Escapa de la demolición el viejo convento de Las Adoratrices

El Ayuntamiento de Almería y las monjitas de Las Adoratrices han cerrado, tras varios meses de negociación, el acuerdo definitivo que libra al antiguo convento de su desaparición del mapa urbano de la capital. El edificio pasará a ser titularidad municipal mediante este nuevo convenio, que ha recibido el visto bueno unánime de la Gerencia de Urbanismo y que será elevado a Pleno, convocado por el alcalde para el próximo lunes 27 de mayo.

Aunque sus pilares soporten aproximadamente un siglo de antigüedad, el convento de Las Adoratrices no goza de la protección del catálogo de bienes del Plan General de Ordenación Urbana vigente. De hecho, las previsiones de futuro para este inmueble eran bien distintas el pasado año, cuando en octubre, el concejal de Economía y Territorio, Pablo Venzal, llevaba a Pleno un convenio en el que se dejaba en el aire la conservación de este edificio, que podía ser derruido para la construcción de viviendas.

El Ayuntamiento suspendió este acuerdo cuando iba camino de su aprobación definitiva. Contemplaba el cambio de calificación del suelo del solar para permitir la construcción de vivienda libre y de protección oficial sobre una parcela de 13.554 metros cuadrados.

Nada se decía en concreto, sin embargo, sobre el futuro del convento. De hecho, en su primera entrada por Pleno, pasó desapercibido por los grupos de la oposición. Pero no para el historiador Antonio Sevillano. Su artículos, publicados en Diario de Almería, despertaron la voz de alarma y las protestas de IU ante la posibilidad de que el inmueble fuera demolido.

Urbanismo podía perfectamente, al no estar protegido, haber continuado con el convenio tal como estaba contemplado, si bien el responsable de la Gerencia optó por suspender su tramitación y entablar un nuevo proceso de negociación que acaba de culminar con el un acuerdo definitivo. El mismo salva el edificio de Las Adoratrices de la pala, que será cedido al Consistorio. En concreto, 1.286 metros cuadrados del mismo, correspondientes a la parte del inmueble a mantener desde la línea de cerramiento a la calle y la segunda crujía, además de la capilla, tal y como consta en el acuerdo. A cambio de esta cesión, que se efectuará cuando quede aprobado el proyecto de reparcelación, el Ayuntamiento registrará la finca en el nuevo PGOU como suelo urbano no consolidado, de uso residencial compatible con terciario (locales comerciales, por ejemplo), y dotacional privado.

El Ayuntamiento se ha comprometido a rehabilitar la parte de edificio que asume, si bien no hay un uso futuro concretado. "Aún es pronto, primero hay que esperar a que se apruebe el PGOU para que el acuerdo se haga efectivo", explica Pablo Venzal.