Dieciséis años de cárcel por violaciones y amenazas de muerte a su compañera

El condenado sometió a la víctima a un auténtico infierno durante varios años

Redacción

23 de agosto 2013 - 01:00

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 16 años de prisión a un hombre que durante doce meses de relación sometió a su compañera sentimental a "continuas" agresiones físicas y a "todo tipo de humillaciones y vejaciones que menoscabaron gravemente su dignidad como mujer" y quien violó en, al menos, cuatro ocasiones, mientras estuvieron conviviendo. La sentencia rechaza, que tal y como sostiene el procesado, la víctima actuase en sala movida por "un odio patente" hacía él y sostiene que su declaración está corroborada por el parte de lesiones que efectuó el centro de salud al que acudió tras denunciarle y por el informe forense, "que resalta que se aprecian datos, circunstancias y signos compatibles con un proceso continuado de violencia de género y que --añade-- que destaca que no hay evidencias de sus manifestaciones sean fingidas".

El tribunal de la Sección Tercera subraya en su sentencia, que F.M.C.S. propinó a su pareja a malos tratos que transcendieron "el ámbito meramente corporal" e "incidieron de lleno en la dignidad y autoestima de la persona, degradándola", y remarca que la víctima sufre como consecuencia un "trastorno grave ansioso-depresivo con baja autoestima, pesimismo, tendencia al llanto y miedo".

Según recoge, el procesado inició una relación con la víctima en el verano de 2010 y, a partir de diciembre de ese año y hasta que ella terminó la convivencia, la sometió a "continúas agresiones, ofensas y menosprecios reiterados" que "menoscabaron gravemente su dignidad como mujer", casi siempre, en el domicilio de ambos .

También le impidió también, tener teléfono móvil y relacionarse con otras personas, "todo ello --añade-- con la finalidad de ejercitar dominio y control sobre ella". Desgrana cuatro episodios de violencia, tres de ellos a raíz de la que la víctima se negase a darle dinero, bien para comprar cocaína y marihuana, droga que F.M.C.S. consumía "esporádicamente", bien para entregar su expareja.

En el transcurso de los ataques, le propinó "puñetazos y mordiscos en la mandíbula", "patadas en el vientre", y, en una ocasión, la arrojó de un coche tras "romperle la ropa". También le golpeó con una piedra en el brazo. El tribunal considera probado, asimismo, que F.M.C.S. obligó a su compañera a mantener relaciones sexuales pese a su "resistencia y total oposición" y destaca que ella no pudo impedir que "lograse satisfacer sus deseos libidinosos" debido a la "actitud agresiva del sujeto, que le propinaban manotazos, tirones de pelo y empujones de gran entidad".

"El acusado la golpeaba si se negaba a hacerlo, conminación que la víctima asumió como algo real e inminente ya que el contexto habitual era el de frecuentes agresiones", ahonda el fallo, que indica que ella no relató estos episodios hasta la ampliación de denuncia en el juzgado "ante la percepción errónea de los abusos sexuales en el seno de la pareja no son delito, extendida en determinadas capas sociales en el que ciertas mujeres no son consientes de su derecho a la libre autodeterminación en el ámbito de su sexualidad".

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