Descanso en la Alpujarra

El río Andarax, arteria de la comarca, forma un fértil valle donde crecen huertas y parrales. Pueblos en los que el agua es elemento clave. De ahí infinidad de fuentes y manantiales que han dado lugar a diferentes rutas

Carolina Crespo / Almería

20 de septiembre 2012 - 05:01

La provincia de Almería cuenta entre sus bondades con un destino ideal para los aficionados al turismo rural. Y es que esta tierra es mucho más que sol y playa. Aquí se puede disfrutar de la naturaleza, el deporte activo y el descanso en cualquiera de los 21 municipios que dan vida a la comarca de la Alpujarra almeriense. Esta comarca conformada por los municipios de Alboloduy, Alcolea, Alhabia, Alhama de Almería, Alicún, Almócita, Alsodux, Bayárcal, Beires, Bentarique, Canjáyar, Fondón, Huécija, Íllar, Instinción, Laujar de Andarax, Ohanes, Padules, Paterna del Río, Rágol, Santa Cruz de Marchena y Terque.

Un conjunto de pueblos blancos al amparo de Sierra Nevada y bañados por el Río Andarax. Un destino que permite al viajero contemplar bellos paisajes salpicados de almendros, parrales y árboles frutales, además de visitar pequeñas villas con grandes encantos, como el legado patrimonial heredado de los musulmanes o una rica y propia gastronomía.

Además, el agua es un elemento clave de La Alpujarra, pues bañada por el Río Andarax, las fuentes y manantiales se suceden en estos pueblos, que han creado, incluso, rutas propias para conocer este patrimonio monumental. Uno de ellos es Canjáyar, cuyos alrededores son perfectos para practicar senderismo por lugares como la Cueva de las Nieles o por el cerro de San Blas, donde se ubica la ermita.

Esta localidad dispone de la ruta de las fuentes, pensada para mostrar la importancia de este recurso en el turismo y agricultura, motores económicos del municipio que posee 11 manantiales, como la fuente Jardines Cruz de los Caídos o la fuente Larga.

Otro de los municipios de la Alpujarra de obligada visita es Fondón, que está formado por tres núcleos de población, el que le da nombre, el de Benecid y el de Fuente Victoria. En este último cuenta con la Casa del Rey Chico, un palacio en el que se refugió el rey Boabdil después de llorar la pérdida de su reino ante los Reyes Católicos.

Entre los edificios más interesantes por su valor arquitectónico se encuentran la Iglesia de San Andrés, la Fuente de Carlos IV, el Pósito de Fondón -que acoge la sede del Ayuntamiento-, Ermita de la Virgen de las Angustias y la Casa de los Godoyas, centro cultura de la localidad que acoge exposiciones de forma continua. Los aficionados al turismo rural -que cuentan con un camping recientemente reformado y varios alojamientos rurales- disponen de rutas y senderos diseñadas con el fin de conocer la totalidad de la zona y disfrutar de una agradable jornada. Entre las más destacadas, el Sendero El Púlpito-La Parra PR-A 373, la ruta Entre dos sierras o la de Río y molinos.

La gastronomía es otra de las grandes bazas de Fondón, con platos típicos como el choto al ajo cabañil, la olla de nabos, la paila de cordero o choto y las inevitables pajarillas. Exquisiteces gastronómicas que deben bañarse con los vinos que se producen en esta tierra que cuenta con cuatro destacas bodegas. Entre ellas, Bodegas Selección de Vinos de Fondón, Bodegas y Viñedos de Laujar y Bodega Fuente Victoria.

Para finalizar con el tema gastronómico, cabe recordar que este pueblo presume de dos productos estrellas como son el gazpacho y los mantecados. Artículos que hacen que muchos visitantes se acerquen hasta Fondón, un pueblo lleno de encantos.

La ruta por la Alpujarra almeriense puede llevarle hasta Padules, topónimo que significa pequeñas lagunas, haciendo alusión a sus manantiales. Un pueblo blanco productor de vino en el que destaca su iglesia mudéjar.

También podría visitar Almócita, que con calles estrechas y serpenteantes, enmarcadas por casas blancas, ofrece una de las mejores muestras de arquitectura popular alpujarreña. Aquí es de obligada visita su iglesia mudéjar dedicada a Nuestra Señora de la Misericordia.

Ohanes es otra recomendación, una villa rodeada de parrales y conocida por el cultivo de la variedad de uva a la que presta su nombre. Entre sus rincones predilectos la plaza del Altillo, mirador desde donde se divisa el Valle del Andarax. Íllar, Bentarique y Terque, junto al río Andarax, conforman una ruta donde el descanso y el relax está garantizado. Pequeños pueblos con fértiles vegas donde abundan los cultivos de parrales y frutales. Muy cerca se encuentra Alhabia. Aquí merece una visita la Farmacia, fundada en 1871, el Monumento a la Mujer del Farmacéutico Rural, las fuentes árabes y el Reloj de Sol situado en las Cuatro Calles. A escasos seis kilómetros se alcanza el pueblo de Alboloduy, donde visitar su iglesia, la ermita de San Juan o la Fuente, presidida por la imagen en cerámica de San Roque.

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