Almería

Enigmática efigie femenina en la fuente monumental de Vera

  • Con este elemento patrimonial se daba término a las obras de abastecimiento de agua a la ciudad de Vera comenzadas en el año 1874

El conjunto de fuente y estatua de la Plaza Mayor de Vera conoce de las glorias, también de las desdichas, de la localidad y de sus vecinos porque de un modo u otro todos, absolutamente todos, han dado, dan, vía libre a sus pensamientos cuando la miran sin ver o ven la fachada principal de la iglesia. Quien más quien menos, alguna vez se ha sentado en los bancos de forja de la Plaza. A poco que se disponga el oído se percibe el rumor de los chorros de agua que fluyen de los angelotes. La estatua que culmina la fuente, una figura de mujer estilizada, enigmática, como surgida de una concha y que sostiene con sus brazos a un cisne sobre su cabeza, atrae poderosamente la mirada del viandante o de quien descansa en algún banco de fragua de la plaza.

Bodas, Semanas Santas, mítines, mercados, se han arremolinado en torno a la fuente. Según Domingo Ortiz y Lorenzo Cara, en su libro 'Vera, Agua y Suelo' editado por Arráez, la fuente principal en la Plaza Mayor se trata de una obra parisina de 1878 y fue la última en levantarse, tras el Caño del Molino y los pilares de las plazas de las Verduras o de la Puerta de Arriba, Convento, Hospital, Puerta de Abajo, Calle Ballesta y la fuente monumental de La Glorieta.

Con la fuente monumental de la Plaza de la Constitución se daba término a las obras de abastecimiento de agua a la ciudad de Vera que habían comenzado en el año 1874 con la construcción del partidor principal bajo una caseta, y la galería de limpias. El presupuesto de distribución de las aguas y construcción de siete fuentes en la ciudad fue redactado en el año 1873 por el arquitecto provincial Enrique López Rull con una cantidad de 21.659 pesetas. El contrato entre la empresa adjudicataria del abasto Enrique Gouthiere, de París, sobre aprovisionamiento de conductos y fuentes para el agua corriente de la ciudad se firmó en abril de 1874.

Así mismo, se contrataron las fuentes 'de vecindad' o económicas, de hierro fundido bronceado, a un precio de 600 pesetas y la fuente monumental, modificada con el añadido de una tazas a 6.000 pesetas, todo según modelo de catálogo. El precio total del material ascendía a 49.761 pesetas, importe del que se abonaría el 50 por ciento a su llegada a Almería.

La fuente monumental de Vera es y está por su emplazamiento ante la fachada principal de la iglesia de la Encarnación, declarada Bien de Interés Cultural en el mes de marzo del año 2000. Ahora bien, si la historia de Vera ha estado irremediablemente ligada a la historia de las catástrofes naturales en el sureste español, baste citar que la ciudad que un día naciera a orillas del mar Mediterráneo con el nombre de Bayra para trasladarse después al cerro del Espíritu Santo, resultó completamente destruida en el terremoto del 9 de noviembre de 1518, en lo que supuso el mayor desastre natural vivido por la ciudad, no es menos el empeño de Carlos I en levantar de nuevo la ciudad.

Así, se comenzó la reconstrucción de Vera con la edificación de una iglesia fortaleza en primer lugar para la defensa de la población que tendría que sufrir las rebeliones musulmanas a mediados del siglo XVI desde las Alpujarras y ataques piratas por sus costas. Entre los años 1521 y 1524 el arquitecto Francisco Capilla dirigió a los alarifes moriscos que levantaron el templo. El aspecto de fortaleza es muy acusado, presenta al exterior toda la imagen de un castillo fuertemente defendido, con sus torreones en los ángulos, y sus muros altos y macizos. Los huecos serán verdaderas saeteras, y la decoración extraordinariamente sobria, careciendo de portadas o cualquier otro elemento que pudiera hacer el templo más vulnerable.

La Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, es un templo aislado, de una sola nave rectangular dividida interiormente en cinco tramos por pilares de fuerte resalte, en cuyos ángulos se sitúan potentes torres de planta cuadrada. Las entradas, protegidas por la altura de su rasante, más elevada que la general de los terrenos que rodean el templo, son dos y se sitúan en el lateral norte, la principal, y otra secundaria, a los pies. Las portadas son simples huecos recortados sobre el muro, con un arco de descarga sobre el dintel. Lo más destacado de la fachada lateral, en cuanto a decoración, lo constituye una moldura que recorre la parte superior y un grupo de tres escudos, al parecer correspondientes al papa Adriano VI, al rey Carlos I de España y al obispo Diego Fernández de Villalán, éste es el único que se conserva en la actualidad.

Respecto a su interior, queda organizado en una sola nave en cuyos muros se disponen columnillas muy delgadas que recorren la parte frontal de los pilares para terminar en una moldura. Las bóvedas son de crucería cuatripartitas y, en el presbiterio, de terceletes. A los pies del templo se coloca el coro, que descansa sobre una bóveda de lunetos. Los materiales empleados en la construcción son el ladrillo y cajones de mampostería, intercalando en algunos puntos, especialmente en las partes altas y en las torres, paños de sillares o sillarejos.

Su condición de iglesia fortaleza favoreció la creación de un acuífero bajo el suelo que permitía suministrar de agua a los refugiados en caso de ataque o asalto. No existe por tanto, ningún cementerio propio de la época.Además de bonitas tallas como la de San Cleofás, patrón de la ciudad, o San Antón, entre otras, se puede admirar en el interior del templo el bello retablo barroco en madera y oro que contiene otras obras del mismo período como son el retablo de la Anunciación y la Virgen con el niño. Cabe destacar repetidamente que en la visita a la iglesia y al entorno merece especial interés el retablo mayor de estilo barroco realizado en madera sin policromar.

La vida, los acontecimientos más notables de la ciudad veratense, casi siempre se han desarrollado en torno a su fuente monumental al estar flanqueada por la iglesia de la Encarnación y el Ayuntamiento, dos instituciones que han tenido, cada cuál en su momento, y tienen decisiva influencia en el devenir de la historia más reciente de Vera.

Podría decirse que la plaza Mayor y su fuente monumental son el corazón de la ciudad de Vera.

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