Dieciséis personas han sido detenidas en Málaga, Sevilla, Bilbao, Madrid, Lisboa, Bruselas y Birmingham, en la desarticulación de una red de traficantes de cocaína que contrataba a "mulas" a las que pagaba 5.000 euros por ocultar el estupefaciente adosado en su cuerpo o en sus pertenencias. La mayor parte de los arrestados son de origen nigeriano, según informó el Ministerio del Interior.
A lo largo de la investigación se han intervenido casi 50 kilogramos de cocaína cuyo valor en mercado ascendería a 1.750.000 euros. La organización disponía de capacidad suficiente como para "mover" 10 kilos semanales, lo que supondría más de 500 kilos anuales cuyo valor de mercado superaría los 18,5 millones de euros.
La organización contaba con importantes contactos con suministradores de cocaína asentados en Sudamérica y Centroamérica, y para la introducción de la droga en España captaba a los "correos", tanto españoles como extranjeros.
La investigación se inició en Roquetas del Mar (Almería), donde en principio estaba asentada la red, aunque después se trasladó a Málaga. Los dos principales responsables de la organización, apodados Blad y Prince, disponían de contactos en el extranjero que les suministran las drogas. En un escalón inferior se encontraban los lugartenientes y hermanos de Blad, conocidos como Ernest y Arinze que gestionaban todos los aspectos relacionados con los viajes de los "correos", tales como obtención de billetes de avión, alojamientos o recepción; y el almacenamiento y distribución de la sustancia estupefaciente.
La multiculturalidad de esta organización criminal se completa con la presencia de un nacional lituano en funciones de "utillero", un "chico para todo", especialmente encargado de la recepción de los correos en los distintos aeropuertos nacionales e internacionales, y un español responsable de la captación de "correos". Estas "mulas" eran de distintas nacionalidades, tanto españoles, como malayos o nigerianos.
Interior destaca la profesionalidad de los miembros de la organización en cuanto a la planificación de los viajes. Como medida de seguridad compraban los billetes de avión en distintas agencias, explotando las diferentes rutas posibles, lo que provocó un esfuerzo extraordinario de coordinación internacional y nacional de los investigadores. Los correos realizaban un mínimo de dos o tres escalas.
Una vez en España el intercambio de drogas y dinero se realizaba en lugares que la organización consideraba seguros, como hoteles, hostales o pensiones. Hasta la llegada a estos puntos, los correos eran vigilados por miembros de la organización a cierta distancia, sin realizar contacto alguno. Para realizar los pagos de la droga empleaban, entre otros medios, las empresas de envío de dinero.
Los miembros de la organización habían invertido la mayor parte de los beneficios obtenidos en sus lugares de origen, donde han construido hoteles y mansiones.
Nueve detenciones se practicaron en Málaga, dos en Lisboa y una en Bilbao, Sevilla, Madrid, Bruselas y Birmingham respectivamente.
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