Corpus Christi (I)Documentos

Crónicas desde la Ciudad

Salvo en Toledo, Granada, Sevilla y alguna otra localidad de menor rango, la festividad del Corpus Christi pasó de jueves a domingo en toda España. En Almería capital su celebración tiene lugar el domingo por la tarde

Antonio Sevillano / Historiador

05 de junio 2010 - 01:00

APROVECHANDO vísperas y festividad, este fin de semana repasaremos, con la brevedad que el espacio permite, su intrahistoria local a través de determinados documentos. Excepto las ciudades adelantadas, el refrán de "tres días hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión" ha queda obsoleto. Refranero al margen, los panegiristas de la Iglesia coinciden en que fueron los reyes de Castilla, Isabel y Fernando, quienes impusieron que con el mayor boato posible se santificase, en los territorios conquistados, la festividad de la Sagrada Eucaristía, instituida por el Papa Urbano IV en la Bula "Transiturus" (1264). Ahí se ordenaba "que tal solemnidad se celebrara en el día jueves después del domingo de la Santísima Trinidad". La concesión de indulgencias a los fieles por asistir a la procesión fueron dictadas por los papas Martín V y Eugenio IV. Si los reyes castellanos lograron la capitulación de la musulmana Almería dos años antes que la cabecera del Reino de Granada, la antigüedad de los fastos urcitanos son por tantos anteriores. Sin embargo, comparativamente, la visible magnificencia de aquella se justifica en la mayor riqueza y recursos de su arzobispado y el que la vecina ciudad granadina la hiciese coincidir con su principal fiesta civil anual.

ARCHIVO CAPITULAR

Lógicamente, el archivo catedralicio es el mayor depositario de piezas y legajos. De él se han nutrido distintos historiadores eclesiásticos, del deán Pascual de Orbaneja (Vida de San Indalecio) y Carpente Rabanillo a los contemporáneos Tapia Garrido y López Martín. De Tapia ("Almería, piedra a piedra") es la clásica nota siguiente:

Junio, 1585, Corpus. "Se manda dar a los gitanos diez ducados por el canto y baile de villancicos (no sólo se cantaban villancicos durante la Natividad del Señor) que hicieron en la plaza de la Catedral ante el altar del Santísimo, y que tanto agradó al obispo".

Una centuria después, prelado (fray Andrés de la Moneda) y Cabildo suprimieron "las zambras y baile de gigantones, atentos a que en ninguna parte se hacen y porque no está bien que canten en la Iglesia y se digan en las Representaciones cosas indecentes". No obstante, años más adelante restituyeron zambras y autos sacramentales en el interior del templo diocesano y en la plaza.

El apartado musical de la seo almeriense fue concienzudamente investigado por Cristina Bonillo y Albina Requena ("Noticias y catálogo de Música en el Archivo de la S. y A.I.C. de Almería", Consejería de Cultura, Junta de Andalucía). De sus libros de actas las investigadoras anotan la gratificación anual (de 1579 a 1603) a la capilla musical por su participación: "A los cantores se les pagan dos ducados por el almuerzo del Corpus". Además de estas, son varias las citas en que se atienden al pago a músicos, de la capilla o aficionados externos, por tocar o cantar durante el Corpus o su Octava.

Seguía Tapia Garrido prestando atención a la manifestación barroca por excelencia del ciclo de primavera:

"Desde principios del siglo XVI la fiesta litúrgica de más alborozo popular era la procesión del Corpus (a la procesión, custodia y ostensorio volveremos mañana con más calma). Los capellanes y los acólitos de la Catedral preparaban la "danza del Corpus" y el Cabildo los agasajaba con un almuerzo.

Se alfombraban las calles de la Carrera con aneas y poleos; hasta 80 cargas se gastan en 1555. En la procesión los racioneros llevaban las sencillas andas de madera, adornadas con telas de seda, sobre la que se coloca "una caja dorada en medio, en que se pone la custodia".

Para el día del Corpus se componían entremeses, escarnios, chanzonetas y villancicos. En 1608 se representa en el crucero, entre la Misa y la procesión, "cierta comedia o auto" preparada por los del Ayuntamiento. En 1616 son los colegiales del flamante Seminario los que representa la comedia dirigidos por el preceptor (…). Desde 1521 el Santísimo sólo salía en procesión el día del Corpus; durante la Octava esta era claustral. Después los Dominicos comenzaron a hacer la procesión de la Infraoctava… ".

Las aportaciones al tema del fallecido archivero Capitular, Juan López Martín, se pueden consultar en los dos tomos dedicados al episcopologio de la diócesis de San Indalecio: "La Iglesia de Almería y sus Obispos", 1999.

ARCHIVO MUNICIPAL

La rescatada casa-palacio de los Jover -hoy Archivo Municipal- atesora una información imprescindible para el conocimiento del devenir diario de nuestra ciudad, incluido las manifestaciones religiosas en que toma parte el Consistorio, Corpus incluido: "Sesión 23/05/1857: … Se acordó que sin perjuicio de concurrir a todas ellas siempre que el servicio público a que está consagrada la Municipalidad lo permita, se consideran como de precisa e indispensable asistencia las siguientes:

Procesión de la Santa Bula

Festividad de la Candelaria

Entierro de Cristo en el Viernes Santo

San Indalecio, Corpus y su Octava y Virgen del Mar

San Esteban, o sea, aniversario de la Reconquista por los Sres. Reyes Católicos".

Para este trabajo he preferido investigar personalmente a seguir, por ejemplo, las elucubraciones fantasiosas de Bernardo Martín del Rey (1909-1974); ínclito poeta filo fascista, auxiliar bibliotecario (1939) a las órdenes de la archivera Municipal, Isabel Millé Jiménez, con un sueldo anual de 3.000 pesetas. La primera cita que hallamos tiene que ver con el abuso gratuito que hacen determinados personajes de la cera sufragada por el Cabildo; tema recurrente dado la carestía de esta y su utilización imprescindible en cualquier cortejo procesional. Se trata de una Provisión Real de Felipe II fechada el 27 de junio de 1573 -a través de la Chancillería de Granada- y remitida al Alcalde Mayor, "para que no se den hachas (velas) a los regidores (concejales) a cuenta de los Propios en la festividad del Corpus Christi". Martín del Rey alude a otra Cédula (no catalogada actualmente en el Archivo) del mismo rey cursada en 1574 ordenando que la cera fuese repartida "por igual entre los alcaldes mayores, regidores y justicias para que luzcan en la solemnidad del Jueves".

Dos siglos tardó en pronunciarse otro rey sobre el tema. Carlos III trata de los excesos cometidos, a cuenta de músicas y bailes, en una Real Provisión dada en la Granja de San Ildefonso el 21 de julio de 1780:

"… Han llegado a mis oídos algunas notables irreverencias que en la Fiesta del Santísimo Corpus Christi de este año se han cometido con ocasión de los Gigantones y Danzas, en donde permanece la práctica de llevarlos en las procesiones (…) He servido mandar se quitasen y cesasen para lo sucesivo los gigantones, gigantillas y tarascas, porque semejantes figurones (…) causaban no pocas indecencias. He resuelto que en ninguna Iglesia de mis Reinos, sea Catedral, Parroquial o Regular, haya en adelante tales Danzas ni figurones, sino que se cese del todo esa práctica en las Procesiones y demás funciones Eclesiásticas, como poco conveniente a la gravedad y decoro que en ellas se requiere".

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