Corpus Christi (y III)Octava y Custodia

Crónicas desde la Ciudad

Organizada por la hermandad del Prendimiento, la procesión de esta tarde cierra la Octava del Corpus. Tendrá paradas de cortesía ante su casa-palacio de los Puche y conventos de Las Puras, Las Claras y Siervas de María

Corpus Christi (y III)Octava y Custodia
Corpus Christi (y III)Octava y Custodia
Antonio Sevillano / Historiador

13 de junio 2010 - 01:00

EL hecho ni me ocupa ni preocupa -doctores dicen que tiene la Iglesia-, me limito a anotar lo observado: la otrora popular y concurrida procesión vespertina del Corpus se reduce en la actualidad, en cuanto a participación de seglares, a un grupo de niñas/os de primera comunión, estandartes cofradieros y una flaca doble fila de fieles. Esa desafección ciudadana parece haberse contagiado a la prensa local: ninguno de los tres diarios dio información de su salida, horario o itinerario. Tampoco el Ayuntamiento -representado en el cortejo, como Dios y su electorado conservador manda, por la casi totalidad de su equipo de gobierno- insertó la consabida nota oficial sobre aparcamientos. Pero la misión de estas Crónicas es la de recuperar para el lector su pasado esplendor y no entrar en mayores consideraciones sobre el manifiesto declive.

DECORADO Y CAROCAS

La antigüedad de la Octava -"espacio de ocho días durante los cuales celebra la Iglesia una fiesta solemne, singularmente la del Corpus Christi"- se remonta en Almería al obispo Diego Fernández Villalán y el posterior Diego G. de Villalobos, quien "propone que la Octava del Corpus se celebre con exposición de S.D.M, desde la hora prima hasta después de misa". Días festivos que culminaban con la procesión claustral o por el centro urbano almeriense, según de que año se tratase. Lo que sí fue norma usual es que el exterior -Catedral, fachada norte y plaza- se cubriese con vistosos tejidos, amén de montar el tablado destinado a representaciones teatrales y a la música (1870: "Que se hagan los preparativos necesarios por la Comisión de Actividades Religiosas para que de igual manera que se hizo el año anterior se adorne la plaza de la Catedral para el alumbrado y colocación de la música, a fin de solemnizar la Octava del Corpus Christi"). Pero antes de proseguir, permítanme otro apunte de actualidad.

El fin de semana pasado observaba a varios cofrades del Prendimiento engalanar con bandas rojas el lienzo de muralla principal de la seo-fortaleza y su torre campanario. Esta hermandad es igualmente la responsable, desde que en 1988 recuperó la tradición abandonada, de organizar el llamado "Corpus chico" u Octava; en sus comienzos por el interior del templo catedralicio y posteriormente con la presencia en la calle de un cortejo cada vez más nutrido de almerienses, acompañando a una custodia (del siglo XVIII) portada por su consiliario bajo palio, ambos de su propiedad. La procesión que circunda el perímetro sur de la Catedral, tiene cuatro paradas-visita de cortesía: en su Casa de Hermandad -el bello palacio de los Puche recuperado y restaurado con gran esfuerzo económico-; convento de La Purísima, de Las Claras y, si las obras de la c/. Eduardo Pérez lo permite, que no lo permitirán, el de las Siervas de María.

Amaneció el reluciente jueves, el esperado gran día de la fiesta barroca. Desde la mañana se sucedían las horas litúrgicas en las cuatro parroquias y en la iglesia metropolitana, a la espera de la tarde en que haría su aparición el Santísimo Sacramento en su templete de plata dorada sobre andas forradas de terciopelo adamascado, precedido del obispo, deán, canónigos y beneficiados. De regreso, y ya entronizado en el altar Mayor, la plaza resplandecía de candelas y hachones de cera perfumada. Era el momento de la representación de autos sacramentales (Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón) y otras piezas teatrales. Y de la música: al principio interpretada por chirimías, violines, fagot y clarines, y desde mediados el XIX por la Banda Municipal recién fundada y dirigida por Bartolomé López.

Y los gastos, siempre a cargo del presupuesto municipal. Así, en años de vacas flacas, 1878: "Teniendo en consideración las escasez de recursos económicos en que actualmente se encuentra la Hacienda Municipal… Acordó que para el Stmo. Corpus solamente se atienda al gasto preciso para entoldar las calles… Viéndose el Municipio con harto sentimiento en la precisión de no poder adornar la Plaza con las decoraciones costosas de otros años… ". O en épocas de ubres repletas (1875, tras la Restauración borbónica siguiente a la I República): "Deseando este Ayuntamiento que la solemne festividad del Santísimo Corpus Christi que la Santa Iglesia celebra con toda la pompa y magnificencia del Culto Católico… Acordó que en el corriente año se adopten las disposiciones convenientes para que se realice con la mayor brillantez y lucimiento en pública demostración de su fervoroso celo… A cuyo efecto se autoriza a la Comisión respectiva para que proceda desde luego a restaurar la armadura (tablado y tienda cubierta) con que venía adornándose la Plaza de la Catedral en años anteriores, haciéndose en su decoración las obras necesarias… ". ¡Mientras, y no es demagogia, el hambre y el analfabetismo se adueñaban de la ciudad!

La decoración, además de luminarias extraordinarias, gallardetes y flores, consistía en grandes cartelones (carocas a imagen de Granada, por ejemplo) adosados a las paredes del templo y palacio episcopal, con poemas sacros y profanos dedicados a la festividad del día. La práctica estaba perfectamente asentada y en ella colaboraron artistas locales del pincel y la pluma consiguiendo bellísimas estampas y versos críticos o de encendido lirismo. Así lo entendió el pleno de 14 de junio de 1862: "Sumamente agradecido este Excmo. Ayuntamiento a la solicitud y deferencia con que la Sra. Dña. Rogelia León se ha prestado a corresponder tan dignamente a la invitación que se le hizo para las composiciones poéticas alusivas a la festividad del Smo. Corpus Christi que ha sido expuesto al público en la decoración construida al efecto en la plaza de la Catedral, cuyo mérito se complace en reconocer con la más sincera satisfacción. Acordó, que se signifique oficialmente la gratitud y complacencia por el esmero, propiedad y precisión con que ha sabido interpretar sus deseos… dando inequívoca prueba de su fecunda imaginación".

PLATA DE LEY

Expolios, donaciones, robos y pérdidas mermaron el ya de por sí disminuido patrimonio de plata labrada por los más afamados artistas del gremio. Entre las alhajas que atañen a este trabajo debemos destacar el templete utilizado en la festividad del Corpus, adquirido por el cabildo (sesión 11 de junio, 1885; obispado de José Mª Orberá) al taller de Francisco Isaura, de Barcelona; una joya en bronce dorado de dos metros de altura, adornado de cuatro candelabros de estilo gótico. Sí se conserva el ostensorio del siglo XVIII del platero cordobés Antonio de Santa Cruz (referenciado por Mª del Rosario Torres y Mª del Mar Nicolás). La custodia actual procesionó por primera vez en 1964 tras su adquisición por el obispo Alfonso Ródenas al orfebre madrileño José Puigdoller. En "La Catedral de Almería", Editorial Everest, existe una minuciosa descripción de esta joya del fallecido archivero capitular Juan López Martín -plagiada sin pudor por otros, sin citar a su autor-, toda en plata de ley, de estilo barroco, en cuyo interior se inserta el viril del antedicho ostensorio.

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