ministeriales aunque conservó el escaño por Cabra, donde influía a su antojo. Con el regreso al poder de Narváez, Martín Belda recobra protagonismo. Para no extenderme en su trayectoria profesional, digamos que a partir de 1864, fue, sucesivamente, subsecretario del Ministerio de la Gobernación, director General de Obras Públicas y durante tres meses (1867) presidente del Congreso de los Diputados. De aquí pasó a ocupar la cartera del Ministerio de Marina, en la que sería su etapa de mayor fortuna, pero también la de continuos sinsabores a consecuencia de las disposiciones, normas y reformas que le enfrentó a la Armada como institución. Fue precisamente la Armada quien en el Departamento de Cádiz se sublevó el 17 septiembre de 1868, "La Gloriosa", dando paso al Sexenio Revolucionario y al principio del fin de Isabel II y de la buena estrella del cordobés casado, y separado, con nuestra paisana Mariquita Jover.
Con la reina marchó al exilio de Francia y allí le sirvió con lealtad (posiblemente fue el interlocutor con don Nicolás Salmerón en un asunto de herencias e hipotecas). Lealtad que llevó al hijo de aquella, Alfonso XII -restituido en el trono- a concederle el título de 1º marqués de Cabra el 29 de diciembre de 1874. A su regreso a Madrid le nombraron Gobernador del Banco de España, una auténtica bicoca por su consideración social y la remuneración monetaria que llevaba aparejada. El hombre que sin pretenderlo dio título nobiliario a la casa construida por su suegro y posteriormente propiedad de su ex esposa, falleció en su domicilio de Madrid el 1º de enero de 1882:
(LCM, 03/01/1882): "D.E.P. Ha fallecido en Madrid don Martín Belda, Gobernador que fue del Banco de España durante el mandato del Ministerio Cánovas-Romero. Mandamos nuestro más sentido pésame a su respetable viuda Excma. Sra. María Jover, marquesa de Cabra". Su respetable viuda residente en Almería -separada de hecho aunque no jurídicamente de derecho tuvo la generosidad de insertar una esquela mortuoria en la portada del citado diario liberal, invitando a sus amigos a "misas de sufragio en los templos de Santo Domingo y San Pedro".
Con el capítulo de mañana domingo concluiremos la historia del erróneamente denominado palacio de los Marqueses de Cabra.
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