Desde la reposición el 20 de octubre de 1962 por el cuadro lírico de Ecuación y Descanso no se había alzado el telón para aplaudir la zarzuela andaluza En mi jaca jerezana, de Rafael Barco y libreto de los también almerienses Ramón Guijo y José Mª Rull, estrenada el 18 de diciembre de 1935 fue en el teatro Cervantes, precedida de una inusitada expectación. Y es que el Maestro Barco fue durante decenios un firme bastión de la música culta y popular almeriense: compositor, profesor, pianista y director de banda y orquestas.

Maestro Rafael Barco

Hijo de José y Antonia, “labradores del lugar”, Rafael Barco Molina vino a la vida el 26 de diciembre de1903, en Fuente Victoria (primitivo Presidio del Andarax, en el que habitó el rey Boabdil antes de su exilio forzoso al Magreb), próxima a la Laujar del poeta Francisco Villaespesa, al que conoció y admiraba. Al fallecer su padre, la familia –de sólida tradición musical en la que también destacó su hermano José- se trasladó a la capital. Bajo la batuta de Manuel García Martínez, maestro de Capilla de la catedral, se inició en los secretos del solfeo como alumno privilegiado de los Seises. Lo compaginó con la Academia Musical de Bellas Artes de Cádiz, donde perfeccionó la técnica de la flauta. A los 14 años entró de “educando” en la banda municipal de Almería, fechas en las que comenzó su idilio con el piano de la mano de dos reputados profesores locales: José Sánchez de la Higuera y Antonio Alonso. Superados los exámenes fin de carrera, se centró en los estudios de armonía con Eusebio Rivera y, en Madrid, con Emilio Vega y Ricardo Delgado. De su estancia madrileña regresó al comienzo de la guerra, sufriendo los efectos de los bombardeos aéreos, de cuyas resultas arrastraría una minusvalía física en forma de acentuada cojera.

Instalado definitivamente en la capital, es nombrado profesor del Colegio Ave María, director de la Escuela de Música del Ayuntamiento, del Cuarteto y Quinteto de Cámara y de las bandas del Colegio Virgen del Pilar, de Diputación. Resulta difícil detallar su catálogo de pentagramas De piezas sacras (Salve a la Virgen del Mar, Siete Dolores de la Soledad o Plegaria a la Virgen de Gádor) a composiciones clásicas, populares y andaluzas. Citada su admiración hacia Villaespesa, debemos añadir la amistad cultivada con la práctica totalidad de músicos contemporáneos: Gaspar Vivas, José Padilla, Ortiz de Villajos, Francisco Gomis, Leseduarte, Sánchez de la Higuera, Antonio Cuadra, Barceló, Berenguel, Algarra, Ruíz de Padilla, Richoly o Manuel del Águila.

Asiduo concertista en la Biblioteca Villaespesa, Catedral, Casino Cultural, cafés Colón y Español o balnearios Diana y San Miguel, Educación y Descanso o Festivales Internacionales de la Costa del Sol en Almería. La suite <Almería Moruna> (Amanecer, Danza Mora y Fandangos) y la referida <En mi jaca jerezana> fueron las composiciones de las que más íntimamente se sentía satisfecho.

Los reconocimientos a su persona fueron justos y oportunos: Hijo Predilecto de Fondón, Adoptivo de Almería; mención honorífica de la Tertulia Indaliana, Ateneo o Amigos de la Catedral, Uva de Oro de la Casa de Almería en Madrid, Premio Bayyana... Rafael Barco Molina falleció en Aguadulce el 5 de marzo de 1995 y con su figura se marchó la clave de los entresijos musicales de la pasada centuria. En la plaza Jaruga tuvo su domicilio familiar, en el que daba clases particulares.

Prolífica saga pictórica

Bernardo Martín del Rey

Para descubrir la personalidad del pintor y dibujante Emiliano Godoy Godoy nadie mejor que su nieto. Dionisio Godoy Rollón, acuarelista, con numerosas exposiciones en su haber (Celia Viñas le prologó el catálogo de la primera en 1954), galerista de arte pionero en la ciudad, cofundador del Ateneo e investigador de la pintura provincial, con dos libros de obligada consulta: Artistas andaluces en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes 1856-1936 y Diccionario biográfico de artistas almerienses 1800-1900. De su abuelo resumía en el Diccionario Biográfico del IEA:

Sus temas preferidos son las escenas costumbristas, paisajes y composiciones florales llenas de frescura y riqueza de colorido. Debido a sus largas estancias en Granada, se le cita frecuentemente en diversas publicaciones y estudios como pintor granadino. Alcanzó un elevado dominio técnico en sus cuadros de composición con palomas, considerándole, en este tema, junto a José Ruiz Blasco, padre de Picasso, uno de los mejores pintores de la época. A finales del siglo XIX una muestra de su pintura colgaba ya en los museos de Sevilla y Murcia. Su obra estuvo presente en la Exposición Universal de París de 1878, con un cuadro enviado desde Roma, donde residía por aquel entonces. Concurrió también a las exposiciones nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid desde 1856. En 1892 participó en la que se consideró la primera celebrada en Almería. A través de otro de sus ocho hermanos y de su hijo Rafael, buen dibujante y destacado miniaturista, su estela artística se transmitió a sus descendientes.

Nacido en Fondón el 3 de febrero de1840, se casó en 1885 con María Pérez de Perceval Carbonell, con la que tuvo dos hijos: Ana y Rafael. Falleció en la capital el 29 de octubre de 1912.