Almería

Un vendedor ambulante senegalés: “Aún hay mucha xenofobia en Almería”

  • Modou Mboul es un senegalés que ha trabajado toda su vida vendiendo en los mercadillos ambulantes de nuestra provincia, en la que ha encontrado el rechazo durante 39 años por ser inmigrante.

Entrevista a un vendedor ambulante inmigrante

Entrevista a un vendedor ambulante inmigrante / Rubén García Felices

Modou Mboul Dieye Diop nació en Mbacké, municipio de la región senegalesa de Diourbel, y desde principios de 1982 vive en España. Con estudios de primaria, llegó a Barcelona buscando una vida mejor como tantos jóvenes africanos, para crear una familia y salir adelante. Un año después vino a Almería y desde entonces está aquí. A sus 59 años, casado y con tres hijas, su historia es la de un hombre que ha salido adelante trabajando duro, aceptando las condiciones de adversidad y luchando contra ellas. Por un lado, ha tenido que enfrentarse muchas veces a actitudes xenofóbicas y racistas por parte de los almerienses, y por otro, a una barrera de lenguaje y a las dificultades de encontrar empleo. Modou Mboul es ante todo un hombre de paz, prudente y humano, que se declara musulmán, fiel practicante del Corán. Reza cinco veces al día y hace su mes de Ramadán. Actualmente tiene la nacionalidad española, vive en Aguadulce (Roquetas de Mar) y junto a su mujer se dedica a la venta ambulante en mercadillos de una gran variedad de bolsos, carteras de señora y cinturones.

 

"A veces cuando paso por la calle donde vivo, algunas personas se cruzan de acera y otras echan la mano al bolso”

-¿Cuál es la historia de Modou Mboul? ¿Por qué decides venir a España?

 

-Me crié en Senegal en el seno de una familia polígama y soy el primero de ocho hermanos de una misma madre. Mi padre tenía cuatro mujeres y muchos hijos, mi madre era la cuarta mujer. Recuerdo que vivía en una casa muy grande con 7 dormitorios. Mi padre era militar y combatió en la Segunda Guerra Mundial en Francia y Alemania contra los nazis. Con 19 años me vine a España con un visado de turismo para buscar trabajo y quedarme, primero estuve un año en Barcelona y luego me vine a vivir aquí a Almería. En esta ciudad conocí a mi actual esposa, con la que me casé en julio de 2008. Tengo tres hijas (Fati, Yara y Marga) de un matrimonio anterior y dos nietos. Fati es abogada y trabaja de funcionaria de prisión en Murcia, Yara es maestra de infantil en Valencia y Marga está desempleada. Nogaye Ba Lo, mi mujer, también es senegalesa, y ambos somos de religión musulmana. Yo antes de venir a España estudié el Corán, y lo sigo leyendo, también rezo el rosario cada día, soy un musulmán practicante. Cada año intento ir a Senegal a visitar a mi madre y hermanos; mi padre falleció en 2005. Lo más duro de ser inmigrante es que te comuniquen que un familiar tuyo que vive en tu país de origen ha fallecido y que ya no está más en este mundo.

 

-¿Cómo fueron tus primeros días y meses viviendo en España?

 

-Cuando llegué a España no hablaba ni una palabra de castellano y señalaba con la mano lo que quería. Me vine a la casa de un primo que vivía en Barcelona, y para poder ganarme la vida vendía por la calle relojes, figuras de elefantes de madera y bisutería. Aprendí a integrarme en un país con costumbres muy diferentes a las mías.

 

-Actualmente, ¿qué opinas de los inmigrantes que llegan a España? ¿Crees que sufren racismo o rechazo por parte de los españoles?

 

-Sí, creo que la gente es cruel con los que somos diferentes o de otra etnia. No sé si es racismo o no, pero es así; o tal vez sea un problema derivado del desconocimiento intercultural. La mayoría de los inmigrantes que llegan a España lo hacen para trabajar, pero son objeto de discriminación especialmente en los ámbitos de la vivienda, la educación, la salud, la seguridad social y el trabajo.

 

-¿Te sientes acogido por la sociedad almeriense? ¿Qué esperabas de Almería y que has encontrado?

 

-La verdad me siento desplazado por la sociedad. Personalmente me resulta muy difícil el poder integrarme en esta provincia, porque hay muchos almerienses que aún no aceptan a las personas de color. Es una triste realidad pero es así. Me atrevo a decir que en Barcelona son más tolerantes con los inmigrantes, por lo menos así lo he visto yo. Pero aún así al llegar a España sufrí el rechazo de la gente. En Almería te juzgan sin conocerte y sin saber de ti. A veces cuando paso por la calle donde vivo, algunas personas se cruzan de acera, y otras se echan las manos al bolso, me tratan como si fuese un delincuente. El que no se fía de mí no es de fiar y que hagan esto me parece una falta de respeto y de educación hacia un vecino. Cuando me mudé a Aguadulce fue muy duro, me tomaban por ocupa. Caminaba en el pasillo y recibía miraras raras y desagradables. Mi familia y yo no somos delincuentes, pagamos el alquiler de nuestra vivienda como cualquier otro ciudadano almeriense. Tan solo reclamo que se nos trate según nuestro comportamiento, no por la raza o el color de piel. Sinceramente esperaba más generosidad, pero aquí nadie ayuda a nadie, si bien hay excepciones, en general es así como lo digo. De donde yo vengo todos nos echamos una mano mutuamente.

 

-Ahora centrémonos en tu trabajo. ¿Cuándo y por qué tomaste la decisión de ejercer tu labor como vendedor ambulante?

 

-Empecé a trabajar en 1985 en el mercadillo del barrio de Pescadería, en Almería. Era autónomo. Tomé esta decisión porque no tenía otro trabajo, era muy joven y no había aprendido ningún oficio.

 

Modou Mboul Dieye Diop Modou Mboul Dieye Diop

Modou Mboul Dieye Diop / Rubén García Felices (Almería)

-Cuéntame: ¿qué tipo de productos o cosas vendes? ¿Y cómo consigues estos artículos?

 

-Vendo bolsos, monederos, cinturones, bisutería y artículos de regalo en general. Los compro en los grandes almacenes, para ello me desplazo a distintos polígonos industriales de Málaga, Granada y Alicante.

 

-¿En qué lugares o puntos de venta te pones regularmente? ¿Y cuál suele ser tu horario habitual de trabajo?

 

-Los lunes me pongo en el mercado de la Bola Azul, los martes en el que hay junto al Estadio de los Juegos Mediterráneos, los miércoles en el mercadillo de El Ejido, los jueves en el de Roquetas de Mar, los viernes en el mercadillo de Los Ángeles, los sábados en el mercado que está junto al Auditorio Maestro Padilla, y los domingos en el mercadillo de Vícar. Todos los días de ocho de la mañana a dos del mediodía.

 

-¿Existe algún tipo de cuota que debas pagar a los ayuntamientos por los espacios que ocupas?

 

-En todos los puestos de mercadillo ambulante se paga una cuota anualmente. Esta cantidad de dinero varía dependiendo de cada ayuntamiento.

 

-¿Cuántas personas dependen económicamente de este negocio?

 

-Mi mujer y yo únicamente porque mis hijas son mayores de edad y están independizadas.

 

-¿Cuánto es el ingreso en un día normal? ¿Cuánto en un día bueno? ¿Y en un día malo? ¿Te cuesta llegar a fin de mes?

 

-Pues desde 2019 que llegó el coronavirus a nuestras vidas, no hay ganancias solo pérdidas. Un día muy bueno puedo ganar unos 50 euros, pero un día malo no me da ni para pagar la gasolina de la furgoneta donde transporto la mercancía. De verdad que lo paso mal. Para mí no existe el llegar a fin de mes, sino el "llegar a fin de semana".

 

-¿Las condiciones del ambiente (el sol, la lluvia, el viento, etc.) dificultan tu venta? Explícame.

 

-El sol del verano es muy insoportable cuando pasas el Ramadán trabajando en el mercadillo sin poder beber una sola gota de agua. En cuanto al viento y la lluvia, es un inconveniente en todos los sentidos, y aquí en Almería siempre hace viento, además los días que llueve no puedo trabajar, por suerte estamos en una zona que llueve muy poco.

 

-Como vendedor autónomo, ¿has solicitado algún tipo de ayuda económica a algún ayuntamiento?

 

-Sí, al Ayuntamiento de Roquetas de Mar, donde estoy empadronado. Lo hice el año pasado y también este, pese a que no he recibido aún nada.

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