Esculturas en la prisión para materializar la libertad de los internos
Diez reclusos participan en la segunda edición del taller 'Esculpir la Libertad", impartido por Frans Wuytack
El arte es una forma de libertad en sí misma. Ya sea verso a verso, pincelada tras pincelada o a golpe de cincel, hace que la imaginación y las inquietudes se materialicen y las personas que las llevan a cabo crezcan cada vez más. Eso es algo que tiene claro el centro penitenciario El Acebuche, que por segundo año consecutivo ha desarrollado el taller 'Esculpir la Libertad', del que se encarga del escultor belga Frans Wuytack, un exsacerdote y escultor afincado en Las Negras que ha hecho que diez internos "se encuentren a sí mismos".
Un objetivo que ya buscó el año pasado con otros ocho reclusos que, junto a los participantes en la última edición de esta actividad, han dejado una colección de 35 esculturas que han sido agrupadas en la exposición 'Momentos', exhibida en la sala de exposiciones de El Acebuche y que en los próximos meses estará en las dependencias de la Diputación Provincial de Almería.
Wuytack, a pesar de sus 82 años, desprende la energía y juventud del revolucionario que apoyó a los más necesitados en Caracas, lo que le costó el ser declarado persona non grata por el gobierno venezolano. Y es que su larga trayectoria de premios internacionales de arte, entre ellos cuatro medallas de oro en escultura en certamen de Arte de Mérito Europeo, o la medalla de oro de la Academia de las Ciencias Humanistas de París, y exposiciones por todo el mundo, no han arrebatado a este belga la pasión por ayudar a los más necesitados.
Así, no lo dudó un segundo cuando el director de El Acebuche, Miguel Ángel de la Cruz, le propuso llevar sus conocimientos y su arte a los reclusos del centro a través de un taller impulsado por Pastoral Penitenciaria. "El arte es lo que hace vivir. Hemos convivido durante dos meses y nos hemos encontrado a nosotros mismos en un viaje que no termina en la escultura", asegura, mientras recuerda cómo "algunos pensaban que los presos se irían a fumarse un cigarrillo a la media hora".
Sin embargo, mantiene que "han hecho arte. Hay arte dentro de cada uno porque tenemos imaginación y creatividad. El arte es una fuente que debemos desarrollar porque nos hace más humanos y nos da confianza".
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