"Doy fe de la ruina"

Ecohal pide a las empresas comercializadoras que recurran a los notarios para constatar las pérdidas en sus almacenes

Iván Gómez

02 de junio 2011 - 01:00

Las heridas quemaban como soles, a las cinco de la tarde. Un notario bajaba de su coche a las puertas de la comercializadora SAT Agroiris para certificar in situ la defunción de más de un millón de kilos. En uno de sus cincos almacenes, el de la carretera de Almerimar, en el que trabajan a diario más de 600 personas, ayer no había ni medio centenar. Apenas doce camiones en toda la mañana y tarde. Hace una semana, antes de que estallara la crisis del pepino en Alemania, eran entre 60 y 80 vehículos. "En 38 años que llevo trabajando en la agricultura, nunca he vivido una situación tan grave". Juan Antonio Díaz Planelles, director general de Agroiris, tiene claro que el palo ha sido tan gordo que tardarán años en recuperarse. "Es la primera vez que un país de la Unión Europea, que es referente como Alemania, actúa con tanta ligereza", argumenta tan dolido como sorprendido. La empresa ha estado casi siete días sin ventas, parados mirando las noticias por televisión, recibiendo más de dos millones de kilos de los que no han podido distribuir ni 300.000. Los mercados alemán, escandinavo, francés y también los de Europa del Este se cerraron al conocerse la gravedad del brote de la bacteria Escerichia Coli y su errónea vinculación por parte de las autoridades germanas a la producción almeriense. Todo un desastre para una alhóndiga que exporta el 80% de su producto. Y lo más grave es que los Estados Unidos, Canadá y Rusia, a los que empiezan a enviar las hortalizas y frutas después del verano, ya han mostrado sus dudas, un temor no justificable ante el que han tenido que responder con los argumentos de siempre: "Garantizamos al 100% la calidad de todos nuestros productos".

La federación de asociaciones de empresarios comercializadores hortofrutícolas de Andalucía, que engloba 33 empresas de Almería, Granada y Málaga, les recomendó ayer que recurrieran a un notario para certificar la mercancía que se iba a perder, todo lo que había en stock y acabaría en la basura y así lo hicieron. El notario Javier Gutiérrez visitó tres de sus almacenes y comprobó que las partidas anteriores al 27 de mayo ya no tendrían salida. Nadie les ha explicado el procedimiento que deben seguir para notificar una tragedia para la que solicitarán las correspondientes ayudas a Junta, Gobierno y Unión Europea y ayer se optó por tomar las fotografías de la mercancía perecedera y más adelante ser irían analizando los informes de recepción y salida de productos. "Debería haber venido un técnico de la administración que indicara qué es lo que tenemos que hacer en estos casos. Nos han dejado solos ante la crisis", añade Díaz Planelles. De hecho, aún no saben si los notarios a los que han recurrido las comercializadoras por indicación de Ecohal deben ir también a las explotaciones de los agricultores, más de 500 sólo para la SAT Agroiris que suman más de 700 hectáreas de cultivo.

El notario levantó acta en una nave industrial de más de 30.000 metros cuadrados y después hizo lo mismo en Mayba y, dónde está buen parte de la producción del pepino, calabacín y melón amarillo. Otras empresas como Nature Choice también han recurrido al notario para tratar de cuantificar unas pérdidas que para muchos son incalculables.

Miles de trabajadores del sector, principalmente del manipulado, carretilleros y transportistas han perdido su empleo por una crisis alimentaria injusta para los que ya llevan media vida esforzándose por mejorar. Ayer, los pocos que quedaban en la sede de Agroiris se marchaban a casa cargados con las cajas de pepinos que en los últimos días no se han podido enviar a los mercados europeos. "Esta noche voy a cenar gazpacho de pepino, lo más bueno que te puedes comer", decía la recepcionista a una de sus compañeras. A escasos metros, en uno de los restaurantes del centro comercial ejidense el menú era más que contundente: ensalada con pepino y gazpacho. "No saben lo que se pierden", comentaba un transportista que esperaba turno en la alhóndiga en alusión a una restricción -la de las hortalizas de la provincia- que ayer se esfumó al levantarse la alerta sanitaria de la Unión Europea.

Hoy comienzan tímidamente a recuperarse los pedidos en la SAT Agroiris y estiman que no será hasta el sábado cuando se pueda volver a la normalidad. Eso sí, la fruta (melón y sandía), en plena campaña, empezará a exportarse si los precios son razonables. La crisis del pepino ha conseguido no sólo paralizar los envíos hacia Europa, sino que además causó el hundimiento de los precios. "Han aprovechado el temor existente a raíz de la alerta sanitaria para ir rebajandonos el precio final de los productos y a veces resulta más rentable tirar e lmaterial", argumentan en la alhóndiga.

"Los supermercados nos piden poco para ver como reaccionan los consumidores. Si la demanda vuelve a crecer, harán pedidos de más cantidad y frecuencia", dice el comercial Javier Díaz. Diluvio de agua y pérdidas para un sector que desde ayer trata de remontar el vuelo a la conquista de Europa.

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