Almería

Emotivo canto al pueblo de Turre y a su Sierra Cabrera

  • El doctor Blas Carrillo abre las Fiestas en honor a San Francisco de Asís con un memorable Pregón

Era la noche de apertura, la que daba paso a las fiestas de Turre en honor a su Santo Patrón San Francisco de Asís. El alcalde, Arturo Grima, tras agradecer la presencia de los Alcaldes de Pulpí y de Garrucha, además de a los Concejales turreros "que han hecho posible la celebración de las fiestas de Turre en honor al patrón San Francisco de Asís", confiaba el atril al Pregonero de las Fiestas, el doctor Blas Carrillo, médico especialista en Ginecología y Obstetricia, Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología del Complejo Hospitalario Torrecárdenas, descendiente de una generación de médicos que él rememoraba "mi casa ya no está pero aquí estuvo siempre donde yo viví y mi padre ejerció como médico de este pueblo. Sí está la casa que vio nacer en 1884 a mi abuelo Blas y ser luego médico de Macael y la casa, pues, donde vivieron y ejercieron como médicos mi bisabuelo Bartolomé en 1880 y mi tatarabuelo Blas en 1849 aquí en Turre, donde uno vuelve con la vieja corbata y el reloj que me atrasa". La plaza de Turre se silenciaba en correspondencia a un Pregonero con el alma abierta, con el amor vibrante, delicado, de hombre, humano, en un grito sostenido, besando la vida para dar gracias, para creer honrando la historia, los antepasados, la mujer, la vida, el querer, la amistad, la tierra, el cielo.

El doctor Blas Carrillo ama las artes, la literatura, la pintura, pero, sobre todo, profesa amor y cariño a Turre. Así, son múltiples las donaciones que el doctor Blas Carrillo ha efectuado al Ayuntamiento y a la iglesia parroquial de la Purísima Concepción, entre las que destaca la magnífica vidriera única en el mundo por su temática, la concepción de la Virgen María, y la técnica empleada en su ejecución. "He insertado esa estampa de la Vida en una ventana de la Iglesia, en un Rosetón, en un Vitral. Ahí está, en el pueblo donde mi padre ha dado la vida. Donde mi padre y mi madre reposan para siempre. Ese es el anhelo último del ser humano que busca la trascendencia que abrace su cuna y lo devuelva a la Esencia que colme su deseo de Unidad con la Vida. Luego el tiempo pasa un poco más y la caduca existencia deja en los vivos la sensación de no haber abrazado todo lo necesario a quienes tuvimos ocasión. Hagámoslo ahora". La pasión del Pregonero prendía en las buenas gentes de Turre que seguían la ceremonia, unos de pie, acomodados los más en dos hileras de asientos con un pasillo entre ambas por la que más tarde harían el desfile las Reinas Infantil y Juvenil de las Fiestas y sus Damas de Honor.

"Llevo Turre, tu Vitral del rosetón en mis entrañas. Es la foto del ser besando La Vida. Ahí está. La fascinante seducción de la existencia. Y ahí he dejado mi pensamiento, chorreando el Amor, la Vida, y la Belleza...La Ciencia, el Arte y Teología y hasta el dolor púrpura rotundamente humano, entre frescas fresas de sol y risas. Pintando en el templo el amor que se dibuja en cada mujer pariendo, ayudándola a asomar su fruto caliente para ponerlo en sus brazos de madre y que suene el llanto jubiloso del nacer a la vida y la emocionada risa de la madre que toma a su hijo y lo mira por vez primera". "¡A la Feria turreros! ¡A la Feria!".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios