Almería

Cuando China manda sobre la 'hierba' de fumar

Unas semillas no especialmente caras, una rentabilidad alta y unas penas judiciales menores que las aplicadas al tráfico de otros estupefacientes -se considera que no provoca un daño grave a la salud como la cocaína , por ejemplo-, han hecho que muchos narcos reorienten sus negocios ilegales hacia esta sustancia pero también que muchos particulares en aprietos hagan lo mismo.

Pero también se ha registrado un cambio en la nacionalidad de aquellos que dominan este mercado. Cabe recordar, por ejemplo, que a finales de junio la Guardia Civil de Ciudad Real y la Policía Nacional de Madrid desarticularon una red criminal dedicada al tráfico de drogas, prostitución, falsificación de productos, extorsión y robo, una operación que incluyó registros en Ávila y que se saldó con la detención de 121 personas, la mayoría de origen chino.

Un mes antes, otras cuarenta personas, la mayoría también ciudadanos chinos, fueron detenidos en Madrid, Toledo y Ciudad Real vinculados a una organización dedicada al cultivo a gran escala de marihuana con destino a Europa, sobre todo al Reino Unido, y al tráfico de drogas sintéticas para venderla a compatriotas.

Según el diario El Mundo, en lo que va de este año, la cifra de personas originarias de este país detenidas por hechos similares se ha multiplicado en un 1.000%, e incluso un agente de la Unidad Central de Inteligencia Criminal (Udyco) de la Brigada Central contra el Crimen Organizado de la Policía asegura a este periódico que "los chinos son hoy los mayores productores y exportadores de marihuana en España".

El Mundo alude a un informe de la Unidad de Inteligencia Criminal con fecha de 25 de mayo de 2018 que señala, según este medio, que en 2017, un 16% del total de las plantas de cannabis incautadas fue a ciudadanos chinos y que en lo que va de año este porcentaje aumenta al 31%. Los orientales, según esta información, han desplazado a los rumanos, italianos y búlgaros, asociándose a los clanes gitanos, a quienes comenzaron a comprar su producción.

Los tiempos cambian y la globalización parece llegar a todos los sectores y aspectos posibles, incluso aquellos ilegales que tradicionalmente han cubierto colectivos muy concretos. Parece que éste está comenzando a ser un negocio floreciente para los grupos más insospechados.

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