José ‘El Francés’, dueño de clubes de alterne que ya ha sido detenido en ocasiones anteriores por delitos relativos a la prostitución, ha vuelto a ser arrestado en una macrooperación de la Policía Nacional en la que han sido registrados y precintados numerosos de estos establecimientos en toda la provincia, por ejemplo en municipios como Roquetas de Mar y El Ejido.

Las redadas comenzaron la tarde del martes y cogieron impulso este miércoles por la mañana, según ha informado a este periódico la Comisaría Provincial de Almería, cuyos agentes han llevado a cabo esta actuación con el apoyo de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) Central de Madrid.

Por el momento, no ha trascendido el número definitivo de detenidos de esta caso que depende del Juzgado de Instrucción número 3 de Almería, pero sí se ha confirmado la detención de ‘El Francés’, quien en octubre del 2019 ya fue condenado a 23 meses de prisión por delitos de asociación ilícita, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, prostitución; dos meses de cárcel, blanqueo y tenencia ilícita de armas.

‘El Tomate’ en Santa María del Águila o el ‘Candela’ en Aguadulce son sólo dos de los clubes en los que ha intervenido la Policía Nacional, que ya detuvo a ‘El Francés’ en dos ocasiones anteriores por hechos similares. La última de ellas se saldó de forma satisfactoria para el arrestado, ya que de los 20 años de prisión a los que se enfrentaba únicamente le fueron impuestos los citados 23 meses de cárcel, al llegar a un acuerdo con la Fiscalía.

Esta última condena declaró probado que formaba parte de una banda cuyo fin era la explotación sexual en España de mujeres procedentes de otros países, principalmente de Europa del Este y Sudamérica, actuando como un grupo organizado de carácter estable que funcionó desde el 2004 hasta abril del 2009. A la cabeza del presunto grupo estaban ‘El Francés’ y su pareja N.G.R.S., que “dirigían de hecho la organización y los distintos clubes” y todas las decisiones se adoptaban con “su aprobación”.

“Cada uno de los miembros del grupo desempeñaba un cometido específico”, afirmaba la Fiscalía. Otro acusado, A.J.M. gestionaba las finanzas de la organización y los ayudó a crear. un “entramado de personas físicas, que cotizaban como autónomos, y personas jurídicas, que daban cobertura a los clubes”, para evitar aparecer como los verdaderos dueños de éstos y “ocultar así los beneficios obtenidos”. Otros dos acusados actuaron como testaferros, mientras que otros entablaban acuerdos y contactos con agencias de viaje “aparentemente legales” que interactuaban en Rusia y Brasil para traer clandestinamente a mujeres a las que se había prometido un trabajo en el sector de la hostelería.