En buenas manos

¿Entonces soy pronador o supinador?

  • Las formas de pisar. ¿Se ha preguntado alguna vez si su forma de pisar es la misma en ambos pies? ¿Por qué entonces nuestra forma de hacerlo nunca es la correcta?

¿Entonces soy pronador o supinador?

¿Entonces soy pronador o supinador?

Como si de un rasgo de personalidad se tratase, hace un tiempo se puso de moda la idea de comprar calzado deportivo en función de la pregunta: ¿es usted pronador o supinador?. Por desgracia o por suerte el cuerpo humano es demasiado complicado y la pregunta no se ajusta a esta complejidad. Si me permiten hoy hablaremos sobre el pie y aportaremos soluciones desde el Instituto de Salud y Calidad de Vida (INSACAVI).

Breve clase de anatomía para no especialistas en la materia. Nuestro pie se puede dividir en tres partes, retropié (lo que llamamos el talón), mediopié (bóveda plantar) y antepié (huesos de tarso y falanges de los dedos). Las tres partes están separadas por dos articulaciones, la de Chopart (entre el retropié y mediopié) y Lisfranc (separa mediopié de antepié). La idea de esta clase acelerada de anatomía es para explicar que el concepto comercial pronador/supinador se fundamenta principalmente en la posición que adoptan los huesos del mediopié o bóveda plantar. 

Si hay mucha supinación en el mediopié la tendencia es tener un excesivo pie cavo –aumento de la bóveda plantar- por el contrario tener mucha pronación equivale al pie plano –disminución de la bóveda plantar-. Este exceso defecto en ocasiones supone más de un quebradero de cabeza a padres cuyos hijos sufren este problema. 

¿Se ha preguntado alguna vez si su forma de pisar es la misma en ambos pies?

En todos mis años de experiencia créanme que nunca he conocido a ninguna persona que apoye por igual con ambos pies. Si encuentra alguien con esa capacidad probablemente esté delante de un extraterrestre con forma humana digno de meterlo en una vitrina con un letrero que diga: ¡¡No tocar, ser de otra galaxia!!. 

Resumiendo, el concepto de pronador/supinador es un buen eslogan de empresa, pero a efectos prácticos incorrecto. La experiencia clínica evidencia que no es raro por ejemplo encontrar pacientes con su mediopié derecho en cavo y el izquierdo en valgo. Incluso aún se puede complicar más, porque el retropié y el antepié a su vez también pueden tener tendencia al varo y/o al valgo. Por este motivo al final nos podemos encontrar un pie mirando para Cuenca y el otro a Cantabria. 

¿Por qué entonces nuestra forma de pisar nunca es la correcta? Aunque suene raro lo que voy a escribir no es necesario tener un problema en el pie para pisar mal, al contrario, pisamos mal porque ¡el problema/causa puede no estar en el pie!

Imagínese una gacela en la sabana africana con un dolor en una pata, posiblemente en esta situación no pueda escapar si es atacada por un león. Si consigue escabullirse en cuanto le sea posible buscará algún lugar para relajarse y evitar generar un gasto de energía innecesario

Los humanos en este sentido no somos tan distintos a los animales, el Sistema Nervioso (SN) siempre intenta evitar el dolor y gastar la energía justa. Ahora se estará preguntando: ¿Qué tiene que ver lo que acabo de explicar con los pies?. A lo largo de la vida vamos sufriendo diversos golpes o traumatismos en zonas del cuerpo y acumulando toxinas en el interior que dificultan la óptima movilidad de nuestros tejidos (músculos, ligamentos, tendones, etc.). 

Además para evitar no sentir dolor el SN activa un mecanismo consistente en no permitir que la zona dolorida se mueva demasiado, ¿quién son al final los que paga los platos rotos de la falta de movimiento en otras partes del cuerpo?: los pies. Si alguna vez se ha mirado al espejo, ha intentado mantener una postura más anatómica sin doblar la espalda y ha notado que está “torcido” a pesar de haber mejorado esa postura al colocarse “más recto”, ha comprobado lo que acabo de explicar, su cuerpo hace tiempo ha comenzado a perder movimiento y se está volviendo rígido. 

Soluciones INSACAVI 

Si quiere saber cómo es su pisada hay una manera sencilla de saberlo, vaya al zapatero de su casa y mire el estado de la suela de las zapatillas deportivas que más usa, comprobará que las suelas están más gastadas en determinadas zonas. Corresponden a las partes del pie en las que hace más presión. Seguro que en esas zonas presenta más “durezas” o “callos”. 

Si sus hijos o usted tiene problemas en los pies y está pensando usar plantillas, debe saber que no son 100% recomendables, no siempre son la mejor ni la única opción, es necesario ver su caso concreto. En la mayoría de las ocasiones las deformidades en los pies, salvo las debidas a problemas neurológicos, se deben al exceso de tensión e hipomovilidad en otras partes de cuerpo, como consecuencia se genera mucha rigidez, tensión y dolor en su base plantar. En este sentido es muy recomendable aprender técnicas prácticas para relajar todos los tejidos que se originan y/o se insertan en sus pies. Las mejorías que se consiguen son excelentes, su manera de pisar cambia totalmente y el dolor puede llevar a desaparecer. Para conocer más al respecto puede visitar la web: www.insacavi.com.

"Me gustaría dedicar el artículo de hoy a Don Eduardo Mena, recientemente fallecido”

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