Almería

EEUU lanza un proyecto de Ley para reparar el daño de 'los soldados de Palomares'

  • Modificaría su Código Federal con el fin de que se les reconozca que están enfermos porque se expusieron a la radiactividad sin protección

Soldados que participaron en las labores de limpieza de Palomares tras las caídas de las bombas nucleares.

Soldados que participaron en las labores de limpieza de Palomares tras las caídas de las bombas nucleares. / D. A.

Decenas de soldados estadounidenses que viajaron hasta Palomares han sido diagnosticaron de cáncer. En un detallado reportaje, el diario New York Times identificó a 41 hombres que trabajaron en la zona, de ellos, 21 tenían la enfermedad a causa de los altos niveles de plutonio a los que se expusieron. En 1966, acudieron a la zona para 'limpiar' la tierra contaminada por las bombas nucleares que cayeron tras la colisión de un avión cisterna y un bombardero estratégico norteamericanos. No estaban activadas, pero dejaron un rastro de radiactividad que se ha extendido hasta la actualidad.

En su momento, los soldados, con partes médicos en la mano, reclamaron indemnizaciones. Pero fueron rechazados por el Departamento de Defensa. El 'caso Palomares' era y sigue siendo un asunto tan confidencial que ninguno de los dos gobiernos implicados en el desastre ha dado su brazo a torcer para reconocer que todos y cada uno de los soldados que acudieron a Palomares tras el accidente lo hicieron sin protección alguna y sin ser advertidos del peligro, tal y como han relatado los guardias civiles y soldados norteamericanos ante sus estados.

Sin embargo, en Estados Unidos se está moviendo un hilo de esperanza. El senador del partido Demócrata, Richard Blumenthal, acompañado por las senadoras Dianne Feinstein (D-CA) y Elizabeth Warren (D-MA), ha lanzado un proyecto de Ley enmendaría el Título 38 del Código Federal de Estados Unidos para incluir la participación en la limpieza de Palomares como una "actividad de riesgo de radiación", lo que haría que los veteranos de Palomares tuvieran la oportunidad de demostrar que sus enfermedades proceden de su exposición a la radiactividad.

"La Ley de Veteranos de Palomares proporciona beneficios atrasados a los miembros del servicio que participaron desinteresadamente en la limpieza de materiales radioactivos. Este accidente Palomares se considera como uno de los más grandes de la historia; sin embargo, el Departamento de Asuntos de Veteranos ha ignorado y no ha brindado a estos veteranos el reconocimiento y los beneficios que merecen", explica el Senador Blumenthal, miembro de los Comités de Asuntos de Veteranos y Servicios Armados del Senado. "Si bien nunca podremos deshacer las décadas de injusticia que estos veteranos han soportado, podemos hacer lo correcto con los sobrevivientes restantes al garantizarles una atención médica completa y una compensación", argumentó.

El proyecto Ley va acompañado de testimonios de los veteranos norteamericanos. Caso de John Garman: "Llegué a Palomares cinco horas después del accidente. Me asignaron la ayuda a la Fuerza Aérea de EE. UU. con el fin de localizar y recuperar piezas de los restos de aeronaves y para recoger tierra de la capa superficial del área y colocarla en tambores. En ningún momento, durante las semanas que estuve en el lugar del accidente, me ofrecieron ropa protectora o equipo respiratorio. Desarrollé numerosos problemas médicos, incluido el cáncer. Desde 1981, se me han negado todas las reclamaciones que presenté relacionadas con la exposición a la radiación".

Tras el desastre de Palomares, el Congreso de los Estados Unidos aprobó una serie de leyes para beneficiar a los veteranos que fueron expuestos en determinadas situaciones o conflictos, como la Guerra de Vietnam o las pruebas atómicas en Nevada, pero no existe tal ley para los hombres que limpiaron Palomares.

"No se habló sobre la radiación o el plutonio o cualquier otra cosa", explica Frank B. Thompson, un trombonista de 22 años, que pasó días buscando campos contaminados sin equipo de protección o incluso sin ningún cambio de ropa. "Nos dijeron que era seguro, y que eran lo suficientemente tonto, supongo, creer en ellos". El testimonio está publicado íntegramente en el reportaje que el diario norteamericano New York Times.

Si los militares presentes en Palomares pudieran demostrar que fueron perjudicados por la radiación, el gobierno de los Estados Unidos sufragaría todos los costes de su cuidado y recibirían una pensión por invalidez.

La primera y única descontaminación de Palomares fue una tapadera. De los nueve kilogramos de plutonio que cayeron sobre la pedanía de Cuevas del Almanzora, los norteamericanos apenas se llevaron 270 gramos, eso sí, repartidos en un total de 4.810 barriles. De estos, 4.808 fueron enterrados en un cementerio nuclear estadounidense y dos se enviaron a laboratorios de Los Álamos, en Nuevo México, para que se examinada su contenido.

Tras una semana sin que la zona fuera protegida, los norteamericanos fingieron una especie de limpieza con la no llegaron a retirar ni un kilogramo de material radiactivo dejando el resto allí.

El caso Palomares está aún por descubrirse. Las mentiras y el secretismo se llevan la mayor parte de la información de lo que pudo ser una tragedia de terribles consecuencias, pues, hasta que en la Segunda Guerra Mundial no se hizo uso de armas nucleares en Japón, este había sido el mayor desastre nuclear hasta el momento.

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